La relación cobre-oro apunta a un impulso de este activo

Crece cuando la economía mejora y disminuye cuando se ralentiza

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Bolsamania | 03 ago, 2023

El cobre y el oro no son sólo metales preciosos: si comparamos sus precios, obtenemos un eficaz indicador económico que refleja el equilibrio entre las expectativas de crecimiento y la incertidumbre económica. El cobre, muy utilizado en diversas industrias, rinde bien cuando la economía se expande, mientras que el oro, el activo refugio por excelencia, prospera cuando aumentan los riesgos económicos. Así pues, la relación cobre-oro crece cuando la economía mejora y disminuye cuando se ralentiza.

Desde el año pasado, la relación ha estado cayendo. Ahora bien, puede que esto no sea motivo de alarma inmediata, pero sería prudente prestar atención a lo que está articulando sutilmente, sobre todo a la luz del reciente repunte de las acciones. Actualmente nos está señalando una divergencia entre la confianza reflejada en el precio de los activos financieros y las realidades más concretas que subyacen en la economía en general.

Y aquí es donde la cosa se pone interesante: normalmente, los tipos de interés (línea azul) y la relación cobre-oro (línea blanca) van de la mano. Cuando la economía se recalienta, la Fed suele pisar el freno con algunas subidas de tipos. Cuando se enfría, la Fed suele subir la temperatura con recortes de tipos. Pero, a veces, se produce un cambio. Ahora mismo, por ejemplo, los tipos de interés no han seguido el indicador cobre-oro a la baja y están significativamente por encima de lo que sugeriría este barómetro económico. La historia nos dice que esto no debería durar demasiado y que es probable que los tipos de interés sigan el mismo camino, como ocurrió en 2021.

Este escenario hace que la rentabilidad de los bonos parezca especialmente atractiva. Si la economía es, de hecho, más débil de lo que parece (lo que implica que la inflación no será un gran fantasma durante mucho tiempo) entonces podríamos ver a la Fed recortar los tipos de interés. Este escenario probablemente impulsaría al alza los precios de la deuda pública, sobre todo si la confianza también se deteriora. Por supuesto, una fuerte recuperación económica tendría el efecto contrario sobre los tipos de interés y los precios de los bonos. Pero la gran diferencia actual entre los tipos de interés y la realidad económica demuestra que existe cierto margen de seguridad. Dicho de forma más sencilla, parece una interesante idea de inversión asimétrica.

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