"Hay toda una cultura que gira en torno a cortejar a la Academia", asegura el veterano publicista Bumble Ward
Para alzar la dorada estatuilla frente a los cegadores focos de la noche angelina en el Dolby Theatre hace falta dinero. Mucho dinero. Y no sólo es suficiente con presentar a la carrera por el Óscar una buena película que concilie el agrado de la crítica y el público.
Lo primero es contratar a un buen especialista en campañas para los Óscar y así acceder a su red de contactos y estrategias para llegar hasta los votantes que deciden los ganadores cada año: “Hay toda una cultura que gira en torno a cortejar a la Academia”, afirma el veterano publicista Bumble Ward en declaraciones a ‘The Guardian’.
“Hay toda una cultura que gira en torno a cortejar a la Academia”, asegura el veterano publicista Bumble Ward
De hecho, Ward lo tiene muy claro: “Los miembros de la Academia pueden salir a comer o a cenar cualquier día durante esa época. Es parte del juego: ¿A quién puedes llevar a un sitio que hará que la gente quiera dejarse caer por allí?”.
En la actualidad, la Academia está compuesta por 6.261 miembros con voto fijos (a los que se suman otros cientos de invitados por la Academia cada edición) y su perfil medio según un estudio publicado por ‘Los Angeles Times’ en 2016 es el de hombre blanco de unos 62 años.
Desde proyectar la película en festivales a organizar atractivos eventos, cada detalle cuenta. Además, tener la opinión de los críticos en el bolsillo es otro factor fundamental para Ward: “Todo buen Relaciones Públicas debe conocer a la prensa, saber el gusto de la gente y aquello a lo que responden, así que le enseñarán la película primero a los que hablarán bien de ella”.
Y otra de las claves es el ‘timing’. La campaña de la candidatura de un filme de cara a los Óscar debe alejarse de las dos semanas previas a su estreno en cines, lo normal en películas tradicionales que no suelen aspirar a tal galardón, pudiéndose remontar hasta a un año antes de su llegada a la gran pantalla. Y es que según Ward: “Hacer que una película parezca interesante, nueva y refrescante varios meses o un año antes es algo muy difícil de hacer”.
La hoja de ruta obligada para toda película que quiera aspirar a un Óscar es muy exigente a nivel económico y los costes aproximados según el medio británico serían: un asesor o especialista en Relaciones Públicas (entre 8.000 y 12.000 euros), publicidad (813.000 euros antes de la nominación y 650.000 euros después), anuncios y promos televisivas (1.200.000 euros), gastos derivados de la promoción (por ejemplo, pagar el vuelo de las estrellas a un evento, 732.000 euros), proyecciones de la película (130.000 euros), DVD y proyecciones digitales (243.000 euros), presentarse a otros galardones como los Globos de Oro, considerados la antesala de los Oscar (406.000 euros).
GLOBO VS ÓSCAR
En total, la campaña de marketing de una película que aspira al Óscar es de entre 5 y 8 millones de dólares, es decir, entre 4 y 6,5 millones de euros que se deben incluir en el presupuesto del filme. ¿Le sale rentable a una película ganar una estatuilla?
Una película ganadora del Óscar cosecha una cantidad intangible de felicitaciones y los participantes en ella ven como su caché sube como la espuma del champán con el que celebraron la obtención del galardón. Pero el impulso en taquilla a nivel económico que recibe la cinta es considerablemente pequeño.
Según las cifras del analista de datos Edmund Helmer publicadas en 'Reuters', los filmes premiados han sumado hasta tres millones de dólares (2,4 millones de euros) de media a su taquilla final tras alzar la preciada estatuilla. Una suma muy menor comparada con los 14,1 millones de dólares (cerca de 11,5 millones de euros) de impacto positivo en taquilla que tiene ganar un Globo de Oro, considerado un premio menos prestigioso que los Óscar.