Si rompe la zona de 9.300-9.350, puede caer hasta 8.500
La jornada festiva de este miércoles puede ser la más importante de los últimos meses, y para mal. El miedo provocado por la crisis turca ha hecho que el Ibex 35 pierda el soporte clave de los 9.470. Si se confirma esta ruptura en cierre semanal, el índice español retomará la tendencia bajista, que tiene como primera parada la zona de 9.300-9.350 y que podría llevarlo de vuelta a los 8.500 puntos.
Se trata de toda una alerta para cerrar largos o incluso abrir cortos que ha estropeado la jornada festiva a numerosos 'traders' e inversores. Como explicó 'Bolsamanía', el Ibex se encontraba en medio de un triángulo, un movimiento lateral en un rango cada vez más estrecho. Si este rango se rompía al alza (nivel de 10.050), podía subir hasta 10.600 e incluso soñar con los máximos de 2017.
Pero lo que he hecho este miércoles es justo lo contrario: romper a la baja. La base de ese lateral pasaba por los 9.470, nivel que ha perdido este miércoles. Hay que esperar que lo confirme en cierre semanal (puede ser una falsa ruptura), pero sin duda se trata de un aviso de que el riesgo bajista ha aumentado mucho y, en consecuencia, de que es bastante más probable que el índice siga bajando que que vuelva a subir.
Si se confirma la pérdida de este soporte, las cosas se pondrán verdaderamente feas. La primera parada de esta recaída se encontraría en la zona de 9.300-9.350, donde frenó la caída inicial del año en marzo, nivel que coincide con un importante suelo formado entre febrero y marzo de 2017. Si este nivel no aguanta, el Ibex puede caer hasta su 'soportazo' histórico de 2016 en la zona de 8.500-8.600 puntos.
Este deterioro técnico coincide, como suele ser habitual, con un claro empeoramiento del entorno fundamental, en el que la crisis de Turquía se suma a la guerra comercial de Estados Unidos con las principales economías mundiales. El riesgo de un 'default' masivo, del que alertan algunos gurús, hace que muchos inversores estén reduciendo el riesgo de sus posiciones. Y en ese movimiento, los países periféricos siempre salen malparados.