Lo que parecía un acuerdo ganador para todas las partes, se ha transformado en una sombra alargada de deuda para el Atlético
"Una operación exitosa para todas las partes. El Vicente Calderón será la envidia de Europa entera y el Atlético no pagará un duro". Estas palabras son de 2006. Enrique Cerezo, presidente del club madrileño, sacaba pecho por la operación del traslado del estadio de la M-30 a la Peineta. Once años después, ha sufrido un baile de cifras difíciles de entender.
El Atlético vivía en un momento crítico: con deudas multimillonarias (130 millones de euros según el club y 430 según la Agencia Tributaria), en un laberinto interminable de derrotas y un descenso a sus espaldas. Con una ciudad de Madrid con aspiraciones olímpicas, el Ayuntamiento y el club acordaban el traslado del Vicente Calderón a la Peineta, posible sede Olímpica. Entre medias, Mahou, con una explanada aledaña al estadio, firmaba la venta de dicha parcela. Era el primer contrato firmado entre las tres partes en el año 2006.
Lo que contaron en ese momento el consistorio de la capital (con Gallardón al frente) y el Atlético era un ‘pelotazo’ para los de la ribera del Manzanares. El suelo se tasó en 260 millones de euros, mientras que la remodelación de La Peineta, costaría 225 millones de euros. En caso de que Madrid fuese la ciudad elegida para albergar los JJOO, los rojiblancos harían un desembolso de 20 millones para acondicionar la obra faraónica. El sueño de ver a la capital de España engalanada con los anillos multicolores se fue al traste y se presentaba un nuevo escenario. La directiva atlética y el Ayuntamiento de Madrid querían, aún así, ver al club colchonero en el otro lado de Madrid.
Pasar del frío y humedad del río al pavimento de la orilla de la M-40 era casi una realidad. En el lugar del feudo atlético se edificarían dos torres de 30 plantas, así como un enorme parque para continuar con el plan de Madrid Río. FCC sería la encargada de realizar las obras del estadio y del macroproyecto en el Manzanares.
Pero en 2012, la historia daba un nuevo giro que cambiaría de manera capital el traslado al nuevo estadio. Señales de Humo, plataforma de socios del Atlético de Madrid crítica a la gestión de los Gil y varias asociaciones llevaron el proyecto ante la justicia. La razón: se iban a levantar dos edificios más altos de lo permitido en esa zona madrileña. “Se iban a edificar dos torres de 30 alturas, cuando lo permitido son ocho plantas. Algo que provocaría un impacto visual inadecuado en la zona. Además, las nuevas torres provocarían sombra a los edificios vecinos”, explica Jesús Martínez, vicepresidente de Señales de Humo, a ‘Bolsamanía’. El Tribunal Superior de Justicia dio la razón a las asociaciones, por lo que las obras de Madrid Río quedaban suspendidas.
El fallo de la Justicia provocó en cascada una sucesión de consecuencias que derivaría en una nueva firma de otro convenio. Los 200.000 metros cuadrados para edificar el proyecto quedaban huérfanos de constructor, ya que FCC abandonaba. “La Justicia cambia los planes urbanísticos cambian y las plusvalías son inferiores para la empresa que pretendía levantar las torres, algo que FCC utiliza para desvincularse del proyecto”, explican desde Señales de Humo. La empresa del ladrillo solo Eso sí, la empresa sólo dejaba de lado una parte del proyecto porque el Atlético pide que levante La Peineta. ‘Bolsamania’ se ha puesto en contacto con FCC, pero no han querido dar una versión oficial del abandono de la operación del Manzanares.
DONDE DIJE DIGO, DIGO DIEGO
Los problemas crecen, como en la serie de ficción. El Atlético de Madrid, en sus cuentas económicas (noviembre 2016), declara unas pérdidas de hasta 26,5 millones de euros tras la paralización de las obras de la Mahou-Calderón. Adiós a las ganancias, adiós al “estadio por estadio” de Enrique Cerezo. En dichas cuentas, también se recoge una minoración del valor contable de la parcela del Vicente Calderón, que pasa de 196 a 154 millones. Esa parcela es hoy prenda –junto con otros derechos-- del crédito concedido al Club por Inbursa, la financiera de Carlos Slim, por importe de 163 millones, para la ejecución del Estadio Wanda Metropolitano, tal y como explica Jesús Martínez.
La difícil situación económica del club fue aprovechada por Carlos Slim, que desembarcaba en la empresa constructora. Inbursa, banco del mexicano, ofrece un crédito al Atlético a razón de 166 millones de euros para acometer las obras de La Peineta. Los problemas financieros del club madrileño son un hecho, y es cuando aparece el grupo Wanda, ávido de representación en España tras el fracaso de la ‘Operación Campamento’ y de la ‘Operación Plaza España’. Wang Jianling compra el 30% del club para insuflar liquidez. El estado es tan crítico, que recientemente dijo en el Foro de Davos en una entrevista que “en el Atlético queman el dinero, por lo que será difícil sacar rentabilidad”. Con este panorama, con el Atlético lastrado por los nuevos créditos y la no venta de la parcela del Vicente Calderón, Enrique Cerezo, presidente del Atlético, explica en una entrevista a Radio Marca que el traslado “va a tener unas pérdidas de entre 130 y 140 millones de euros”.
OTRO DESEMBOLSO DE 60 MILLONES… Y EL CALDERÓN SIGUE EN VENTA
Si fuese un piso de 80 metros cuadrados, a buen seguro que el Atlético de Madrid colgaría el cartel de “se vende”. La operación, a fecha de hoy, continúa en punto muerto, aunque parece que va a cambiar. El Ayuntamiento de Ahora Madrid va a dar luz verde a un nuevo proyecto, con el consenso de las asociaciones vecinales para que se inicie un nuevo proyecto, según han confirmado fuentes del consistorio a Bolsamanía. Atrás quedan las torres de 30 alturas. La nueva edificación, que saldrá a concurso tanto la obra como la propiedad, no superará los diez pisos y Madrid Río contará con una zona verde de grandes dimensiones.
Pero las malas noticias, o buenas según vean los socios del Atlético el vaso medio lleno o vacío, en las oficinas del Calderón continúan. Ahora Madrid modificó el contrato que había de compra del terreno del Estadio de la Peineta. “Había condiciones irregulares que podía desembocar en una multa de la UE como ya pasó con el Real Madrid”, afirman desde el Consistorio. El antiguo gobierno de Madrid (PP) comandado por Gallardón, primero, y Ana Botella, después, firmaron una serie de acuerdos que a los ojos del actual grupo encargado de dirigir el Ayuntamiento no eran claros.
Este pacto suponía el pago del Atlético por la parcela del estadio en los siguientes términos. Pago en entradas a valor de dos millones de euros. “También había una cláusula en la que el Atlético debía de ceder el estadio para actos oficiales, pero eso es ridículo. El Ayuntamiento tiene otras muchas infraestructuras para celebrar cualquier tipo de evento”, subrayan las mismas fuentes. La cosa no quedaba ahí y el Atlético ofrecía una parcela dedicada al Samur a cambio de disminuir la deuda.
Todo ello se suspendió y el Atlético debe pagar al consistorio madrileño 60 millones de euros, y en este apartado la entidad colchonera se encargará de acometer (también lo construirá FCC) la construcción de los accesos desde la M-40 al nuevo feudo. Según el grupo político Ahora Madrid. “Este contrato se rompe para que no haya otro caso como el de la recalificación del Santiago Bernabéu o las Cuatro Torres, y evitar así una multa millonaria y poner en entredicho la transparencia de este Ayuntamiento”. ¿Acabará aquí la enrevesada historia del traslado al Wanda Metropolitano o habrán nuevos giros?