Se cuestiona la estabilidad real de las llamadas monedas estables
La frase que más se escucha en los círculos de criptomonedas estos últimos días es algo como “estoy tratando de digerir todo lo que ha pasado”. Las redes sociales se han llenado de historias de inversores pillados en la crisis de Terra, que lo han perdido absolutamente todo en el hundimiento de LUNA y el dólar de terra (UST), los dos tokens de esta plataforma blockchain. En muchos casos, también se han quedado atrapados en la caída del bitcoin que se ha derivado de esta hecatombe y, pese a que reconocen que “se veía venir”, no han salido del mercado a tiempo. ¿Les suena? El episodio ha revivido la crisis de Lehman Brothers de 2008 con numerosos analistas comparando lo ocurrido con una quiebra del sistema bancario.
"Este colapso de una de las mayores 'stablecoins' (monedas estables) ha tenido un fuerte efecto dominó en todo el ecosistema de criptomonedas, con muchos participantes cuestionando la estabilidad real de estos tokens, así como el hecho de requerir una autoridad centralizada y los mercados financieros tradicionales para rescatar lo que se consideraba un ecosistema descentralizado", señalan los expertos de Julius Baer.
Las cifras que se manejan estos días son aterradoras. LUNA ha firmado su acta de defunción al caer su precio a menos de 0,1 dólares (0,076 en el momento de escribir) y perder posiciones en el ranking de monedas por capitalización de mercado. Ya no está ni en el top 200 de CoinMarketCap. Dos semanas atrás, el 28 de abril, cotizaba por encima de 90 dólares y su máximo histórico, alcanzado el 5 de abril, hace poco más de un mes (!!), fue de casi 120 dólares. En cuanto al UST sigue agonizando y no parece haber tocado suelo. Tras intentar estabilizarse en unos 0,5 dólares ha vuelto a caer con ganas por debajo de los 0,2 dólares.
Las sacudidas se han notado en todo el ecosistema criptográfico enviando oleadas de pánico entre los inversores. 600.000 millones de dólares se han evaporado en una semana de las criptomonedas. El bitcoin y numerosas ‘altocoins’ han vuelto a precios que no se veían desde finales de 2020 y el análisis técnico sugiere una corrección de mayor calado. Otra moneda estable, el dólar de Tether (USDT) ha perdido su anclaje al dólar y ha caído a mínimos no vistos desde 2017. Y en el ecosistema de las finanzas descentralizadas (DeFi), Terra representaba el segundo mayor ecosistema en términos de valor total bloqueado (TVL por sus siglas en inglés), con aproximadamente 16.800 millones de dólares.
Esta crisis en desarrollo pone de manifiesto las incertidumbres inherentes a las monedas estables algorítmicas (UST) en comparación con sus homólogas tradicionales respaldadas por el dinero fiduciario (USDT, binance coin o USD coin). La gran diferencia entre ambos tipos de tokens estables es que mientras el UST de Terra es una ‘stablecoin’ de tipo algorítmico, que tiene su propio sistema de señoreaje descentralizado, el USDT es una moneda estable centralizada respaldada por dinero fiduciario, lo que a la postre la convierte en un riesgo para el sistema financiero tradicional.
“Aunque hay muchos tipos diferentes, las 'stablecoins' algorítmicas como la UST han sido, con diferencia, las más controvertidas, ya que no se requiere una garantía de moneda fiduciaria u otros activos de gran liquidez para respaldar la estabilidad del token”, explican fuentes del sector.
Para Julius Baer, lo acontecido con Terra es “una clara demostración de la falta de confianza del mercado en la capacidad de las monedas estables algorítmicas para autocorregir cualquier oportunidad de arbitraje y mantener la estabilidad de la paridad”. Un hecho que refuerza la opinión de los analistas del banco suizo de que "los reguladores se centrarán cada vez más en el espacio de las finanzas descentralizadas (DeFi) y las monedas estables, que no están reguladas".
EEUU se ha puesto manos a la obra para ordenar el sector, tal como esta misma semana hizo patente la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, quien puso el acento en las monedas estables durante una comparecencia ante el Senado de EEUU. Sin embargo, los expertos creen que un mayor escrutinio de las autoridades será otro clavo en el ataúd de los tokens digitales, cuya confianza se ha visto de nuevo muy dañada.
“Lo que la industria de las criptomonedas necesita ahora mismo es que vuelva el apoyo y el entusiasmo respecto a cómo los tokens digitales encajan en nuestras vidas cada vez más digitalizadas, más que una regulación gubernamental”, se exclama Ipek Ozkardeskaya, analista de Swissquote Bank. Sin embargo, los expertos coinciden en señalar que es difícil decir si las ventas en las criptomonedas son indicativas de un declive a largo plazo. “Los criptoevangelistas dirán que ya hemos pasado por esta situación y que estos activos no sólo se han recuperado, sino que se han disparado hasta alcanzar máximos históricos”, señala Myron Jobson, analista de interactive inventor.
“Pero el entorno ahora es muy diferente”, puntualiza este experto, ya que los mercados se preparan para una época de endurecimiento monetario no visto en dos décadas, con una Reserva Federal de EEUU (Fed) y otros bancos centrales decididos a acabar con la era de dinero barato y combatir la inflación. Y no hay que olvidar que el bitcoin está a punto de cumplir sólo 14 años de historia.
“Los entusiastas de las criptodivisas pueden ver cada caída como una oportunidad de compra, pero la convicción va a ser puesta a prueba, y para el inversor medio es un recordatorio oportuno del riesgo que supone invertir en un activo tan altamente volátil”, apostilla el experto.