Sin embargo, el organismo eleva su previsión de crecimiento para 2022, situando el PIB en el 4,6%
Una de cal y otra de arena. El Banco de España, "en una coyuntura extraordinariamente incierta", revisa ligeramente a la baja el crecimiento de la economía española para 2023 y 2024, mientras lo eleva para 2022. El organismo coloca el avance del Producto Interior Bruto (PIB) en el 4,6%, 1,3% y 2,7%, respectivamente. Por su parte, las estimaciones de inflación se rebajan de cara a 2022 y 2023, pero suben para 2024.
En comparación con las anteriores proyecciones publicadas por el Banco de España en octubre, las actuales muestran una revisión de 0,1 puntos porcentuales al alza del crecimiento del PIB en 2022, debido fundamentalmente a un avance más intenso de lo proyectado para la segunda mitad del año.
Por el contrario, y ante el efecto de factores externos, el crecimiento previsto para 2023 se revisa en 0,1 puntos porcentuales a la baja como consecuencia, sobre todo, del empeoramiento del contexto exterior. Para 2024, la rebaja es de 0,2 puntos porcentuales fundamentalmente debido al supuesto incorporado acerca de la extensión en 2023 de una parte de las medidas en vigor durante 2022 para reducir el impacto de la crisis energética, cuya retirada al comienzo de 2024 da lugar a un pequeño impacto negativo sobre la actividad en dicho ejercicio, como explica el organismo español.
Las cifras estimadas de PIB suponen que la debilidad de la actividad aún seguiría siendo significativa en el primer trimestre de 2023 como consecuencia de los factores adversos que han penalizado el avance del PIB en la segunda mitad de 2022. No obstante, el Banco de España estima que a partir del segundo trimestre del año próximo el crecimiento económico recuperaría vigor de manera paulatina, a medida que, entre otros factores, mejoren las rentas reales de los agentes como consecuencia de la disminución gradual de las presiones inflacionistas, se recuperen los mercados exteriores y se desplieguen los proyectos de inversión vinculados con el programa Next Generation EU.
Con estos datos, ¿puede darse por descartada una recesión en nuestro país? El Banco de España lo deja claro: "Es precipitado descartar ningún escenario en un contexto de tanta volatilidad en el que podemos estimar los números con mucha incertidumbre".
Bajo la trayectoria proyectada, el PIB de la economía española recuperará su nivel previo a la pandemia entre finales de 2023 y comienzos de 2024.
Además, se incluyen ahora también previsiones de cara a 2025, un ejercicio para el que vaticina un crecimiento del PIB del 2,1%.
El Banco de España matiza que, a corto plazo, los riesgos en torno a las proyecciones de crecimiento están orientados fundamentalmente a la baja, mientras que en el caso de las proyecciones de inflación predominan los riesgos al alza. Hacia el final del horizonte temporal considerado, los riesgos se encuentran, en términos generales, equilibrados.
Sobre el empleo, la estimación de la tasa de paro se quedaría en el 12,8% este año, para pasar al 12,9% en 2023 y moderarse hasta el 12,2% en 2024 y el 12% en 2025.
Respecto a los precios, las proyecciones macroeconómicas muestran que la tasa de inflación general se desacelerará desde el 8,4% en 2022 hasta el 4,9% en 2023, el 3,6% en 2024 y el 1,8% en 2025, con lo que se revisa a la baja el ritmo del avance de los precios en 2022 y 2023, pero al alza en 2024 en comparación con lo proyectado en octubre, cuando las cifras eran del 8,7%, 5,6% y 1,9%, respectivamente.
El organismo detalla que, en 2022, la revisión se debe principalmente a las sorpresas a la baja recientes, mientras que las revisiones para 2023 y 2024 se explican principalmente por el supuesto relativo a la extensión de una parte de las medidas para reducir el impacto de la crisis energética a lo largo de 2023 y su posterior retirada en 2024.
Por su parte, prevén que el componente subyacente de la inflación alcanzará el 3,8% este año y se moderará hasta el 3,4%, el 2,2% y el 1,8% en 2023, 2024 y 2025, por debajo del 3,9%, 3,5% y 2,1%, respectivamente, proyectado en octubre. A esta reducción contribuirían, entre otros factores, el desvanecimiento progresivo de las distorsiones que afectan a las cadenas globales de suministro y el impacto gradual de la normalización y posterior endurecimiento de la política monetaria.
"Esta senda se verá muy condicionada por la trayectoria que los precios energéticos puedan seguir en los próximos trimestres -lo que, a su vez, dependerá de factores muy diversos, como la evolución de la guerra en Ucrania, el comportamiento de la temperatura en Europa durante los dos próximos inviernos y el grado de dinamismo de la economía china, y por la duración, el diseño y la intensidad de las medidas públicas -actuales y futuras- desplegadas para mitigar el encarecimiento de la energía", señala.
Un aparte importante de la evolución de las tasas de inflación son consecuencia del alza de los alimentos, que han tomado el camino contrario a la tasa general, manteniendo las subidas. Y seguirán así. El Banco de España considera que el pico en el precio de los alimentos todavía no se ha alcanzado.
"Lo que se desprende de las tendencias que se observan de la evolución es que todavía queda alguna parte de los incrementos de precios por trasladarse a los precios de consumo", expresa. ¿Cuánto queda para que se toque techo? "Lo veremos en los próximos meses", pero no está claro en qué momento dadas las dudas y la incertidumbre.