Salvados revive la historia de 'Los esclavos del franquismo'

Jordi Évole muestra en el programa las condiciones en que vivieron los presos políticos del franquismo tras la Guerra Civil

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Bolsamania | 06 mar, 2016

Actualizado : 22:14

Évole se traslada este domingo a la época de la dictadura y a las condiciones en que vivieron los presos políticos del franquismo tras la Guerra Civil. Bajo el título 'Los esclavos españoles', Salvados entrevista a dos trabajadores forzados, un periodista y dos historiadores que cuentan cómo fueron utilizados como mano de obra barata.

Jordi Évole charla con Luis Ortiz y Nicolás Sánchez-Albornoz, ambos esclavos de la época. Ortiz, que está a punto de cumplir los 100 años, cuenta la extrema dureza del trabajo y las miserables condiciones de vida que tenían los presos: “El sistema era exactamente el mismo que hemos visto en los campos de concentración alemanes”. Ambos denuncian también la corrupción entre los mandos, que se quedaba el dinero destinado a alimentar a los presos. 'Todo mi castigo era por ser hijo de republicano', afirma Luis.

'El sistema era exactamente el mismo que hemos visto en los campos de concentración alemanes'

“Trabajábamos gratis. Ahí no nos daban ni un céntimo”, explican. De este modo, el programa de La Sexta se acerca a uno de los episodios negros de la historia de España, donde se emplearon a esclavos para construir grandes obras del estado, detallan desde La Vanguardia.

“Durante cuarenta años he tragado mucha saliva pero ahora empezaré a hablar. Yo presumo de ser un esclavo del franquismo”, explica uno de los presos políticos de Franco a Jordi Évole. El periodista descubre sus condiciones infrahumanas, trabajaban gratis para después convertirse en los únicos que construyeron las obras más magnánimas del régimen.

El programa se acerca a uno de los episodios negros de la historia, donde se emplearon esclavos para construir grandes obras del Estado

El programa cuenta también con el testimonio del periodista Isaías Lafuente, que narra cómo Franco ideó el Patronato para la Redención de Penas, que originó este sistema: “Era el negocio perfecto: no solo proporcionaba beneficios millonarios, sino que ahorraba en costes”.

Uno de los lugares que siempre recordarán estas personas es “La Tumba”. Évole visita este lugar junto con el historiador Antonio Martínez Ovejero, que explica que así era como llamaban a la presa del Cenajo “porque alberga, en el hormigón y en el cemento, los cuerpos de algunos de los trabajadores que murieron”. Asimismo, el historiador denuncia que ni la Administración pública ni las empresas han reconocido el trabajo forzado. “Consideran que eran voluntarios que querían reducir sus penas”, lamenta.

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