Decidirá el 23 de julio si levanta o mantiene las restricciones en cuanto al reparto de dividendos
Bank of America cree que sería un hecho significativo y bienvenido que el Banco Central Europeo (BCE) decidiera levantar el veto a los dividendos, una actuación que se anunciará el próximo 23 de julio y que entraría en vigor a partir del 30 de septiembre
"De cara a la decisión sobre si levantar las restricciones de distribución, creemos que esto es importante y bienvenido", señalan desde la entidad. El BCE ha adelantado a finales del próximo mes de julio su decisión sobre si levanta o mantiene las restricciones en cuanto al reparto de dividendos y las recompras de acciones por parte de los bancos de la UE. "Presentaremos una decisión a nuestra junta el 23 de julio y la comunicaremos poco después", explicó Andrea Enria, presidente del Consejo Supervisor del BCE hace unas semanas durante una conferencia organizada por la Asociación de Mercados Financieros de Europa (AFME).
Según un estudio realizado por el banco central, su recomendación de que las entidades de la zona euro evitasen distribuir dividendos entre sus accionistas en respuesta a la incertidumbre de la crisis provocada por la pandemia tuvo un impacto adverso promedio del 7% en la valoración de las acciones de los bancos. Para Bank of America, "la sorpresa no es la conclusión", sino que que el BCE lo haya publicado, puesto que destacan que algo como que la prohibición provocó la caída de los precios de las acciones y elevó el coste del capital, sin ningún beneficio para los diferenciales de crédito, era una posibilidad que ya se discutió antes de la prohibición.
"El BCE también, con razón, reconoce los costes particulares de actuar solo en una prohibición de dividendos. Creemos que la reciente luz verde de la Reserva Federal de EEUU (Fed) para los pagos normalizados de los bancos estadounidenses enmarca el debate aún más claramente", señala la entidad.
En este escenario, Bank of America reafirma su visión positiva de varios bancos europeos incluyendo a BBVA. Y basa esta opinión sobre los bancos europeos en tres pilares. El primero es que los bancos son agentes macroeconómicos apalancados. Las economías están creciendo rápidamente. El segundo es que las valoraciones son muy bajas y se prevé que las distribuciones de efectivo sean elevadas, que comiencen pronto y de forma sostenible.
"Una decisión que elimine las restricciones el 23 de julio, como esperamos, podría ser un catalizador positivo". Por último, apuntan que las acciones clave son los bancos con altas distribuciones y altas ganancias recurrentes. Así, reiteran sus calificaciones de 'compra' en BNP, BBVA, Nordea, ING, CASA, Intesa yBank of Ireland.
INFORME DEL BCE
Los responsables del análisis del organismo europeo afirman que el impacto de su decisión no es homogéneo entre los bancos, ya que las entidades que pagan dividendos pero no generan rendimientos acordes con los requisitos de los inversores se vieron más afectadas que las que generan valor para los accionistas o aquellos bancos demasiado débiles para pagar dividendos incluso en ausencia de restricciones.
Asimismo, destacan que la evolución de las acciones de los bancos de la zona del euro en relación con los anuncios al respecto realizados por el BCE sugiere que los inversores no anticiparon plenamente el anuncio de marzo de 2020, cuando la entidad anunció su recomendación sobre dividendos y las acciones bancarias obtuvieron un rendimiento claramente inferior al del mercado en general, mientras que el patrón fue menos claro para las dos extensiones de julio y diciembre de 2020. "Por tanto, solo el anuncio de marzo permite una identificación clara del efecto global sobre las valoraciones", apuntan.
Por el contrario, las primas de riesgo crediticio implícitas en los bonos bancarios no parecieron verse afectadas por la recomendación del BCE, cuando podría suponerse que los diferenciales bajarían en principio dado que las ganancias retenidas más altas refuerzan las posiciones de capital de los bancos, reduciendo la probabilidad de incumplimiento bancario. En este sentido, reconoce que la comunicación del BCE de la prórroga de diciembre de 2020, que aclaró que la recomendación sería derogada en septiembre de 2021, en ausencia de desarrollos materialmente adversos, ya abordó tales preocupaciones en gran medida.