Charlamos con el cofundador de Onyze sobre tendencias del mercado de las monedas digitales
Las últimas jornadas han sido de tremenda intensidad para el criptoespacio y los expertos coinciden en señalar que los desarrollos y acontecimientos que se producen alrededor de los activos digitales no hacen más que fortalecer sus fundamentales. Las noticias favorables se solapan. La compra de Twitter por el CEO de Tesla, Elon Musk; el anuncio de Fidelity de que ofrece la opción de añadir el bitcoin a sus planes de pensiones; la República Centroafricana, que se ha convertido este 27 de abril en el segundo país del mundo en hacer oficial el bitcoin como moneda de curso legal…
España no se queda al margen y además de habilitar la casilla 1626 para declarar las inversiones en criptomonedas en la Renta, el Banco de España ha publicado un capítulo especial dedicado a criptomonedas dentro del Informe de Estabilidad Financiera de primavera, que recoge que el 12% de los españoles tienen inversiones en tokens criptográficos.
De todos estos temas charlamos con Eneko Knörr, uno de los fundadores de la empresa de custodia de criptoactivos Onyze, pionero, emprendedor e inversor en startups como Cabify, Housers o Captio. Es considerado una de las personas más influyentes del ‘blockchain’ en España.
Escucha la entrevista completa en podcast:
Pregunta (P): Pese a que muchas voces se lanzaron a vaticinar que la compra de Twitter por parte de Musk sería el catalizador de un nuevo rally para el bitcoin, no parece que haya tenido el efecto esperado. ¿Qué opinión te merece esta operación?
Respuesta (R): Elon Musk ha sido en centro de la polémica en el último año por su apoyo al bitcoin, luego por su crítica. Ha promovido una moneda que es una ‘shitcoin’ (basura), que cada vez que hace algo sube porque supuestamente va a seguir dándole respaldo. Se ha considerado que su nuevo papel de dueño de Twitter va a beneficiar al dogecoin, aunque dudo mucho que así sea.
P: Vamos, que no te gusta que una sola persona tenga tanto poder y mueva tanto el mercado…
R: Lo que no me gusta es el dogecoin, un token tras el que no hay nada y considerado como una broma por su propio creador. En cuanto a la influencia de Musk, una persona con 87 millones de seguidores fieles es normal que tenga una repercusión inmediata en todo el mundo y buena parte del éxito de Tesla viene de esos fans. El ser ahora el dueño de Twitter no va a cambiar este hecho, más cuando ha prometido que liberará el algoritmo, lo que no le favorecerá.
P: Es innegable que el bitcoin le debe a Musk su desempeño del último año: sus máximos históricos y abrir las puertas de par en par al interés de Wall Street…
R: La entrada de grandes inversores institucionales a los proyectos y empresas de criptomonedas es una cosa normal, que preveíamos desde hace tiempo y que beneficia al ecosistema y a su crecimiento. Las subidas que estimamos a largo plazo -sin que esto constituya consejo de inversión- están en buena medida basadas en que el mundo va hacia las divisas criptográficas y en que cada vez entrarán más fondos de inversión e inversores institucionales.
Por otra parte, que los inversores destinen un porcentaje a criptodivisas es lógico por una simple cuestión de teoría de gestión de carteras y porque ya hace tiempo que hemos dejado atrás toda la carga negativa sobre si el bitcoin y las ‘altcoins’ son una burbuja o un tulipán.
P: Pero sigue habiendo ‘tulipanistas’, como ejemplo tenemos el mismísimo Warren Buffett.
R: Creo que a una persona de esa edad, sin desmerecer todo lo que ha hecho, la tecnología se le pone cuesta arriba. Hay que recordar que él mismo ha reconocido que se perdió invertir en Google y Amazon porque no los entendió, así que tampoco podemos pretender que entienda el bitcoin.
P: Dejando de lado al Oráculo de Omaha, el bitcoin se ha hecho un lugar entre los gigantes financieros de EEUU, hasta el punto de que la ‘cripto’ ha acabado fuertemente correlacionada con la Bolsa de Nueva York.
R: Históricamente, el bitcoin ha estado completamente descorrelacionado con los mercados financieros y en los últimos dos años, curiosamente, se da esta correlación importante. Sin embargo, a cualquier inversor en renta variable ya le habría gustado multiplicar su inversión por 10 en este período como ha hecho el bitcoin, así que es una correlación relativa.
Cabe reconocer que el nuevo tipo de inversor ha cambiado el comportamiento de la divisa. Como ahora han entrado estos institucionales, el día que ven que va mal la bolsa, venden el bitcoin como si fuera una acción tecnológica más, sin pensar en que es algo completamente distinto.
P: También han entrado en este mercado empresas que han añadido el bitcoin a su tesorería: MicroStrategy, el mismo Tesla, Block, Meitu… ¿Se hace cada vez más importante el papel de los custodios para ayudar a gestionar la seguridad de estas inversiones?
R: Lo que ocurre a menudo en las empresas es que se dan cuenta de que invertir en el bitcoin tiene sus dificultades, pese a que se hace cada vez más accesible. En concreto, las compañías deben tomar decisiones sobre quién tiene la responsabilidad de guardar las claves y, por tanto, tener acceso a los criptoactivos comprados, con el riesgo que eso entraña de quedarse sin la inversión si se pierden dichas claves. Por lo tanto, la opción de darlo a un tercero para que lo custodie tiene todo el sentido para inversores institucionales, casi más que en el caso de inversores particulares.
P: ¿Pero el papel de intermediario no va contra la naturaleza descentralizada de las ‘criptos’?
R: La visión purista de las criptomonedas, de tener el control absoluto de nuestro dinero y nuestras claves, es un ideal muy bonito y efectivamente es una ventaja del bitcoin, pero en la práctica la gente prefiere no depositar su propio dinero en casa porque tiene sus riesgos. Por lo tanto, hay una tendencia actual que es dar los bitcoins para que los guarde alguien. Esto apunta de forma clara, en los próximos años, a que en un porcentaje grandísimo de los bitcoins estarán custodiados por los bancos. No hay forma más fácil de comprar y conservar las ‘criptos’ que hacerlo de la misma manera que se pueden adquirir, por ejemplo, acciones: en la entidad financiera donde cada uno opera habitualmente.
P: ¿Qué debe pasar para llegar a este futuro en que los bancos y entidades permitan operar con criptomonedas?
R: A los bancos les cuesta dar el paso por toda la mala fama que tienen estos activos, es innegable que existe un riesgo reputacional. Sin embargo, hay demanda. Hace unos meses, Ana Patricia Botín dijo: “Nos hemos dado cuenta de que nuestros clientes quieren criptomonedas” y esta frase es muy representativa.
A esto se añade que las entidades hacen sus números sobre la cantidad de dinero que sale de las cuentas todos los meses y van a parar a plataformas de compraventa de criptomonedas. Un dinero que ellos dejan de ganar y, además, se están perdiendo el negocio de las comisiones.
P: Seguro que los datos del Banco de España sobre este alto porcentaje de españoles con divisas digitales les anima a espabilar…
R: Estas cifras de implantación de las monedas ‘cripto’ en España son muy relevantes. Para algunos es para asustarse y para otros es algo a tener en cuenta, que demuestra que esto ya no es cosa de unos locos. El 12% es una proporción de la población muy grande, más si los contraponemos con los datos de activos de inversión tradicionales en manos de la población española (un 3%, según la Comisión Nacional del Mercado de Valores).
P: ¿Es la falta de regulación la última barrera?
R: Ciertamente hay miedo. Las cosas para los bancos no están claras y necesitan unas reglas, pero se habla mucho de que las criptomonedas no están reguladas como si fueran ilegales y eso no es así. En la declaración de la Renta en España hay una casilla -la 1626- para declarar estas inversiones, así que muy ilegal no es. La mayor validación legal que se ha dado desde la administración pública a las criptomonedas es decir a los contribuyentes: ponlas aquí para que tributen.