El piloto español ha llegado a la Indy con todos sus patrocinadores de la F1 y ha incorporado marcas nuevas
La sorprendente decisión de Fernando Alonso de dejar la Fórmula 1, aunque sólo sea por una carrera, para poder disputar las míticas 500 millas de Indianapolis no es fruto de un calentón sino el primer paso de una estrategia empresarial muy pensada que ha comenzado ya a dar sus frutos.
El mercado americano siempre se le ha resistido a la Fórmula 1. El formato de la competición y el tirón de las competiciones locales como la Nascar o la Indycar han limitado a un Gran Premio por temporada la presencia del Gran Circo de automovilismo ‘europeo’. Pero nada es imposible. El cambio de propietarios en la F1 ha traído consigo sangre fresca e ideas nuevas. Liberty Media quiere conquistar EEUU y sabe que hay muchos millones a su alcance a través de derechos de televisión, merchandising o, por qué no, una nueva carrera a parte de la que ya se disputa anualmente en el Circuito de las Américas en Austin.
Cuando Fernando Alonso anunció hace unas semanas que renunciaba a correr el Gran Premio de Mónaco para disputar las 500 millas de Indianápolis, muchos se echaron las manos a la cabeza y pensaron que se trataba de una forma en que el asturiano podría huír de los problemas del McLaren-Honda que le relegan una y otra vez a las últimas posiciones de cada carrera. Pero la realidad ha demostrado otra imagen muy diferente.
Las 500 millas de Indianapolis se integran dentro del campeonato IndyCar Series
Alonso no llega a la Indy solo. Tampoco se trata de un calentón. La carrera de este fin de semana en Indianapolis se integra dentro del campeonato IndyCar, cuyas peculiaridades han ayudado a que todo esto sea posible. En este mundial los equipos no tienen el formato tan cerrado como en la Fórmula 1. Fernando se integra dentro del equipo Andretti Auto Sport el cual, como el resto de equipos, saca a la pista varios coches cada carrera, cada uno con sus patrocinadores y colores.
McLaren acompaña a Alonso en su aventura americana. La escudería de Woking no llega a la Indy como tal, sino como un mero patrocinador y junto con él, el resto de patrocinadores presentes en el coche de F1: Honda, que además es el suministrador de los motores del equipo de Andretti, SAP, Johnie Walker y el patrocinador principal del equipo, Chandon. Además, la escudería británica, que ya disputó hace años esta competición, y Honda, el gran suministrador de motores en la competición, han aprovechado para lavar su imagen con un proyecto por fin ganador.
ALONSO ENAMORA EN EEUU
Sólo fijándose en el monoplaza y el mono que tiene Alonso en la Fórmula 1 y comparándolo con el que tiene estos días en la IndyCar se puede apreciar que la idea de que el asturiano cruzara el charco ha emocionado a muchos. El ‘streaming’ a través de Internet de la primera sesión de entrenamientos privados de Alonso en Indianapolis tuvo más de dos millones de espectadores y las buenas sensaciones que dio animaron aún más el ambiente.
Fernando ha aprovechado la exposición mediática de las últimas semanas para lanzar al mercado su nueva firma de ropa
El proyecto Alonso&McLaren en Estados Unidos suma ahora patrocinadores como la ‘teleco’ NTT Communication o la cadena hotelera Hilton. Pero no son los únicos. Alonso ha cerrado dos nuevos acuerdos de patrocinio personal: Citibank USA y Autonation, una poderosa red de concesionarios del país. Por si fuera poco, Fernando ha aprovechado la exposición mediática de las últimas semanas para lanzar al mercado su nueva firma de ropa, que ha recibido el nombre de Kimoa. La marca se centra, por el momento, en la venta ‘online’ y sigue la línea informal que sigue el asturiano desde hace tiempo.
INDIANAPOLIS, EN NÚMEROS
Las 500 millas de Indianapolis son mucho más que una simple carrera. Se la considera una de las tres grandes mundiales junto al GP de Mónaco de Fórmula 1 y las 24 horas de LeMans del mundial de resistencia. Lograr las tres es el sueño que persigue Fernando Alonso: la llamada ‘triple corona’.
La peculiaridad que hace especial a esta carrera es el circuito. El oval del Indianapolis Motor Speedway es el circuito más famoso con esta forma y pertenece a la familia Hulman-George, ligada desde los orígenes a la competición. La pista mide 2,5 millas (unos 4 km, es decir, 700 metros más que el circuito del GP de Mónaco, que también se disputa este fin de semana). Antiguamente, la pista del trazado estaba compuesta de millones de ladrillos, ladrillos que aún a día de hoy se conservan únicamente en la línea de meta.
Todo lo que gira entorno a Indianapolis es a lo grande. El trazado es uno de los recintos deportivos más grandes del mundo con una capacidad superior a los 300.000 espectadores, a los que hay que sumar los entorno a 50.000 espectadores que ven la carrera desde los diferentes espacios en la zona interna del óvalo. Dentro del circuito existe toda una ‘ciudad’ que hace tan especial a este trazado. Este espacio interno ocupa una superficie de unas 102 hectáreas, es decir, más de dos veces el estado de Ciudad del Vaticano y algo más de la mitad del principado de Mónaco. Contando el espacio del óvalo central, la pista, los parkings y toda la infraestructura exterior el espacio total alcanza casi las 390 hectáreas.
Se estima que el impacto económico de la carrera sobre la ciudad de Indiana es superior a los 300 millones de dólares, una cifra muy similar a la que calculan que se generó en Houston con motivo de la Super Bowl 2017. La edición número 100, celebrada el año pasado, fue un pinchazo en venta de entradas. Para 2017, los organizadores han reconocido estar nerviosos, aunque el ‘efecto Alonso’ aseguran que ha rehabilitado la venta de entradas para este año, en el que se calcula que el precio medio de una entrada rondará los 130 dólares.
La fiesta del automovilismo se celebra con mucha comida y bebida. Las estimaciones calculan que los espectadores tomarán unos 60.000 litros de Coca-Cola, 53.000 litros de cerveza, 4,5 toneladas de carne de hamburguesa y cerca de 2.000 litros de kétchup durante este domingo. Dentro del óvalo es habitual ver zona de caravanas donde los más fans acampan durante el fin de semana de competición.
Los equipos pequeños tienen un presupuesto anual de 5,5 millones de dólares y los grandes pueden llegar hasta los 12 millones de dólares
La fiesta de las 500 millas de Indianapolis no sólo es una gran fiesta para los fans sino que para los equipos es una gran oportunidad. El equipo del coche ganador puede sumar unas ganancias de hasta 3,5 millones de dólares entre premios y patrocinios. Para poner en contexto esta cantidad, podría ‘salvar’ el presupuesto de una temporada en una escudería pequeña. Los equipos pequeños tienen un presupuesto anual de 5,5 millones de dólares y los grandes pueden llegar hasta los 12 millones de dólares.
Los costes de los equipos siguen la línea de austeridad presente en la mayor parte de competiciones automovilísticas en EEUU, y muy por debajo de los presupuestos que han convertido a la Fórmula 1 en algo inalcanzable para muchos fabricantes y marcas. El chasis de un coche de IndyCar ronda los 600.000 dólares para un equipo y están todos fabricados por la misma empresa, la italiana Dallara. Un pack de 20 motores con un ingeniero de Honda o Chevrolet, los dos únicos suministradores de motores en la competición, cuesta a los equipos cerca de 200.000 dólares y en una carrera como las 500 millas se pueden llegar a utilizar entre 3 y 4 unidades de potencia.
CÓMO SEGUIR LA CARRERA DESDE ESPAÑA
En España, la carrera será retransmitida en directo por Movistar+, que es la única plataforma audiovisual con los derechos de la IndyCar. La cadena de Telefónica ha anunciado que se podrá seguir desde dos de sus canales ‘#0’, en abierto para todos los clientes de la televisión de Telefónica, y ‘Movistar Deportes’, dentro del pack de deportes. La carrera comenzará las 18.20, aunque Movistar tiene previsto comenzar la programación a las 17.30.