Ada Colau aprovecha el tirón del certamen tecnológico para relanzar la imagen de la ciudad
Barcelona encara su cita anual con el futuro y las nuevas tecnologías en la décimotercera edición del Mobile World Congress (MWC). Y lo hace bajo la espada de Damocles de la continuidad del mayor evento de telefonía móvil del mundo en la capital catalana. La inestabilidad política, o mejor dicho, que la ciudad sea capaz de garantizar un “clima estable y seguro”, es el argumento que han esgrimido desde GSMA, la asociación que agrupa la industria móvil y que impulsa el certamen, para afianzar el MWC hasta 2023 "y más adelante".
Así de directos se muestran desde la organización de la feria, que se celebra del 26 de febrero al 1 de marzo. "Seguiremos el desarrollo de la situación en España y Cataluña y valoraremos cualquier impacto en Mobile World Capital y el Mobile World Congress", afirman. Ya lo dejaron claro el responsable de mercadotecnia de GSMA, Michael O'Hara, y su consejero delegado, John Hoffman. "Somos una organización empresarial y como tal necesitamos asegurar que tenemos un clima estable y seguro para ofrecer un evento con alrededor de 108.000 asistentes", adujeron durante la presentación de la edición de 2018.
Y con la reciente tormenta política catalana que aún da coletazos en forma de procesos judiciales, parálisis institucional y ausencia de Gobierno en la región, a nadie se le escapa que cualquier contratiempo puede inclinar la balanza y poner en peligro el estatus de la ciudad condal de capital mundial de telefonía móvil.
"Seguiremos el desarrollo de la situación en España y Cataluña y valoraremos cualquier impacto en Mobile World Capital y el Mobile World Congress"
Durante los meses más cruentos del envite soberanista, entre octubre y diciembre se especuló con que el evento tecnológico seguiría los pasos de las más de 3.000 empresas que han abandonado Cataluña y buscaría una nueva sede. Los antiguos pretendientes de GSMA, entre los que destacan Madrid y París -cuya alcaldesa, Anne Hidalgo, nunca ha disimulado su interés por captar el congreso-, volvieron al cortejo, incluso se ha publicado recientemente en ‘Expansión’ que la entidad ha consultado el traslado a Dubai. Un extremo que un alto cargo del consistorio barcelonés considera "poco creíble" y hace hincapié, en cambio, en declaraciones a 'Bolsamanía', en que "en las últimas semanas han proliferado las buenas noticias sobre inversiones en la ciudad".
BARCELONA, A EXAMEN
“Todo sigue sin novedad”, defiende otra fuente del gobierno de la ciudad condal, quien asegura que se mantiene una “relación fluida y franca” con los organizadores. El Ayuntamiento se aferra a la certeza de que el contrato vigente prolonga la relación cinco años más, pero por más mensajes tranquilizadores que se esfuerza en transmitir la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, la celebración del MWC de este 2018 transpira una sensación de incertidumbre nada halagüeña
La homóloga de la líder de Barcelona en Comú en el Ayuntamiento de l’Hospitalet del Llobregat, la socialista Núria Marín, subrayó, en unas declaraciones a 'TV3', que la continuidad está bajo examen y "depende de cómo se desarrolle" el evento de este año. La ciudad vecina se reparte con la capital el impacto económico y hotelero del certamen para el que se espera que, como mínimo, se igualen las cifras de 2017, por eso Marín ha pedido que transcurra con la “máxima normalidad”.
En la misma línea se mostraba el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal. “Tiene que funcionar estupendamente bien" para que sea un éxito y evitar así que peligre su futuro, expresó el titular de Energía en unas declaraciones a principios de febrero, cuando también reconoció que la situación política en Cataluña ha generado que otras ciudades se hayan interesado por arrebatar el congreso a la capital catalana.
Colau, por su parte, nunca ha negado la “preocupación internacional” por la situación en Cataluña, de la que ha culpado, en cuanto se le ha presentado la ocasión, a las “las cargas policiales del 1-O”, pero también ha reconocido la incidencia de la “inseguridad jurídica” que se palpa en Cataluña. Es muy consciente de que la imagen de la ciudad está tocada, no sólo por el proceso soberanista, sino también por los atentados yihadistas de agosto y, con el objetivo de relanzar la marca Barcelona, ha preparado una campaña que tendrá el MWC como punta de lanza.
Colau es muy consciente de que la imagen de la ciudad está tocada, no sólo por el proceso soberanista, sino también por los atentados yihadistas de agosto
460.000 MILLONES Y ‘HUB’ DE LAS TIC
Mucho ha llovido desde que la exactivista y exportavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) aterrizó en el gobierno municipal en junio de 2015 y desató por primera vez la polémica sobre la permanencia el MWC en la ciudad. Antaño muy crítica con el certamen, que vivió otra crisis en su relación con Barcelona durante la huelga de transportes de la edición de 2016, se apoya ahora en él para reflotar la ciudad como ‘hub’ europeo y mundial de las TIC.
“Tenemos claro que el congreso provoca una fuerte tracción en el sector tecnológico”, reconocen fuentes del consistorio. Y subrayan que, aunque esta industria florece en la capital catalana independientemente de la feria del mundo móvil, tiene en esta “un escaparate importante”. Bajo su influjo se ha impulsado en Barcelona un centro de creación de startups que, según datos del la asociación Barcelona Tech City facturan más de 6.000 millones de euros al año, y dan trabajo a más de 10.000 personas.
Fuentes municipales también destacan el impacto económico y turístico del que disfruta la ciudad gracias a este evento. Desde su debut, en 2006 -cuando todavía se llamaba 3GSM-, el público anual se ha doblado, desde los 50.000 profesionales de la primera edición, hasta los 108.000 de la duodécima. Esto se ha traducido en más de 3.000 millones de euros a lo largo de estos años y en el empleo temporal de 75.000 personas.
Sólo en 2017, GSMA calculó que se habían movido más de 465 millones de euros gracias al MWC, cifra que puede estirarse hasta 470 millones de euros este año, en el que también se espera la creación de 15.000 puestos de trabajo y que la cifra de visitantes se estire hasta los 110.000. Este intenso movimiento se traslada a otros ámbitos, siendo el más destacado el hotelero: la organización del evento bloqueó en 2017 casi 30.000 habitaciones y Airbnb espera que este año unas 45.000 personas se alojen en sus pisos.
La restauración no se queda a la zaga y la Federació Catalana d'Associacions d'Activitats de Restauració i Musicals (Fecasarm) prevé que los locales de restauración y ocio nocturno de Barcelona facturen 121 millones de euros, un 4,5% más que los 116,5 millones que se ingresaron en la edición anterior.
La Inteligencia Artificial (IA), los asistentes digitales, la realidad virtual y aumentada, la ruptura de barreras entre lo físico y lo digital y la transformación de la industria son las cinco tendencias que marcarán la edición 2018
MENOS FUTURISTA Y MÁS PRÁCTICA
Bajo el lema 'Creating a Better Future' (Creando un futuro mejor), a partir del domingo más de 2.300 expositores procedentes de unos 200 países se darán cita en el recinto Gran Vía de Fira de Barcelona. También se celebrarán los eventos paralelos: 4YFN, que se ha consolidado como la gran cita mundial de las start-ups, el Youth Mobile Festival y las ponencias del Women4Tech.
A pesar de que en esta edición los conferenciantes no serán tan conocidos como lo fueron en ediciones pasadas, que contaron con la presencia del fundador de Facebook y el consejero delegado de Netflix, tendrán un "mejor impacto" en analizar en profundidad las innovaciones que afectan el sector tecnológico y, en especial, el del móvil, como la cuarta revolución industrial, explica GSMA.
En este sentido, la Inteligencia Artificial (IA), los asistentes digitales, la realidad virtual y aumentada, la ruptura de barreras entre lo físico y lo digital y la transformación de la industria son las cinco tendencias que marcarán la edición 2018, que va a apostar por una tecnología aplicada, real y funcional, con mayor presencia este año en el ámbito empresarial que en el de consumo.
Y cuando el 1 de marzo el MWC cierre sus puertas llegará el momento de saber si Barcelona ha superado la prueba de fuego y si lo ha hecho con nota.