El déficit acumulado para los dos primeros meses del año se redujo un 25% frente al mismo periodo de 2017
La balanza de pagos arrojó un déficit de 500 millones de euros en febrero, frente al saldo negativo de 900 millones que generó el segundo mes de 2017. Así, el acumulado para los dos primeros meses del ejercicio devolvió un déficit de 900 millones de euros, un 25% menos que durante el mismo periodo del año anterior. Por componentes, bienes y servicios alcanzaron un superávit de 1.200 millones de euros gracias a un aumento de los ingresos y una disminución de los pagos (1,8% y -0,7% respectivamente en términos interanuales). Dentro de este conjunto, el saldo de turismo y viajes experimentó un superávit de 1.900 millones de euros. Así lo publica el Banco de España este lunes.
Por su parte, la balanza de rentas primaria (rentas de trabajo, de la inversión, impuestos sobre producción y la importación y subvenciones) y secundaria (transferencias personales, impuestos corrientes, cotizaciones y prestaciones sociales, etc.) registró un déficit de 2.100 millones de euros hasta febrero, inferior a los 2.400 millones de los dos primeros meses de 2017. El saldo de la cuenta de capital mostró hasta febrero un superávit de 600 millones de euros, también por encima de los 200 millones obtenidos durante un año antes.
Así, el saldo agregado de las cuentas corriente y de capital, que determina la capacidad o necesidad de financiación de la economía española, registró un déficit de 200 millones de euros hasta febrero, muy por debajo del déficit de 1.000 millones del mismo periodo del año anterior.
FUGA DE CAPITAL
En los dos primeros meses del año salieron de España 23.700 millones de euros por compra de activos, desendeudamiento y desinversiones, por debajo de los 32.600 millones que salieron del país en el mismo periodo de 2017. La salida o entrada de capitales es un saldo que resulta de lo que los residentes españoles invierten fuera del país y lo que los extranjeros destinan a España en el mismo periodo.
Según explica el Banco de España, estos flujos están condicionados por el efecto de las políticas monetarias del Banco Central Europeo (BCE), que provocan un "exceso de liquidez" que se filtra hacia el exterior, aumentando así las inversiones de los españoles y reduciendo a su vez su endeudamiento.