Varios países consideran que Bruselas presentó sus orientaciones "muy tarde"
Las reservas que ha manifestado Alemania este lunes a las orientaciones fiscales de la Comisión Europea para 2024 están complicando la adopción de las conclusiones de los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) de cara a establecer unas nuevas reglas fiscales tras dejar cuatro años de suspensión de las normas ante la irrupción de la pandemia de Covid-19.
Según han confirmado fuentes diplomáticas consultadas por Europa Press, Alemania está "irritada" por las orientaciones fiscales que Bruselas ha presentado para 2024, a modo de periodo de transición entre la suspensión de las anteriores normas y la aprobación de las nuevas.
En este sentido, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, destacó este lunes ya existen unas normas "claras" y que la UE no se encuentra en un "vacío legal", por lo que abogó por guiarse por la legislación vigente y afeó a la Comisión haber propuesto un marco para 2024 cuando la discusión aún se está desarrollando.
Lo que pide Berlín, según han señalado fuentes diplomáticas alemanas, es que Bruselas "no se apresure", algo que ha reclamado también este martes la ministra de Finanzas de Finlandia, Annika Saariko, quien ha indicado que el "problema" es que aún no se han aceptado las nuevas normas y ha apuntado que hay muchos puntos dentro de las conclusiones sobre los que aún no se ha alcanzado un acuerdo común, razón por la que ha defendido que las orientaciones para 2024 deben basarse en las normas anteriores.
Fuentes diplomáticas han reconocido también que varios países consideran que Bruselas presentó sus orientaciones "muy tarde" al tiempo que "da por sentado" que ya son un hecho, pero, a pesar de las reticencias de algunas capitales y acorde a tres fuentes diferentes, Alemania es el único Estado miembro que ha puesto trabas a la adopción de las conclusiones, mientras que ya durante las negociaciones avanzó que estas podrían reabrirse.
Las reservas de Alemania sobre las reglas fiscales llegan semanas después del giro de última hora que también dio Berlín en las negociaciones para que a partir de 2035 todos los turismos y furgonetas nuevos que se comercialicen en la UE sean "cero emisiones", lo que en la práctica supone la prohibición de comercializar vehículos de combustión, incluidos los de gasolina, diesel e híbridos, un movimiento que estuvo motivado por problemas domésticos en el gobierno de coalición, de socialdemócratas, ecologistas y liberales, que lidera el canciller, Olaf Scholz.
"Vuelve a oler mucho a política interna", ha afirmado una de estas fuentes, que ha lamentado que después de la energía, el mercado interior, los coches de combustión y ahora, la revisión de las reglas fiscales, los Veintisiete, ya se están acostumbrando, "por desgracia", al cambio de opinión de Alemania.
No obstante, tanto los países de la UE como la Comisión confían en poder convencer a Berlín para que adopte estas conclusiones, que allanarán el camino para la discusión a nivel de líderes que tendrá lugar en la cumbre de los próximos 23 y 24 de marzo.
"Somos 27 países en la sala y puede pasar cualquier cosa, pero esperamos que haya un acuerdo", ha incidido la ministra de Economía de Suecia, país que ostenta la presidencia de turno del Consejo, Elisabeth Svantesson.
Por su lado, el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, ha asegurado que la Comisión es "plenamente consciente de la necesidad de seguir debatiendo varios aspectos de la propuesta y de aclararlas con los Estados miembro antes de presentar propuestas legislativas".