Los expertos coinciden en sus valoraciones sobre la noticia
La subida de los aranceles a los coches eléctricos de China que la Comisión Europea ha anunciado este miércoles, y que supera el 38% en algunos casos, está sacudiendo al sector automovilístico. La preocupación ante posibles represalias es palpable, sobre todo por parte de los fabricantes europeos que más negocio hacen en el gigante asiático. Los expertos que han valorado la noticia coinciden al señalar que, sin duda, será Alemania la gran damnificada.
Así lo creen, por ejemplo, los estrategas de Bankinter. En su opinión, el hecho de que la Unión Europea haya impuesto aranceles adicionales a la importación de vehículos eléctricos desde China a partir del próximo mes son "malas noticias para los fabricantes chinos", pero también para Alemania.
Recuerdan que la decisión de Bruselas llega después de que EEUU anunciara hace unas semanas la subida de aranceles a la importación de eléctricos chinos hasta el 100% (desde el 25% previo), anuncios que bajo su punto de vista "frenarán la expansión" de marcas chinas como NIO, XPENG o BYD a nivel global "en un contexto en que la situación en China es especialmente débil".
Y es que en el gigante asiático "el consumo pierde tracción y la producción de autos atraviesa un momento de sobrecapacidad", dicen, y recuerdan la guerra de precios iniciada en el país para mantener cuotas tanto por fabricantes locales como extranjeros (Tesla).
No obstante, creen que también habrá consecuencias más allá de China. "El riesgo para el sector manufacturero europeo son las posibles represalias" por parte de Pekín, explican los analistas de Bankinter. Especialmente, señalan, "en el caso de los fabricantes alemanes, que dirigen un 30%-40% de sus ventas a China".
Precisamente por eso, muchos fabricantes de automóviles de la UE han condenado el plan, temiendo que China pueda responder del mismo modo o, incluso, llegar a bloquearlos. Cabe recordar que las marcas europeas representaron alrededor del 6% de las ventas de vehículos eléctricos en el gigante asiático en 2022, último año del que hay registros.
Alemania ha sido la que más férreamente se ha opuesto al aumento de los aranceles, sabedora de las consecuencias que podrían tener. Sobre todo porque exportó 216.299 automóviles a China en 2023, lo que supone un 15% menos respecto al año anterior. Además, no hay que olvidar que marcas germanas como Mercedes y Volkswagen también operan plantas en China.
Las autoridades europeas anunciaron en octubre la puesta en marcha de una investigación sobre los subsidios del gobierno chino a la fabricación de vehículos eléctricos con el objetivo de determinar si dichas ayudas implican una competencia desleal para los fabricantes europeos al suponer una reducción relevante en los precios de venta. Han llegado a la conclusión de que sí, y de ahí la decisión de elevar los aranceles.
"Se espera que, en línea con su práctica habitual de reciprocidad, China pueda responder a dichos aranceles elevando los de los vehículos de gran cilindrada (lo que afecta en gran medida a los fabricantes alemanes frente a los franceses y explica el distinto posicionamiento de ambos países en esta cuestión)", comentan por su parte los expertos de Banco Sabadell.
Y es que mientras que Alemania se ha opuesto, Francia ha defendido elevar las tasas. De hecho, fue el país galo el que instó a abrir la mencionada investigación en el seno de la UE sobre los coches eléctricos chinos.
Para Sabadell, esta es una "noticia negativa para los fabricantes alemanes ante la incertidumbre que supone en su primer mercado", si bien los expertos del banco creen que "el impacto en EBIT a nivel recurrente debería ser limitado e inferior al 5%".
"A nivel general, consideramos que, si bien los aranceles pueden retrasar la entrada de vehículos chinos en Europa, los niveles arancelarios comentados no deberían suponer un limitante para su incorporación progresiva (la diferencia de coste de fabricación debería ser superior al extra arancelario propuesto)", añaden estos analistas.
Con todo, remarcan, no esperan que su cuota "vaya a ser relevante en el corto plazo una vez que todavía existen limitantes de distribución, infraestructura, urbanísticos y adopción de vehículos eléctricos" que, en su opinión, "ya suponen una barrera relevante para su expansión en Europa".