El equipo guipuzcoano gana por 3 goles a 4 en un partido vibrante
La Real Sociedad se clasificó por la puerta grande para las semifinales de la Copa del Rey tras asaltar el Santiago Bernabéu (3-4) en una exhibición ofensiva del sueco Aleksander Isak, que participó en los cuatro goles de los vascos, y bajó de la cresta de la ola a un Real Madrid que no estuvo a la altura ni del partido, ni del nuevo formato copero.
Los merengues tropezaron en la misma piedra que las últimas cuatro temporadas, todas ellas perdiendo en casa (Barça, Celta y Leganés), siendo incapaz de superar los cuartos de final, el techo de Zidane. El francés se equivocó en el planteamiento y el equipo perdió toda condición de fiabilidad que había encadenado en los últimos 21 encuentros.
La buena racha se fue muy pronto al traste. Seguramente con la apuesta por un once plagado de suplentes: Brahim, Nacho, James o el propio Areola. Todos ellos demostraron su falta de minutos y sus carencias ante una Real que ofreció su potencial sin reservas y fue con el cuchillo entre los dientes desde el primer asalto.
La conexión entre Odegaard, que salió aplaudido por su afición, y el sueco Isak fue letal para una zaga descompuesta, descosida y abatida desde el ecuador del primer acto. Un trallazo del delantero sueco fue aprovechado por Odegaard para batir a Areola con un disparo que se coló entre las piernas del portero francés tras un error grosero.
El resultado era lo mejor para los de Zidane, que apenas encontraron verticalidad salvo que Vinicius entrase en acción. El brasileño fue el mejor en la noche más gris de toda la temporada. Su atrevimiento salvó el honor en la primera parte. Eso y un cabezazo de Ramos al larguero que pudo haber equilibrado el encuentro. Pero nada. No hubo manera.
Esos fueron los mejores minutos del Real Madrid, que encontró un respiro al buen fútbol de su oponente. Merino campó a sus anchas y Odegaard bailaba en el verde de la Castellana. Isak perdonó hasta dos ocasiones para haber dejado tiritando al 13 veces campeón de Europa. Pero ahí murió un Madrid que no tuvo respuesta al vendaval de los 'txuri urdines' al comienzo de la segunda mitad.
El sueco siguió reclamando los focos nada más reanudar el duelo con otro gol que fue anulado por escasos centímetros. La definición fue perfecta, como el pase de Odegaard, pero el VAR dio una vida extra a los de Zidane. Una vida que no aprovecharon. La decisión enfadó a los donostiarras que lograron el 0-2 cinco minutos después. Barrenetxea sacó los colores a Nacho e Isak puso una volea exquisita en el fondo de las mallas.
De repente se rompió el amor, la Real bajaba al Madrid de la nube y -todavía- tendría más puñales para clavar a su rival. Isak, en otro chutazo desde el costado derecho, colocó el 0-3 en el marcador de Chamartín y con él comenzó la desesperación de los locales. No había patrón de juego, ni un plan que lo solucionase.
Sin embargo, quedaba un mundo y en el Bernabéu siempre queda la duda porque 'todo es posible'. Marcelo encontró un resquicio de vida a esa grada que empezaba a vaciarse. En esta ocasión fue Remiro quien erró en su palo, pero el gol del brasileño solo fue un espejismo en una noche aciaga. Merino, más solo que la una, volvió a dejar en evidencia a la improvisada defensa blanca. La acción, por supuesto, comenzó en las botas de Isak.
Fue el momento de tirar la casa por la ventana y Zidane metió a Jovic y Rodrygo para encerrar a la Real en su área, pero la empresa era realmente difícil como para que la épica se ganase un hueco en la Castellana. Rodrygo puso el 2-4 después de que Vinicius viese cómo le anulaban un testarazo en el área pequeña. La posibilidad de hazaña empezaba a existir porque los de Alguacil ya habían renunciado al ataque.
Tan sólo alguna contra pudo haber servido para ampliar la renta, pero fue Nacho quien elevó el partido a 'no apto para cardíacos' con un gol de cabeza en el tiempo de prolongación. Todavía quedaron tres minutos para que el Madrid soñara con forzar la prórroga, pero la Real resistió y culminó la gran hazaña en su última década, ganarse un sitio en semifinales asaltando, nada más y nada menos, que el Santiago Bernabéu.