La entidad basada en Zúrich se vio obligada a provisionar 4.400 millones en el primer trimestre
No es una empresa dedicada al cuidado de la belleza, pero Credit Suisse se está haciendo especialista en maquillar. En maquillar descalabros, claro. El banco suizo intenta a la desesperada retener a sus banqueros más veteranos tras protagonizar recientemente escándalos como el de Archegos Capital... y lo hace a golpe de prima.
Según informa Bloomberg, que cita a fuentes cercanas al asunto, la entidad basada en Zúrich intenta gestionar el asunto de forma discreta para evitar divisiones en ciertos departamentos en los que algunos trabajadores reciben el bonus y otros no.
Los competidores del segundo mayor banco de toda Suiza, salivan. Según añade este rotativo, algunos trabajadores de Credit Suisse han pasado en las últimas semanas de ser prácticamente inabordables a estar del todo abiertos a escuchar otras ofertas.
La sangría de empleados se extiende más allá de su área de banca de inversión, que ha sido precisamente la protagonista de los escándalos. John Pilant, una de las cabezas más visibles de su brazo inversor, ha cambiado la entidad recientemente por Truist Financial Corp.
Alejandro Przygoda, director de servicios financieros en el banco, se marchó a Jefferies Financial Group junto a otros tres ya extrabajadores de la entidad suiza. Barclays, Bank of America y Goldman Sachs han sido los destinos de, al menos, otros cuatro trabajadores del banco.
Credit Suisse está ante uno de los momentos más difíciles de su historia como entidad. Así lo reconocía su nuevo presidente, el banquero portugués António Horta-Osório, que asumía oficialmente el cargo el pasado 30 de abril tras recibir el respaldo del 96,4% de los accionistas.
En su primera intervención como presidente del banco, el portugués ha subrayado la necesidad de "fomentar una cultura que refuerce la importancia de la gestión de riesgos, garantice contar con los incentivos adecuados, incluida la remuneración, y se centre en la responsabilidad y la rendición de cuentas personales". "Nos espera un periodo difícil y decisiones difíciles. No existen soluciones rápidas o milagrosas ni cosas como la infalibilidad", añadía en aquel entonces.
La entidad suiza se ha visto obligada a provisionar 4.400 millones en el primer trimestre por el colapso de Archegos y de Greensil Capital, cifra que se vio acompañada de varias dimisiones y al recorte del dividendo repartido por el banco. Además, de enero a marzo, Credit Suisse viene de apuntarse 228 millones de pérdidas, que calificaron de "inaceptables".