Dilma Rousseff está acusada de aumentar el gasto público en plena campaña para la reelección sin la autorización del Congreso
La comisión especial del Senado ha votado este viernes a favor de celebrar un 'impeachment', juicio político, contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. A la mandataria se le acusa de aumentar el gasto público en plena campaña para la reelección sin la autorización del Congreso.
La comisión especial ha decidido, por 15 votos a favor y cinco en contra, respaldar la posición del relator del 'impeachment', Antonio Anastasia, que el miércoles adujo que "hay indicios suficientes de autoría y materialidad" para abrir un juicio político a Rousseff. El pleno del Senado votará la próxima semana --previsiblemente el miércoles-- sobre la posición de la comisión especial. Al menos 41 de los 81 legisladores que componen la cámara alta tendrán que apoyar el 'impeachment' para que el proceso siga adelante.
La comisión especial ha decidido, por 15 votos a favor y cinco en contra, respaldar el proceso de juicio político
Lea también: ¿Habrá juicio político para Dilma Rousseff? Día clave en el Senado de Brasil
En este escenario, Rousseff quedaría cesada temporalmente y su vicepresidente, Michel Temer, también amenazado por un juicio político por autorizar créditos públicos sin el consentimiento del Congreso, asumiría el cargo de forma interina. Tras una investigación de un máximo de 180 días, se celebraría un juicio político en el Senado dirigido por el presidente del Tribunal Supremo. Si dos tercios de los senadores (54), habiendo un quórum de 42, respaldan la destitución, ésta será definitiva.
ESCÁNDALO EN LA POLÍTICA BRASILEÑA
A la mandataria le ha sido complejo sobrevivir políticamente frente al mayor escándalo de corrupción que ha vivido Brasil y a la peor recesión del país desde la década de 1930, segúnReuters. Su salida marcaría también el final de 13 años de gobierno del Partido de los Trabajadores, iniciados bajo la administración de su mentor y predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
A Rousseff no se le ha acusado de corrupción, su Gobierno ha sido afectado por un gran escándalo de sobornos en la Petrobras, además de la recesión. Los detractores de la impugnación afirman además que a Rousseff se la acusa de una maniobra presupuestaria aplicada comúnmente por muchos funcionarios electos en Brasil, apunta por su parte Reuters.
Así la acusación, básicamente, es por maniobras fiscales en el cierre de 2014 y 2015 que habrían servido para maquillar las cuentas y retrasar el pago de préstamos del gobierno a bancos públicos. "El Ejecutivo se defiende diciendo que no cometió ningún delito de responsabilidad, que en todos los gobiernos anteriores se había cometido ese tipo de maquillaje de cuentas para intentar encajar presupuestos, y que sólo a ella se la juzgaría por eso", destaca al respecto El Mundo.
En todo caso, la batalla por el juicio político ha paralizado las iniciativas gubernamentales en Brasilia, a menos de cien días de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y en medio de una batalla contra la epidemia del virus del Zika, que ha sido asociado con defectos de nacimiento en recién nacidos.
Lea también: La campaña de Rousseff recibió donaciones no declaradas de una constructora brasileña
Lea también: El Congreso de Brasil inicia el proceso para destituir a Dilma Rousseff
Este proceso ha provocado un agrio enfrentamiento entre Rousseff y el vicepresidente MicheTemer, que puede desestabilizar a cualquier futuro gobierno y hundir a Brasil en meses de incertidumbre
LA PEOR RECESIÓN DESDE 1930
Además, la disputa por la impugnación, que ocurre en medio de la peor recesión en el país desde 1930, ha dividido al país de 200 millones de habitantes. También ha provocado un agrio enfrentamiento entre Rousseff y el vicepresidente MicheTemer, que puede desestabilizar a cualquier futuro gobierno y hundir a Brasil en meses de incertidumbre.
Los sondeos de opinión muestran que más del 60% de los brasileños apoya la impugnación de Rousseff. Quienes critican el proceso opinan que se ha convertido en un referendo de los índices de aprobación de Rousseff y que marca un precedente para la expulsión de líderes impopulares. Hay que destacar que de forzar la salida de Rousseff, Brasil puede volver a destituir un presidente después de 24 años. Un hecho que ocurrió en 1992, cuando se decidió la salida del ex presidente Fernando Collor aunque en este caso sufrió un proceso de impeachment por corrupción.
Lee además:
Impeachment contra Dilma Rousseff: el real brasileño sube tras la decisión de los legisladores
Dilma Rousseff acusa a su vicepresidente de planear un golpe contra ella
Lula da Silva queda en libertad tras su interrogatorio por el caso Petrobras