Uno de cada dos jóvenes europeos tiene contratos temporales
Los jóvenes europeos se han visto más afectados por la pérdida de empleo derivada del impacto económico de la pandemia y les ha costado más recuperarse de la situación en comparación con otros grupos de edad, según se desprende del informe Empleo y Desarrollo Social en Europa 2022, publicado este martes por la Comisión Europea.
Entre las razones, el informe apunta la temporalidad de sus contrataciones, la dificultad para encontrar el primer empleo después de la formación y pone de manifiesto la necesidad de impulsar políticas sociales y de empleo para resolver los desafíos a los que se enfrenta este colectivo a la hora de acceder al mercado laboral, especialmente ante el deterioro de la situación socioeconómica derivada de la guerra en Ucrania.
Además, el estudio pone de relieve que la brecha de género se extiende hasta esta edad ya que las mujeres jóvenes que empiezan a trabajar cobran un 7,2% menos que sus compañeros hombres y la diferencia se amplía con la edad. Sin embargo, solo el 0,5% de esta brecha responde a logros educativos, profesionales o experiencias laborales reales.
"Muchos jóvenes tienen un alto nivel educativo, habilidades digitales y se interesan activamente por los problemas ecológicos", ha subrayado el comisario de Empleo y Derechos Sociales, Nicolas Schmit, que ha añadido que son elementos que representan una oportunidad en el marco de las transiciones digital y ecológica.
El documento evidencia que los jóvenes tienen problemas para encontrar empleos que encajen con sus habilidades y experiencia. Si bien la tasa de desempleo juvenil descendió en 2021, se situó un 1% por encima de los niveles de 2019. Además, uno de cada dos jóvenes tiene contratos temporales cuando en otros grupos de edad la proporción se amplía a uno de cada diez.
En un paso más, el informe pone de relieve que los este grupo de edad tiene una situación financiera más compleja y volátil y, en consecuencia, experimentaron más pobreza que otros grupos de edad. Además, tuvieron más dificultades para hacer frente a los gastos cotidianos como pagar el alquiler o las facturas.
Las dificultades que afronta este colectivo están condicionadas por su educación y entorno socioeconómico, así los jóvenes con educación secundaria tiene un 19% menos de posibilidades de no trabajar frente a los que no tienen ninguna formación.