Prevé que este debilitamiento se prolongue durante lo que queda de 2022 y comienzos de 2023
El Banco Central Europeo (BCE) cree que los datos apuntan a que el ritmo de crecimiento seguirá siendo débil en el corto plazo. En la zona euro, prevé que este debilitamiento se prolongue hasta comienzos de 2023. En cuanto a la inflación, el organismo ve que los riesgos para las perspectivas se sitúan fundamentalmente al alza, con lo que seguirá incrementando los tipos de interés.
Así se refleja en su último 'Boletín Económico'. En él, el BCE explica que la actividad económica en la zona euro se habría ralentizado considerablemente en el tercer trimestre del año y el Consejo de Gobierno prevé que este debilitamiento se prolongue durante lo que queda de 2022 y comienzos de 2023.
"Las graves disrupciones en el suministro de gas han empeorado aún más la situación y la confianza tanto de los consumidores como de las empresas ha caído rápidamente, lo que también está incidiendo en la economía. La demanda de servicios se está moderando, tras el fuerte dinamismo registrado en trimestres anteriores cuando reabrieron los sectores más afectados por las restricciones relacionadas con la pandemia, y los indicadores de opinión sobre nuevos pedidos del sector manufacturero están descendiendo", dice el documento.
El BCE considera que el debilitamiento de la economía mundial podría representar un lastre adicional para el crecimiento de la zona euro. "Los nuevos datos confirman que los riesgos para las perspectivas de crecimiento económico están claramente orientados a la baja, en especial en el corto plazo". Y una duración prolongada de la guerra en Ucrania "sigue constituyendo un riesgo significativo". A esto se suma que la confianza podría deteriorarse más y las restricciones de oferta podrían volver a agravarse y que los costes de la energía y de los alimentos podrían mantenerse en niveles persistentemente más elevados de lo esperado.
Respecto a la inflación, afirma que la mayoría de los indicadores de las expectativas a largo plazo se sitúan actualmente en torno al 2%, "aunque las nuevas revisiones de algunos indicadores por encima del objetivo requieren un seguimiento continuo". No obstante, apunta a que los riesgos para las perspectivas se sitúan fundamentalmente al alza.
A su parecer, el principal riesgo a corto plazo es un incremento adicional de los precios minoristas de la energía. "A medio plazo, la inflación podría ser más elevada de lo esperado en caso de subidas de los precios de la energía y de las materias primas alimenticias y una transmisión más intensa a los precios de consumo, de un empeoramiento persistente de la capacidad de producción de la economía de la zona euro, de un aumento continuado de las expectativas de inflación por encima del objetivo del Consejo de Gobierno o de incrementos salariales mayores de lo previsto". En cambio, señala que un descenso de los costes de la energía y un debilitamiento adicional de la demanda reducirían las presiones inflacionistas.
Por otro lado, el organismo hace referencia al mercado de trabajo, que continuó mostrando un buen comportamiento en el tercer trimestre y cree que los indicadores coyunturales apuntan a que la creación de empleo todavía continuó en el tercer trimestre. Sin embargo, el debilitamiento de la economía podría dar lugar a un ligero aumento del desempleo en el futuro.
El BCE lanza también una serie de consejos. Opina que para limitar el riesgo de alimentar la inflación, las medidas de apoyo fiscal para proteger la economía del impacto de los elevados precios de la energía deberían ser temporales y enfocarse a los más vulnerables. "Las autoridades deberían proporcionar incentivos para reducir el consumo energético e impulsar el suministro de energía".
Paralelamente, afirma que los Gobiernos "deberían aplicar políticas presupuestarias que muestren su compromiso con una reducción gradual de las elevadas ratios de deuda pública. Deberían diseñarse políticas estructurales para aumentar el potencial de crecimiento y la capacidad de suministro de la zona euro e impulsar su resiliencia, lo que ayudaría a reducir las presiones inflacionistas a medio plazo".
Añade que "la rápida aplicación de los planes de inversión y de reformas estructurales en el marco del programa Next Generation EU contribuirá notablemente a estos objetivos".
El BCE reconoce que, en respuesta a la subida de los tipos de interés, los costes de financiación bancaria se están incrementando y los criterios de concesión se están endureciendo.
"La financiación de las empresas y los hogares también es más cara. El crédito bancario a las empresas mantiene su vigor, dado que estas necesitan financiar los altos costes de producción y acumular existencias. Al mismo tiempo, la demanda de préstamos con fines de inversión ha seguido disminuyendo. Los préstamos a los hogares se están moderando, debido a que los criterios de concesión se han endurecido y la demanda ha disminuido en un contexto de subida de los tipos de interés y de bajo nivel de confianza de los consumidores".
De acuerdo con la última encuesta sobre préstamos bancarios en la zona del euro, los criterios de concesión aplicados a todas las categorías de préstamos se endurecieron en el tercer trimestre del año, dada la mayor preocupación de las entidades por el deterioro de las perspectivas económicas y los riesgos que afrontan sus clientes en el actual entorno. Las entidades prevén que sus criterios de concesión de préstamos sigan endureciéndose en el cuarto trimestre.
¿Seguirá el BCE con su ruta? En su última reunión, celebrada a finales de octubre, el Consejo de Gobierno decidió subir los tipos de interés en 75 puntos básicos, después de las subidas de 75 y 50 puntos básicos de septiembre y julio, respectivamente. Pero prevé seguir incrementándolos "para asegurar un retorno oportuno de la inflación a su objetivo a medio plazo", con lo que las decisiones futuras del Consejo de Gobierno del BCE relativas a los tipos de interés continuarán dependiendo de los datos y seguirán un enfoque en el que las decisiones se adoptarán en cada reunión, aseguran.