La honestidad en los fondos de inversión
La reflexión de Antonio Banda de esta semana
Los valores están a la baja. Se tienen menos escrúpulos en hacer lo que sea por conseguir bienes o prestigio, sin preocuparse por el daño que se puede causar. Tal y como están las cosas en la actualidad, no sería extraño que el mensaje que la sociedad actual nos trasmite sea que la gente honesta no triunfa en la vida, que hay que llevar doble juego, que con la honradez no se llega muy alto, que para tener éxito hay que pisotear un poco a los demás.
No pienso así. A largo plazo, esto no funciona. En el trabajo es importante que se valoren por igual temas como el respeto a los demás, la equidad en el trato, el esfuerzo. Aplico mis principios y valores en mi vida profesional y personal. Los valores son una serie de “normas” adquiridas a lo largo de nuestra existencia mediante las cuales actuamos en la vida. Nuestros valores son algo así como lo que nos mueve, o lo que nos guía.
Honestidad, Respeto, Solidaridad, Verdad, Dignidad, Derecho, Justicia, Tolerancia. Todos son valores necesarios para sentirnos realizados. Frente a la hipocresía está la honestidad. La honestidad es una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad se entiende como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas.
Decálogo de la honestidad:
1. La persona íntegra vive lo que predica y habla lo que piensa.
2. La honestidad consiste en decir toda la verdad a quien corresponde, de modo oportuno y en el lugar correspondiente. Decir la verdad no implica ser irrespetuoso con nadie.
3. La persona íntegra, además, es auténtica. Hay coherencia entre lo que hace y lo que debe hacer, de acuerdo a sus principios. Vive auténticamente como un ser humano.
4. La persona que miente (por engaño, exageración, precipitación al hablar, etc.) se hace un daño a sí misma. La mentira es auto-destructora; siempre se paga.
5. Mentir para dañar a alguien voluntariamente es una injusticia.
6. Ser justo es dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde; derechos, reconocimiento y gratitud.
7. La falta de integridad se quiere justificar diciendo que todos actúan así, o que es la única forma de salir adelante. Es necesario vivir según los principios, aunque esto suponga ir “contra corriente”.
8. Ser honesto es ser transparente. Es necesario desprenderse de las máscaras que el ser humano se pone para defenderse, para ocultar sus inseguridades o miedos. El recelo, la agresividad, las apariencias, son algunas de estas máscaras.
9. Una falta de honestidad, de veracidad, es aparentar una imagen que no se corresponde con la realidad. Por ejemplo, aparentar virtudes que no se tienen.
10. Preocuparse excesivamente por “el qué dirán”, aparte de mostrar inseguridad en uno mismo, es una falta de sencillez. También lo es justificarse o excusarse.