Las pensiones en Estados Unidos y el cambio necesario en España
En EEUU el criterio es claro: recibir lo que has aportado más lo que obtengas por tu inversión
Las pensiones en EEUU se basan en un criterio muy claro, recibir lo que has aportado más lo que obtengas por tu inversión. El modelo se conoce como 401K, consiste en que puedes elegir cualquier activo invertible seleccionable e incluirlo en esta cartera de pensiones de tal manera que el abanico de inversión está abierto a cualquier tipo de producto financiero (fondos de pensiones, fondos de inversión, acciones, bonos, inversiones inmobiliarias, etc.).
En realidad, dejas en manos del inversor que su cartera para su jubilación esté compuesta de los activos que él vea más razonable, para poder disfrutar de una situación tranquila cuando se retire o esté pasando por un momento de menor trabajo. Que el regulador te permita incluir cualquier activo sitúa al inversor en una posición de control absoluto sobre sus inversiones y le permite buscar las inversiones más adecuadas para sus necesidades de futuro, ya sea por su cuenta o a través de un asesor.
El 401K tiene diferencias según el Estado en el que vivas y según tu capacidad de ahorro. Además, tiene distintas ventajas para los propios activos dependiendo de dónde estén emitidos. Esto, aunque parece que lo hace complejo, en realidad simplifica el sistema. No olvidemos que los reguladores financieros y de Hacienda de EEUU son los más desarrollados del mundo, y aunque la regulación sea compleja y “juguemos” con un universo de inversión que no se mueve desde hace más de 40 años, al tener las líneas bien marcadas todo el mundo conoce las normas y ésta misma norma ayuda a invertir.
Todo está alineado entre el inversor, los productos financieros y el regulador para tener una cartera para la jubilación basada en la rentabilidad como objetivo prioritario y la fiscalidad como elemento común a todos los inversores. Un bajo coste que no se pide porque se sobrentiende, ya que en EEUU nadie es capaz de ofrecer productos financieros cuyo objetivo sea el beneficio del emisor del producto y no el del inversor, porque no solo el regulador persigue de forma manifiesta a los que pretenden colocar productos a costes muy superiores a las buenas prácticas del mercado, sino que es la propia oferta la que deja fuera a esos productos que consideramos un timo. A ninguna entidad de servicios financieros se le ocurría emitir un fondo de rentabilidad objetivo en el que la comisión de gestión del fondo fuese superior a la rentabilidad que obtiene el partícipe de dicho fondo.
En España, en pensiones tenemos una regulación que cambia con cada Gobierno, unos máximos de inversión que se reducen sistemáticamente, un intento de maquillaje del Parlamento mediante el Pacto de Toledo que solo incrementa el ruido y unos planes de pensiones que buscan cobrar el máximo que establece el regulador. La comparación entre una industria y la otra nos hace ver que lamentablemente nos queda mucho por recorrer.