Algunos expertos creen que son al actual rally lo mismo que las ICOs en 2017, pero más seguros
La subasta por el primer tuit de Jack Dorsey, CEO de Twitter, publicado el 21 de marzo de 2006, o la venta de un Bansky digitalizado después de quemarlo han puesto en primera línea de la actualidad 'cripto' los 'Non Fungible Tokens' (NFT). Más allá de la revolución que supone este tipo de criptoactivos para el arte digital y el coleccionismo, su proliferación está contribuyendo a las alzas del mercado por el interés que acaparan las 'altcoins' -criptodivisas alternativas al bitcoin- relacionadas con estos tokens. Y no son pocos quienes han empezado a establecer paralelismos con las ofertas iniciales de monedas (ICOs) de 2017.
La tecnología blockchain está siendo protagonista de muchos avances tecnológicos con innovaciones para muchos sectores, pero sus ejemplos más relevantes han sido en el mundo financiero y concretamente, las criptodivisas. Pero, ¿son las criptomonedas, la seguridad y los datos los únicos aspectos interesantes de la tecnología blockchain? "Definitivamente no", indica Alejandro Zala, Country Manager de Bitpanda en España. Los tokens no fungibles demuestran que el blockchain también tiene un alto impacto en industrias como las artes y el ocio. Y específicamente lo que significan es que son únicos y no intercambiables. Es decir, un bitcoin es fungible: si lo cambias por otro bitcoin, tendrás exactamente lo mismo. Sin embargo, una obra de arte no es fungible.
A partir de la blockchain de ethereum, los NFT son activos digitales únicos cuyo contenido se recoge en tokens emitidos por el propio proyecto. "Estos avances representan una revolución al actuar de forma completamente individualizada", explica Zala. Pero no sólo ethereum se está viendo alimentado por estas iniciativas. Esta misma semana, proyectos como Ultra, Theta -que sube más de un 50%-, y Enjin llevan varias jornadas con ganancias de dos dígitos y rebasan un máximo anual tras otro.
Sin embargo, algunos analistas recelan de esta fiebre y no pueden evitar establecer paralelismos con la racha alcista de 2017 en el criptoespacio, que estuvo definida por la locura de las ofertas iniciales de monedas. Recuerdan como aquella ola dio un giro negativo con terribles consecuencias previsibles para muchos proyectos sobrevalorados que tenían poco más que un equipo y un 'White paper' mal escrito.
Casi la mitad de esas iniciativas desaparecieron, dejando a miles de inversores con una cartera llena de tokens inservibles, pero casi tres años después, la industria ha madurado, los reguladores han tomado la iniciativa y los inversores se han vuelto más cautos. Las ICOs siguen siendo relevantes hoy en día, habiéndose transformado en otras formas de recaudación de fondos -como las ofertas de tokens valor-, pero son los tokens no fungibles quienes han robado el foco y gozan ahora de una creciente popularidad.
Los NFT pueden ser realmente cualquier cosa digitalizada (como dibujos, música, un cerebro descargado y convertido en una IA), pero gran parte del entusiasmo actual gira en torno al uso de la tecnología para vender arte digital. "No pensemos que esto es una moda puntual, es solo el inicio de una nueva corriente capaz de revolucionar muchas industrias", argumenta Zala. "Algunos artistas están encontrando en esta tendencia una forma de hacer que su arte no sólo sea más rentable, sino también único, coleccionable y tokenizado", aduce. "En un mundo en el que los artistas a menudo obtienen una reducida parte de los ingresos producidos por su obra original debido a los duplicados que circulan libremente sin que los autores cobren nada por ello, esta protección de la propiedad intelectual es revolucionaria".
Otras fuentes llaman la atención, en cambio, sobre el hecho de que las subastas privadas de estos NFT están rozando cifras millonarias y atrayendo a 'celebrities' de todo tipo que no entran en el patrón estricto de artista. De los 6,6 millones de dólares que se pagó por una obra de 'Beeple' a inicios de marzo, a los 69 millones de dólares con los que se ha saldado una puja de otra pieza del mismo autor en la famosa casa de subastas Christie's, pasando por los 2,5 millones de dólares que prevé recaudar Dorsey -y que irán todos destinados a obras benéficas- por su tuit inaugural, muchas voces avisan de que el asunto está empezando a irse de las manos.
Aunque el valor de los NFT proviene de su escasez, no todo el mundo está de acuerdo con estos precios astronómicos y muchos comentaristas del sector califican las compras de arte digital de poco menos que absurdas. Con todo, el potencial de esta tendencia para otros sectores como el entretenimiento, a la hora, por ejemplo, de emitir entradas para cualquier evento en forma de token no fungible, es innegable. "Las NFTs ofrecen algo único, que permite la trazabilidad e impide la falsificación, lo que, en mi opinión, es lo que llevaban pidiendo a gritos desde hace mucho tiempo", subraya el directivo de Bitpanda.