Así queda el gráfico de Grifols tras ajustarse la serie de precios al último dividendo

Cada vez que una compañía reparte dividendo la serie histórica de precios debe ajustarse al dividendo que se ha repartido. Es fácil de explicar. El dividendo que se reparte a los accionistas ya no forma parte de la empresa, es dinero que reparte entre sus dueños y por lo tanto es una salida de dinero de la empresa. Y por lo tanto la acción no puede valer lo mismo antes que después del dividendo. Tendrá que valer lo que valía el día previo al reparto del dividendo menos lo que reparte entre sus accionistas. Por eso el precio de la acción vale, de menos, el dividendo bruto que se reparte. De ahí lo que siempre digo acerca de que no tiene sentido invertir en una compañía solo en base al dividendo, ya que lo que entregan en la cuenta corriente se resta del precio de la acción. Es un efecto placebo y nada más.

Y restado el dividendo de la serie histórica de precios tenemos una importante resistencia en el último máximo decreciente (23,75) y como soporte más inmediato los 21,15 euros. Por debajo de este el siguiente lo tenemos en la zona de los mínimos anuales, los mínimos de marzo en los 18,87 euros. Y lo que tenemos delante es un intento fallido de superar la directriz bajista que une los máximos decrecientes desde los máximos históricos de principios de 2020. Si observamos el gráfico semanal con detalle cada vez que el título rebota este se queda por debajo del máximo del rebote previo. Por lo tanto, a día de hoy seguimos teniendo máximos y mínimos decrecientes y así no se sube. Solo por encima de la resistencia de los máximos de mayo comenzaremos a mirar al valor con otros ojos.