El yuan se está transformando en un depósito de valor
Las sólidas bases macroeconómicas del país están detrás de la resistencia del yuan
Actualizado : 12:22
Las monedas de los mercados emergentes con mejores resultados en 2020 han sido, por lo general, las de Asia, donde las tasas de contagios por COVID han sido comparativamente bajas. Entre estas se incluye el yuan chino (CNY), que cotiza, cada vez más, como una moneda de una economía avanzada del G10.
La divisa china no sólo experimentó hace un año, en el momento álgido de la pandemia, una de las caídas más leves, sino que desde entonces ha logrado escalar posiciones frente al dólar, lo que resulta más impresionante si tenemos en cuenta que el Banco Popular de China no ha intervenido apenas en el mercado de divisas en todo este tiempo. A día de hoy, el yuan ha subido más de un 8% frente al dólar respecto a los niveles previos a la crisis.
La temprana aparición del virus en China, y la draconiana reacción de las autoridades, permitió que se atajase rápidamente el contagio, lo que ha permitido a la economía volver a funcionar mucho antes que la mayoría de países. De hecho, ha sido uno de los pocos países del mundo en cerrar 2020 en positivo, con un crecimiento de su PIB del 2,3% respecto al ejercicio anterior.
Además, las sólidas bases macroeconómicas del país están detrás de la resistencia del yuan. Las reservas de divisas del Banco Popular de China, que equivalen a unos 20 meses de importaciones, son enormes y más que suficientes para que las autoridades puedan intervenir y proteger la moneda si fuera necesario, y la deuda externa de China es baja -menos del 15% del PIB-, y el país sigue teniendo un superávit en cuenta corriente.
Todos estos aspectos, además de la pujanza económica cada vez mayor de China, están propiciando un cambio de actitud de los inversores hacia el yuan, que ha pasado de ser considerada una moneda de un país emergente a concebirse como un depósito de valor.
Actualmente, sólo un 2% de las reservas mundiales de divisas están constituidas por yuanes, y previsiblemente este volumen se incrementará a corto y medio plazo, dada la presión que ejerce la demanda de yuanes por parte los fondos de reserva de los países asiáticos. Todo ello ayudará a que la moneda continúe revalorizándose.
Otro rasgo interesante que se observa en torno a la moneda china es que cada vez son más las empresas que quieren hacer pagos directos en yuanes y evitar la conversión a dólares. Se trata de una tendencia que ha comenzado con las empresas grandes, pero se ha trasladado también a las de menor tamaño. Todas ellas están intentando negociar los precios de sus pedidos directamente en la divisa china.
La transformación de una moneda para convertirse en un depósito de valor es un fenómeno extraordinario que sucede cada dos o tres décadas, y que históricamente es comparable a lo ocurrido cuando el dólar sustituyó a la libra esterlina como principal moneda de cambio en el mundo. El simple hecho de que una moneda tenga esta consideración ya supone una presión al alza sobre su cotización.
Por tanto, el yuan está en buena posición para seguir anotándose ganancias respecto del dólar mientras que, por otro lado, mantiene sus posiciones con la moneda común. Seguramente el cambio de poder en la Casa Blanca contribuirá también a este movimiento. Previsiblemente, ahora se abre un periodo exento de las graves tensiones que tuvieron lugar en años pasados, durante el mandato de Donald Trump, y ello reforzará los argumentos en torno a la moneda china.