VALLADOLID, 19 (EUROPA PRESS)
El director andaluz Benito Zambrano ha lamentado que España tenga un "cáncer histórico" que se empeña en "curar con tiritas" en lugar de ir a la raíz de los problemas, en alusión a "heridas muy latentes" de la sociedad española que "siguen sin resolverse ni sanar".
"A un cáncer no hay que ponerle una tirita, sino sanarlo con los mejores médicos", ha incidido, en una entrevista concedida a Europa Press en el marco de la celebración de la 64 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), donde ha presentado su película 'Intemperie', que ha inaugurado el festival.
En la cinta, que concluye con una dedicatoria especial a aquellos que enseñan a perdonar, cobran importancia valores humanos tales como "el perdón, la solidaridad o el entendimiento", a los que "mucha gente ha entregado su vida en pos de un mundo pacífico y tranquilo", aunque siempre se interpongan "demasiados negocios e intereses que perturban esa paz", ha señalado el realizador.
Según Zambrano, la enseñanza de 'Intemperie' es que "la vida te va a herir y que nadie se va a librar de las pesadillas, pero hay que saber que hacer con esas cicatrices: el que sabe hacerlo bien puede crecer como persona y el que no, se pasa la vida sufriendo".
Además, otro de los valores heredados por el protagonista (Jaime López) es el respeto por los muertos que le inculca su mentor, el pastor (Luis Tosar), quien le recuerda que, aunque muchos vivos no merezcan respeto, los muertos sí.
En este sentido, según Zambrano, "un pueblo que no respeta a los muertos es un pueblo que no se respeta a sí mismo" y remite a casos como los de Franco o Hitler. "Dejemos a los muertos en paz, pero que estén en paz y no sean símbolos de nada", ha aseverado, en alusión a las fosas comunes y los muertos enterrados a los que "no se ha dado dignidad".
"Para esos muertos no ha habido dignidad porque sufren el olvido institucional", ha lamentado, aunque cree que "poco a poco se irá entendiendo".
En alusión a su propia experiencia personal, Zambrano ha asegurado que fue la vida la que le enseñó a perdonar, aunque a su madre le debe la enseñanza de tener una actitud "no beligerante", quien le enseñó a tener un sentido "amable y simpático" de la vida "evitando problemas y malos rollos".
Así se describe el director de esta historia de violencia que invita al perdón como catalizador de las heridas, aunque estas, sin embargo, requerirán un tratamiento acorde a su profundidad, del mismo modo que el cáncer no se cura con una tirita.