Europa Press | 25 jun, 2019 17:26
MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
Las personas expuestas a armas químicas a menudo sufren daños crónicos en los pulmones, la piel y los ojos, por ejemplo. También sucumben con frecuencia a la depresión, la ansiedad y los pensamientos suicidas, según demuestra una investigación sobre los supervivientes de los ataques con gas de 1988 contra la ciudad kurda de Halabja (Irak).