La brecha entre los dos activos se ha agrandado este 2022
Las criptomonedas llevan el tiempo suficiente en los mercados financieros mundiales como para contar con un historial de cómo se mueven en tiempos de crisis. Mientras muchos analistas y expertos proclaman su rol de refugio seguro, los acontecimientos demuestran, una y otra vez, que durante episodios de caos en las plazas financieras, tienden a fluctuar en consonancia con los valores de riesgo. El inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania no ha sido una excepción.
El ataque que Vladimir Putin ha ordenado en varias regiones de su país vecino ha provocado cuantiosas ventas en las bolsas que ha cobrado tintes de hecatombe en las criptomonedas, con algunos tokens cayendo a niveles de hace un año o a mínimos históricos, como en el caso del dogecoin. El bitcoin ha llegado a perder un notable 10%, pero ha respetado soportes.
"En los últimos años hemos escuchado argumentar que el bitcoin es el nuevo 'refugio'", apunta el director de inversiones de AJ Bell, Russ Mould. "Sin embargo, no ha mostrado ningún signo de ser un depósito de valor durante la crisis actual", ha añadido.
En contraste, el oro ha hecho lo que suele hacer cuando estalla una guerra: ha subido más de un 2%, hasta niveles de finales de 2020, al calor de la acumulación de inversores en el tradicional refugio. Un movimiento que pone de manifiesto la creciente brecha entre el bitcoin y el metal amarillo este año. Mientras que los precios del oro han subido un 8%, la mayor criptomoneda del mundo ha perdido casi un tercio de su valor, lo que lleva a los expertos a aseverar que “estamos descubriendo cuál de los dos es el auténtico valor refugio”, en palabras de Neil Wilson, analista de Markets.com.
Esta rivalidad entre el oro y el bitcoin no es algo nuevo. Al inicio de la crisis del coronavirus, en marzo de 2020, ya se cuestionó el rol de las monedas electrónicas como un 'safe haven'. En el pasado, el bitcoin había estado funcionando como un refugio similar al metal precioso, hasta el punto de que se le proclamaba como el 'oro digital'. Así fue durante los peores momentos de la guerra comercial entre China y EEUU de la era Trump o cuando la situación del Covid-19 todavía no era una pandemia mundial. Pero cuando se desató el pánico en los mercados hace casi dos años, los tokens digitales sufrieron ventas como el resto de activos de riesgo.
En cambio, durante los meses siguientes de restricciones y cierres de economías a causa del virus, la moneda de Satoshi Nakamoto sacó pecho de nuevo como almacén de valor y se convirtió en una excelente herramienta para diversificar las carteras de los inversores, que buscaban cobertura contra la inflación. Durante más de un año, operadores institucionales, bancos y fondos, especialmente de Wall Street, adoptaron una exposición en el bitcoin o el ethereum, lo que ha derivado en que todos estos recién llegados traten a las criptos "como una acción como una beta muy alta", explicaba a Bolsamanía Ramiro Martínez-Pardo, CEO de HeyTrade.
Ante la inminente subida de tipos de la Reserva Federal de EEUU (Fed), "que estos inversores consideran que tendrá un impacto negativo en los valores tecnológicos de crecimiento que cotizan en el Nasdaq, han vendido las 'criptos' como uno más, sin molestarse en prestar atención a sus fundamentales", argumenta por su parte Teeka Tiwari, experto de Palm Beach Research Group.
Un reciente informe de Bank of America reflejaba que la moneda digital más operada del mundo, y el resto de este mercado, llevan por lo menos medio año comportándose como un activo de riesgo. Desde el verano han exhibido una elevada correlación con los índices de Wall Street que alcanzó máximos este pasado mes de enero. Y en este contexto, la guerra de Ucrania no hace más que confirmar lo que muchos han venido avisando en las últimas semanas: que la moneda digital por antonomasia “ha sido muy vulnerable tanto a las expectativas de subidas de tipos de la Fed como a las tensiones geopolíticas”, indica Ipek Ozkardeskaya, analista de Swissquote.
Así las cosas, el experto cree que si la situación en Ucrania empeora, “podríamos ver el precio de la moneda criptográfica caer hacia los 30.000 dólares e incluso por debajo, dependiendo de lo grave que sea la situación”, una visión en la que coinciden la mayoría de analistas consultados. “Las otras criptodivisas también sentirán la garra de la guerra ucraniana, ya que cuando el bitcoin estornuda, toda la criptoindustria se resfría”, agrega. Subraya Ozkardeskaya el hecho de que los precios más altos de la electricidad encarecen la minería de criptomonedas, otra “razón fundamental que impide que el bitcoin sea un activo seguro en el entorno actual”.
"Las criptomonedas son un refugio en un mundo normal", comenta a Bolsamanía una fuente de esta industria. En un escenario de guerra en Europa que puede tener como una de sus consecuencias cortes de energía, y esto afectar a las operaciones de minería del bitcoin y otros tokens, los activos digitales se ven más golpeados y los valores refugio tradicionales, como el oro o el dólar, son una apuesta más segura.
De cara al futuro inmediato, es probable que los precios de las criptomonedas, al igual que los mercados financieros en general, sean volátiles en las próximas semanas, influidos en gran medida por los acontecimientos relacionados con el conflicto entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, "históricamente, la mayoría de las crisis geopolíticas han tenido repercusiones mínimas en el mercado global a largo plazo, y la amenaza suele ser más significativa que el evento en sí”, afirma Simon Peters, analista experto en criptoactivos de eToro.
“Lo importante de todo esto es que la inestabilidad política volverá a poner de relieve el objetivo principal del bitcoin de ser una red transparente, de código abierto y entre iguales, no controlada por un único administrador o banco central", prosigue. "Esto significa que, incluso si los bancos cierran y las monedas locales pierden valor en tiempos de inestabilidad, los ciudadanos seguirán teniendo acceso al capital a través de los criptoactivos”, concluye.