Los 'cortos' son los inversores que toman posiciones contra un activo
Los inversores bajistas son aquellos que invierten contra un valor a través de lo que se conoce como posiciones cortas. Es decir, ganan si un activo pierde valor, normalmente empresas cotizadas. En general, es una práctica que llevan a cabo ‘hedge funds’ (fondos de cobertura), fondos de inversión y fondos de pensiones.
Este tipo de inversión se produce, generalmente, por tres motivos:
1- Por la convicción de que un valor va a sufrir en bolsa
Este es el caso de gestores que consideran que por la economía, la mala gestión o una debilidad de las cuentas de la compañía (cuando la posición es contra una empresa) ésta perderá valor en el futuro
2- Para proteger un activo correlacionado
Por ejemplo, un fondo tiene mucha exposición a una empresa y, para reducir el riesgo, toma una posición corta en otro valor relacionado para aliviar la pérdida si se producen caídas.
3. Estrategias 'long-short'
El origen de los ‘hedge funds’ fue como fondos de cobertura, aunque ahora no todos realizan estas prácticas y muchos inversores con otra estructura sí lo hacen. Se trata de buscar dos activos cuyo comportamiento sea similar, pero acertando cual lo va a hacer mejor. De esta forma, basta con este acierto para ganar dinero, suban o caigan en bolsa.
Los bajistas suelen estar mal vistos, aunque son un jugador más en el inmenso mundo de la inversión. En 2012 la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) prohibió temporalmente las posiciones cortas ante el desplome del mercado y, especialmente, de los bancos. Desde entonces se exige más transparencia. El regulador publica cada dos semanas el agregado de posiciones cortas de cada empresa y a diario actualiza las posiciones que superan el 0,5% del capital de cualquier compañía.
¿CÓMO SE PONE UN INVERSOR BAJISTA?
El método tradicional es el alquiler de acciones. Consiste en pedir prestado un título con el compromiso de su devolución en un periodo determinado -aunque a menudo se extiende en la fecha de vencimiento-. Cuando el bajista recibe la acción la vende, y cuando tiene que devolverla, vuelve a acudir al mercado para comprarla. Si entre medias ha bajado de precio, gana esta cantidad menos las comisiones.
Un ejemplo ficticio: un inversor pide prestadas 100 acciones que valen 1.000 euros (10 euros cada una), y paga 50 euros por su alquiler al dueño de las mismas. Acto seguido, vende esas 100 acciones en el mercado a 10 euros por título, y espera a que caigan hasta 9 euros. En ese momento acude al mercado para recomprar las acciones por 900 euros y las devuelve a su legítimo dueño. Los 100 euros de diferencia, menos los 50 de alquiler, es su ganancia sin contar las comisiones de intermediación. Su rentabilidad en esta operación es del 100%, ya que apenas ha tenido que invertir 50 euros por el alquiler y ha ganado 50 euros. Eso sí, si se equivoca y la acción sube, entonces perderá dinero.
En la mayoría de mercados desarrollados (aunque aún no es posible en España), los fondos pueden prestar los valores que tienen en cartera, algo que por ejemplo realiza a menudo BlackRock en la bolsa española. La ingeniería financiera ha facilitado que la inversión bajista se pueda hacer por otras vías como los derivados.