Una mayor inclusión de activos sostenibles en las carteras mejorará los rendimientos
El cambio climático es un riesgo sistémico y los inversores deben considerar los impactos financieros potenciales que puede tener para sus carteras. Es una de las principales conclusiones de la consultora especializada Mercer en su último estudio 'Investing in a Time of Climate Change'.
Los inversores que más deben tener en cuenta el cambio climático son los que operan a largo plazo y cuyas carteras tienen exposición a la economía global. Y su objetivo debe ser desarrollar una resiliencia climática a sus carteras.
Para Mercer, tener en cuenta el cambio climático es necesario para integrarlo en todas las etapas del proceso de inversión. De esta manera, podrán identificarse mejor los riesgos y las oportunidades en la toma estratégica de decisiones.
La consultora establece tres escenarios. En el primero, la temperatura global sube menos de dos grados. En el segundo sube tres grados y en el cuarto sube cuatro grados. De esta manera, calcula diferentes impactos climáticos en los rendimientos de las carteras.
Para Mercer, un escenario que tenga en cuenta una subida de dos grados o menos en la temporada global sería lo mejor para los inversores. Porque hay muchas industrias que se verán afectadas negativamente por este fenómeno, que no obstante, y al mismo tiempo, provocará numerosas oportunidades de inversión por la transición hacia modelos productivos de bajas emisiones de carbono.
"El modelo muestra que una mayor inclusión de activos sostenibles en las carteras puede mejorar los rendimientos. La evidencia es convincente y respalda la mayor urgencia de acción para lograr conseguir un calentamiento global muy por debajo de los dos grados", afirma Aleix Olegario, director de Mercer Investments.
LOS SECTORES MÁS BAJISTAS Y LOS MÁS ALCISTAS
Los cálculos apuntan a que las empresas que estén focalizadas en la producción de energía mediante el carbón serán las más perjudicadas, ya que perderán el 59% de su valor hasta 2030 y el 100% en 2050 en un escenario de aumento global de la temperatura de dos grados o menos.
Además, las corporaciones petroleras pueden perder entre el 42% y el 95% de su valor en el mismo periodo, mientras las utilities pueden perder entre el 39% y el 65%.
Por el contrario, las empresas de energías renovables pueden ofrecer un retorno del 106% hasta 2030 y del 178% hasta 2050. Además, las empresas que impulsen infraestructuras sostenibles ofrecerán retornos que oscilarán entre el 26% y el 40% durante el mismo periodo.
Por ejemplo, Siemens Gamesa es la compañía eólica mejor posicionada para aprovechar el desarrollo de una nueva tecnología: los molinos eólicos flotantes en alta mar. Según destacan los expertos del banco estadounidense Citi, la empresa germano-española cuenta con una posición líder en el mercado de turbinas marinas fijas, ya que tiene una cuota de mercado superior al 50%.
“La tecnología eólica flotante presenta nuevas oportunidades para los fabricantes de turbinas, especialmente para aquellos que actualmente tienen exposición a la energía eólica marina fija”, afirman desde Citi. “Vemos a Siemens Gamesa bien posicionado para tomar ventaja de estos beneficios por su posición dominante en este mercado, y en menor medida a otros competidores como Vestas y Senvion”, añaden.
Además, Citi comenta que la transmisión de la energía generada en estos parques flotantes se realizará a través de cables HVDC e interconectores, lo que beneficiará a empresas que fabrican estos productos como el grupo suizo ABB.
“Por otra parte”, concluyen desde el banco estadounidense, “la naturaleza intermitente de la energía eólica necesita más medios de almacenamiento de energía para compensarla, lo que aumentará aún más la expansión del mercado global de almacenamiento de baterías”.