Todas deberíamos ser Miranda más que Carrie Bradshaw
MADRID, 12 (CHANCE)
Cuando Sexo en Nueva York se estrenó, muchas mujeres negaban ser la Miranda de su grupo de amigas. Sin embargo, más de dos décadas después, nuestra sociedad finalmente se ha puesto al día con este icono progresista. Carrie pudo haber sido la It Girl a quien queríamos parecernos entonces, pero Miranda Hobbes es la heroína feminista que nos merecemos ahora.
Todas deberíamos ser Miranda destruye los estereotipos de lo que tiene que ser una mujer ideal y reivindica un tipo de mujer fuerte, centrada en su trabajo, pero también defensora de su vida personal y de su espacio, y que tiene muy claro que no tiene por qué aguantar 'm*****' de nadie ni encajar en cánones en los que no se sienta cómoda.
Un libro de 'autoayuda' lleno de humor agudo y mordaz, que hace un repaso a los momentos más icónicos de la serie y que a través de pequeños ensayos, test, ilustraciones y juegos, nos da una serie de lecciones para la vida.
"Quiero disfrutar de mi éxito, no disculparme por ello", era una de las máximas de Miranda Hobbes. Hemos querido hablar con CHELSEA FAIRLESS y LAUREN GARRONI, para que nos cuenten de primera mano por qué todas tenemos una Miranda dentro
Aquí estamos CHELSEA y LAUREN. Somos las autoras de este libro y ambas somos Mirandas. Chelsea es una Miranda con ascendente a Samantha y Lauren es una Miranda con ascendente a Carrie, luego sabrás por qué.
Aunque ahora nos sentimos orgullosas de identificarnos con Miranda, el camino hacia la aceptación ha sido duro. Cuando descubrimos Sexo en Nueva York, ambas sentíamos mayor afinidad con Carrie. Ella era la It girl por excelencia de la serie, con un trabajo molón, una vida sexual activa y un fondo de armario lleno de Balenciagas de la época de Nicolas Ghesquiere. Era carismática y rabiosamente chic, pero, a su vez, tenía defectos que la hacían parecer mas cercana.
En cuestión de meses nos autoproclamamos Carries, con nuestros trapitos vintage para demostrarlo.
Chelsea fumaba Marlboro Lights, la marca preferida de la señorita Bradshaw, antes de _muy a su pesar_ dejar de fumar, mientras que Lauren casi rompe con su novio de la universidad solo por sugerir que era una Miranda.
Es una lástima, pero en los inicios, nadie quería ser una Miranda, aunque todo esto cambió cuando volvimos a ver la serie ya de adultas. Su actitud de no dejarse pisotear es muy inspiradora. Sus trajes pantalón eran más sofisticados de lo que recordábamos y su mera presencia servía como un contrapunto esencial a los dramas de Carrie y al optimismo de Charlotte.
Después de ver la serie repetidamente, empezamos a cuestionarnos por qué nos habíamos identificado con Carrie, especialmente con su debilidad por los hombres de negocios y por los tocados. 'Todas deberíamos ser Miranda' nació deb su irónica cuenta de Instagram Every Outfit on Sex & the City <@everyoutfitonsatc>, que lanzaron en 2016 con la única función de documentar todos los modelitos que salían en la serie.
Después de crear la cuenta tras una noche de alcohol, empezaron a subir imágenes de los looks más extravagantes acompañados de subtítulos cínicos. En cuestión de días ya tenían miles de seguidores.
Preveían que a nuestra audiencia le haría gracia volver a ver las absurdas y equivocadas elecciones estilísticas de Carrie: un cinturón sobre un vientre desnudo hace tanto daño a los ojos ahora como lo hacía en 2002.
Pero enseguida se hizo evidente que la señorita Hobbes tenía unos fans, igual de devotos, que se sentían desatendidos. Un post homenajeando su abrigo de plumas de la segunda temporada tuvo una respuesta tan desmesurada que se dieron cuenta de que había muchas Mirandas en el armario.
Esta revelación les llevó a cuestionarnos exactamente por qué habíamos sido tan reacias a identificarnos con ella desde el principio. Enseguida vieron que era obvio que nos habían hecho luz de gas, tanto la sociedad como, mismamente, la serie, para hacernos creer que Miranda era el personaje menos atractivo al que parecerse.
"Por supuesto que tuvo sus momentos extraños y, de acuerdo, algunos de sus peinados eran realmente grotescos. Pero es una abogada graduada en Harvard a la que hicieron socia con solo treinta y cinco años y que, además, tenía un apartamento con una chica de la limpieza a jornada completa. Si alguien no quiere esto, no sé qué querrá", comentan las autoras.
Después de darse cuenta de los prejuicios de la sociedad contra las Mirandas, tuvieron que ponerle nombre: mirandafobia; la creencia de que las Mirandas son inferiores a otros tipos de personalidades de 'Sexo en Nueva York'. De lo más audaces y divertidas siguen reflexionando.
"Una vez asimilado este mensaje tan tóxico, durante la mayor parte de nuestras vidas como adultas escondimos nuestra verdadera naturaleza ante nuestras amistades, familias y, mucho más importante, ante nosotras mismas.
Esto desembocó en un comportamiento autodestructivo que incluía ensalzar relaciones románticas tóxicas o calzar tacones durante el crudo invierno. Pensamos que si llevábamos una vida basada en Carrie, eso nos conduciría hacia una vida llena de gloria. En cambio, terminamos con amantes sociópatas y unos armarios llenos de deplorables compras en H&M.
Finalmente, después de un tiempo considerable de introspección, ahora nos sentimos orgullosas de admitir que Miranda Hobbes es el único icono que necesitamos. Más allá de su salario de seis cifras y su ropa de marca, la intensa inteligencia de Miranda y la forma de enfrentarse a la vida sin dramas son los aspectos que deberíamos codiciar.
Dice lo que piensa, se mantiene firme en sus decisiones y no siente el deber de pedir perdón por sus éxitos (o por lo que guarda en el cajón de su mesita de noche). Evita los cánones represivos de género con gracia y estilo, a la vez que es capaz de vestirse con los looks masculinos más maravillosos nunca vistos. Yendo al grano, todas deberíamos ser Miranda. A las que dais la cara con orgullo, os saludamos, y a las que aún vivís escondidas, esperamos que este libro os ayude".
¿Sigues pensando que eres Miranda o Carrie?