Schroders augura un panorama de precios agrícolas elevados en un futuro previsible
El precio de los alimentos, un componente importante de la inflación, se mantiene al alza. ¿Dejarán de subir o aún no han tocado techo? Son varios los factores que determinarán su camino, pero algunos analistas aseguran que las perspectivas no son muy alentadoras. Estas son las razones por las que los precios de los alimentos no van a bajar, según Schroders, que augura un panorama de precios agrícolas elevados en un futuro previsible.
La primera de ellas es que algunas materias primas agrícolas se han visto especialmente afectadas por la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Y el impacto parece que será duradero. La evolución "ha sido espectacular" y "creemos que estos precios se mantendrán en torno a estos niveles altos en el futuro inmediato".
Es lo que asegura Felix Odey, gestor de Global Resource Equities de Schroders, que detalla que la demanda seguirá siendo elevada, mientras que la oferta continuará limitada este año y el próximo. Esta escasez de oferta y demanda puede incluso empeorar en 2023 y más allá. "Esto se debe a que las imprevisibles pautas meteorológicas aumentan la incertidumbre de la oferta, junto con la posibilidad de que continúe la interrupción de la producción en Ucrania".
¿La razón de la subida de precios de algunas materias primas agrícolas? Está clara: la importancia de Ucrania y Rusia como exportadores. Además, la interrupción de las exportaciones de materias primas de Ucrania y Rusia tendrá también repercusiones en los precios de otras 'commodities'.
Otra de las razones se encuentra en la limitación de la capacidad de otras regiones para suplir las carencias de los proyectos dada la interrupción de productos como los fertilizantes. "El peso del coste de los fertilizantes para los agricultores estadounidenses ha aumentado del 14% de los ingresos en 2020 a cerca del 23% en 2022. Esto ya está provocando cambios en el comportamiento de las plantaciones", explica Odey, que añade que los agricultores han evitado comprar fertilizantes en la medida de lo posible, con la esperanza de que los precios vuelvan a bajar a lo largo del año.
A esto se suma que varios países limitan las exportaciones de alimentos: actualmente, alrededor del 17% del mercado mundial de alimentos está sometido a restricciones alimentarias. "Dada la interrupción de las exportaciones de cultivos y fertilizantes, no es de extrañar que varios países estén tomando medidas para proteger su suministro de alimentos", dice el gestor.
"A medida que el mercado se estrecha, la oferta depende más de los productores marginales, es decir, de los que producen una cantidad relativamente pequeña. Esto aumenta el riesgo de volatilidad de los precios de los alimentos debido a fenómenos meteorológicos extremos", añade.
Schroders también avisa de que la transición a los biocombustibles podría estar en peligro. Además de las restricciones a las exportaciones, otra respuesta a la escasez de los mercados de materias primas agrícolas podría ser la modificación de los flujos y el uso al que se destinan esos alimentos. Los biocombustibles son un ámbito que puede verse afectado, ya que utilizan alrededor del 10% del trigo mundial. "Las empresas de biocombustibles de primera generación (es decir, las que utilizan alimentos comestibles en lugar de residuos) pueden sentir cierta presión política si los gobiernos suspenden o revocan las subvenciones. Las limitaciones de suministro y los daños reputacionales son otros riesgos", comenta.
Por otro lado, considera que la crisis de Ucrania ha puesto de relieve la seguridad alimentaria y que la narrativa a largo plazo en torno al suministro de alimentos está cambiando. Calcula que el crecimiento de la población conllevará que la producción mundial de alimentos y agua debe aumentar un 70% para 2050 respecto a los niveles de 2010.
"De cara al futuro, el sistema debe ser más sostenible o estará sujeto a efectos negativos cada vez más perjudiciales, como el clima extremo y la degradación de los ecosistemas. Incluso en un escenario en el que se logre limitar el calentamiento global a 2 grados, se prevé que el rendimiento del trigo y del maíz disminuya un 14% y un 12% respectivamente", concluye Odey.
Según los últimos datos de Eurostat, la inflación de la zona euro avanzó en julio al 8,9%, frente al 8,6% del mes previo, lo que supone el mayor encarecimiento de los precios en la región del euro de toda la serie histórica. En España, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado el dato: el Índice de Precios al Consumo (IPC) repuntó en julio hasta el 10,8%, su nivel más alto desde septiembre de 1984.