La moneda nipona ha tocado mínimos de 38 años frente al 'billete verde'
El yen está en una auténtica encrucijada. No solo por la depreciación sin freno que está experimentando frente al dólar estadounidense (el cruce ha tocado esta semana mínimos de 38 años), sino también porque los próximos datos macro que se van a conocer tanto en Japón como en EEUU podrían ser determinantes para su evolución. En vistas de lo que pase, las autoridades niponas pueden actuar en uno u otro sentido. El dilema al que se enfrentan, en cualquier caso, es considerable, y es que tienen que tener cuidado si quieren estabilizar al yen sin dañar la economía.
Por lo pronto, este viernes la divisa japonesa se enfrenta a una nueva prueba de fuego con la publicación, por un lado, de los datos de inflación en Japón, y por otro, de los datos del PCE deflactor en EEUU, que es la medida de inflación favorita de la Reserva Federal (Fed) y en la que basa sus decisiones sobre los tipos de interés.
Pero, ¿por qué son tan importantes estos datos? Los expertos lo explican. Por ejemplo, Bas Kooijman, director general y gestor de activos de DHF Capital, comenta que las cifras estadounidenses "podrían influir aún más en las perspectivas de tipos", es decir, determinar si la Fed empieza a relajar su política monetaria ya en septiembre, como descuenta el mercado, o espera aún más y mantiene los tipos más altos durante más tiempo.
Se espera que el PCE básico aumente hasta el 2,6% interanual, por debajo de la lectura actual del 2,7%. "Si el PCE revela resultados mejores de lo esperado, el yen podría enfrentar una mayor presión a la baja frente al dólar", comenta, pero también dice que "una inflación japonesa mayor de lo esperado podría fortalecer los rendimientos y respaldar al yen".
James Harte, de Tickmill Group, también se refiere a esta cuestión. Según señala, la lectura del PCE básico de EEUU "será clave para el par", es decir, para el cruce yen/dólar. "Si vemos una sorpresa a la baja, esto debería aumentar las expectativas de relajación monetaria en septiembre, lo que haría caer al dólar", comenta.
Y si hay un movimiento significativo a la baja en el dólar, esto "podría ayudar a aliviar la necesidad de intervención" de las autoridades japonesas en el mercado cambiario. Sin embargo, apunta, "si los datos superan las previsiones, diluyendo las posibilidades de flexibilización en septiembre en EEUU e impulsando al dólar al alza, esto podría ser la gota que colma el vaso y provocar una nueva intervención" de Japón como la que se produjo en mayo.
Precisamente, la sombra de una nueva intervención monetaria lleva días cerniéndose sobre el país nipón. Harte también hace referencia a este asunto: "La cuestión más importante para el Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) es cómo hacer subir el yen de manera sostenible, dado que las intervenciones anteriores e incluso una subida récord de tipos no han ayudado" a la divisa.
Aunque no es el único. Antonio Ernesto Di Giacomo, analista de mercado en xs.com, apunta que "a medida que el yen sigue perdiendo terreno, la posibilidad de una intervención gubernamental de Japón se vuelve cada vez más plausible". Y su colega Rania Gule, que también es analista de mercado en xs.com, se expresa en términos similares al afirmar que "los inversores se mantienen cautelosos, esperando una posible intervención del gobierno japonés para sostener el yen".
Sobre todo, remarca, al calor de las últimas declaraciones del viceministro japonés de Finanzas, Masato Kanda, que ha dicho que el gobierno está dispuesto a tomar medidas contra las fluctuaciones monetarias excesivas que perjudican a la economía nipona. Y el ministro de Finanzas japonés, Shunichi Suzuki, también ha dicho que el país está "profundamente preocupado por el impacto del tipo de cambio en la economía" y que el gobierno tomará "las medidas necesarias" ante estas oscilaciones indeseables de la divisa.
OTRAS OPCIONES
No obstante, esa no es la única opción que tienen las autoridades de Japón para intentar salvaguardar la estabilidad del yen. En este sentido, Harte señala que los operadores del mercado esperan que el banco central japonés anuncie una reducción en las compras de bonos en julio, aunque en su opinión "los riesgos ahora se inclinan hacia una nueva subida de tipos, lo que debería provocar cierta fortaleza en el yen a corto plazo".
Di Giacomo también comenta las otras posibles medidas que tiene sobre la mesa el BoJ. "En respuesta a esta crisis monetaria, el Banco de Japón está considerando un cambio significativo en su política. En su próxima reunión de julio se espera que adopte una postura más agresiva, que podría incluir un aumento de las tasas de interés".
Como dice el analista, "esta sería una medida audaz destinada a estabilizar el yen, controlar la inflación y reducir la dependencia de compras masivas de bonos". Y recuerda que, de hecho, el gobernador del BoJ, Kazuo Ueda, ya ha insinuado la posibilidad de un recorte sustancial en las compras de bonos, lo que podría indicar un cambio en la dirección de la política monetaria del país.
"Este enfoque más agresivo del BoJ también busca equilibrar la necesidad de estabilidad económica para evitar perturbaciones en los mercados financieros", añade Di Giacomo, que cree que la cita de julio "será crucial, ya que se esperan más detalles sobre cómo planea el banco central nipón manejar esta delicada situación".
En sus propias palabras, la apreciación del dólar y la consiguiente depreciación del yen han hecho que Japón se encuentre en una "encrucijada económica". Y es que, remarca, "el Banco de Japón enfrenta el desafío de estabilizar su moneda sin desestabilizar su economía", lo que en última instancia "determinará el futuro del yen en los mercados globales".