Los analistas explian que se exacerba la demanda por los activos refugio
Oleada de demanda de activos refugio en los mercados, tras las noticias de que el presidente de los EEUU, Donald Trump, y la primera dama, Melania Trump, han sido diagnosticados por Covid-19 y han empezado la consiguiente cuaretena en plena campaña electoral de las presidenciales del 3 de noviembre. El dólar avanza contra todos sus rivales, aunque los expeertos cuestionan su papel de 'safe haven'.
El índice del dólar ha subido un 0,2%, pese a que el subyacente que mide el desempeño del 'billete verde' contra una cesta de seis rivales va camino de cerrar su peor semana en más de un mes, ya que las esperanzas sobre el billonario paquete de estímulos de EEUU han alimentado el apetito por los activos de mayor riesgo en jornadas recientes. Ha perdido un 0,7% desde el cierre del viernes pasado.
Asimismo, el dólar australiano, que es sensible al riesgo, ha caído un 0,4% hasta los 0,7157$ del viernes, pero sigue subiendo un 1,8% durante la semana. El euro ha cedido un 0,3% hasta 1,1715 dólares el viernes.
"Esperar y esperar o esperar y preocuparse - el mercado está indeciso entre estos dos opciones", señalan los expertos del Banco de Singapur, atrapado entre la cuarentena de Trump y los devaneos del Congreso de EEUU con el paquete de estímulos de 2,2 billones de dólares. La Cámara de Representantes de EEUU aprobó la pasada noche un paquete de estímulos por 2,2 billones de dólares. Esta intentona por regar a la mayor economía del mundo ha nacido muerta, puesto que se prevé que el Senado, de mayoría republicana, vote en contra.
La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y el Secretario del Tesoro Steven Mnuchin tampoco han logrado hasta ahora salvar lo que Pelosi describió como diferencias sobre dólares y valores. Los republicanos quieren que los estímulos se ubiquen en 1,5 billones de dólares.
Los analistas ven sus conversaciones como un esfuerzo de último momento para asegurar el alivio antes de las elecciones del 3 de noviembre para decenas de millones de estadounidenses y empresas, incluyendo las aerolíneas de EEUU, que han comenzado a despedir a más de 32.000 trabajadores.