También por los problemas en las cadenas de suministro y el retraso de los fondos europeos
El servicio de estudios de BBVA ha moderado las expectativas de crecimiento de España para 2021 y 2022, desde el 6,5% y el 7,0%, hasta el 5,2% y el 5,5%, respectivamente.
En las nuevas cifras pesan diversos factores negativos por el lado de la oferta, como disrupciones en las cadenas de producción, el aumento del precio de la energía o el retraso en la ejecución de los fondos relacionados con el programa ‘NextGenerationEU’.
Asimismo, incorporan la inesperada caída de la productividad laboral y el atípico crecimiento de las importaciones de bienes en el segundo trimestre del año, tal y como se indica en el último informe ‘Situación España’. Aún así, la fortaleza que muestra el gasto de los hogares asegura que la recuperación continuará a corto plazo.
La reversión de algunos datos atípicos del segundo trimestre de 2021 (como la caída de la productividad por hora trabajada, la menor inversión o el incremento de las importaciones), ayudaría a que el crecimiento en el tercer trimestre del año fuera notable y se aproximara al 4,0% trimestral.
Además, los datos de afiliación a la Seguridad Social, de trabajadores en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), de autónomos con prestación y el mismo gasto con tarjeta de crédito apuntan a que el PIB habría vuelto a mostrar un avance intenso. En cuanto al turismo y, en general, los servicios, BBVA Research considera que habrían mostrado una recuperación significativa en el mismo periodo.
Para mantener el paso de la recuperación, los economistas del servicio de estudios de BBVA creen que será clave la resolución de algunas incertidumbres que sobrevuelan la economía mundial y, particularmente, la europea. “El impacto de la pandemia en el flujo de bienes a nivel mundial ha incrementado la probabilidad de no poder acceder a insumos de manera ágil y oportuna”, aseguran, principalmente en el sector de las manufacturas. Al mismo tiempo, los precios industriales aumentan de manera importante, lo que, de prolongarse, podría tener consecuencias negativas en la rentabilidad de la industria y en la inversión.
BBVA Research estima que los cuellos de botella persistirán durante el primer semestre del año 2022, algo que tendrá un impacto negativo significativo en el crecimiento de la economía española previsto para el año que viene (entre 1,0 y 1,4 pp del PIB), en parte relacionado con el incremento en los costes del combustible y de la producción de energía. Por otro lado, el incremento en los costes de emisión de CO2, junto con el aumento en el precio del gas, han tenido un efecto significativo en el precio de la electricidad.
A pesar de las medidas implementadas por el Gobierno y que han logrado contener parte del aumento de la factura para hogares y empresas, la incertidumbre se mantiene. En particular, el ascenso de los precios continúa, y de no arreglarse los problemas de suministro en el corto plazo, los cambios introducidos podrían ser insuficientes para evitar un impacto en la actividad. En este sentido, las estimaciones de BBVA Research indican que, en ausencia de los repuntes observados hasta la fecha, el PIB podría haber crecido 1,4pp más en 2021.
El nuevo informe de BBVA Research asegura que “la política monetaria continuará apoyando al crecimiento”, mientras que el déficit público va mejorando, y es posible que termine el año en un 7% del PIB, menos de lo esperado a comienzos de 2021. Sin embargo, hasta el momento, casi toda la recuperación proviene del impulso del gasto privado.
Si bien BBVA Research esperaba que durante el segundo semestre de 2021 comenzara a notarse la utilización de los fondos relacionados con el programa NGEU, con la ejecución de entre 10 y 15 mil millones de euros, “desafortunadamente, será difícil siquiera alcanzar la cota inferior de la primera estimación”, aseguran.
Para evitar una desaceleración intensa durante el último trimestre del año, “será necesario reevaluar qué obstáculos se están encontrando las Administraciones Públicas para poder llevar adelante los proyectos de digitalización y sostenibilidad que son prioridad de estos fondos” y acelerar su ejecución.
BBVA Research asume que la cantidad de recursos que serán gastados durante el próximo año podría estar entre los 20.000 y los 25.000 millones de euros (lo que tendría un impacto positivo de entre 1,0 pp y 2,0pp en el PIB de 2022). En todo caso, la llegada de los fondos será de mayor cuantía en la segunda mitad del año y ayudará a sostener tasas de crecimiento elevadas en 2023 y 2024 (todo lo demás constante). El servicio de estudios de BBVA insiste además en que el impacto final podrá ser más significativo si se aprovecha la oportunidad para combinar esta política fiscal con la implementación de reformas que mejoren la capacidad de crecimiento de la economía.
Los nuevos elementos contemplados en el escenario ejercen una clara presión al alza sobre los precios de consumo que, en todo caso, será acotada y de carácter temporal. La elevada tasa de desempleo y el camino que queda por recorrer para dar por finalizada la recuperación auguran una traslación todavía moderada de los mayores costes de producción que están afrontando las empresas. Así, aunque se espera que la inflación general se mantenga entre el 3,5% y el 4,5% interanual al cierre del año, la inflación subyacente continuará en torno al 1,0% interanual. Esto es consistente con una revisión al alza de la inflación general media anual tanto para 2021 (en 0,6pp hasta el 2,6%) como para 2022 (en 0,5pp hasta el 1,8%).
Según BBVA Research, los riesgos a la baja sobre la economía son muchos, y de producirse la mayoría de ellos, se observaría un deterioro adicional de las previsiones. El servicio de estudios apunta a la necesidad de un esfuerzo solidario mundial para vacunar a la población del planeta lo más pronto posible. A nivel interno, preocupa la sostenibilidad de la recuperación del sector turístico, así como el impacto de los diversos aumentos en el coste de producción sobre los márgenes de las empresas, la ejecución del gasto público y el avance en algunas reformas clave.
En este sentido, España debe perseverar en una estrategia integral de descarbonización que internalice el coste social del carbono, que aumente las inversiones en tecnologías verdes y que apoye a los colectivos más vulnerables durante la transición energética, con políticas de rentas compatibles con desincentivos a las emisiones. Algo parecido puede decirse de la estrategia de digitalización de trabajadores y pequeñas y medianas empresas, para evitar que lastre la mejora del empleo y de la productividad.