Pasaporte al desamor

Por

Bolsamania | 11 nov, 2018

Nunca he conocido a nadie como tú, ni siquiera a ti. ¿Y qué viene después? ¿Qué hay después de ti? ¿Qué hay después de todo, al fin y al cabo? Silencio y tinieblas tras la cortina. Ahí viene la noche, aguarda la lluvia, canónica.

Se recoge el Sol con la premura del primer beso, fugaz y violento.

Hace falta irse para no querer irse nunca más, mientras tanto espero. Otra noche en vela, ven a soplar. Mis miedos llevan tu nombre y mis pesadillas tu firma. Oligarcas del ocaso y lo imposible, lo que más me quita el sueño es cumplir mis sueños, y querida sales en todos, háganse.

Los mejores vuelos siempre son a ras de suelo, el destino está escrito porque es un pretexto, siempre y cuando sea contigo. Y cada vez que viajo lo hago con sobrepeso porque te llevo conmigo, presente. En mi tarjeta de presentación pone ‘Presidente de la plataforma de afectados por tu sonrisa’, académica y letal.

A cuarenta mil pies sobre el nivel del mar de lágrimas que provoca tu mirada y a mil kilómetros de horas escuchando tu voz, sé que ya es demasiado tarde porque no hay nadie a los mandos de mi nave, sin brújula y sin norte, sólo arte. El viaje más recurrente es el que va a ningún sitio, todos los caminos tienen curvas y las tuyas son mi perdición.

Y en mitad de la tormenta, la aeronave es alcanzada por los rayos. El vértigo aterriza en mi corazón pidiendo pista, ortodoxo y seductor: he visto pasar la vida frente a mí y eras tú la que iba dentro. ‘El siguiente’ siempre es el mayor acto de amor, lo que no sé es llegar a él sin pasar por el miedo.

Hablemos del éxito y de su titánica exigencia. Lo que marca diferencias es aprender a gestionarlo: las derrotas se encajan y la gloria se menosprecia. Lidiar con la conquista y su demonio, barnizarlo de normalidad para prolongar el mito. Nada es para siempre, tampoco lo bonito, pero no se trata de acortar los tiempos. No tenemos mapa ni establecimos ningún rumbo, de fracaso en fracaso hasta que el amor triunfe, y punto.

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