Un 30% de los españoles se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador o finaliza el día cansado
MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
Un 30 por ciento de la población española se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador o finaliza el día muy cansado, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) publicados con motivo de la celebración, este viernes 13 de marzo, del Día Mundial del Sueño.
De hecho, se estima que más de 4 millones de personas en España sufren algún trastorno de sueño crónico y grave y, aunque los estudios realizados en la población española parecen señalar que los problemas de sueño son más frecuentes en mujeres y en personas de edad avanzada, aproximadamente entre el 20 y el 25 por ciento de la población infantil sufre algún tipo de trastorno del sueño.
También, y según datos de la SEN, entre un 20 y 48 por ciento de la población adulta española sufre, en algún momento de su vida, dificultad para iniciar o mantener el sueño. No obstante, y a pesar de estas cifras, la organización ha avisado de que más dos tercios de las personas que padecen problemas de sueño no buscan ayuda profesional.
"Existen muchos tipos de trastornos del sueño, pero el insomnio, el síndrome de las piernas inquietas, el síndrome de apneas-hipopneas del sueño, la narcolepsia, la hipersomnia idiopática, el trastorno de conducta durante el sueño REM, parasomnias NREM o trastornos del ritmo circadiano, son los más habituales entre la población española", ha explicado el coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la SEN, Carles Gaig.
En este sentido, el experto ha comentado que algunos trastornos son "muy prevalentes" ya que, tal y como ha insistido, el insomnio puede llegar a afectar hasta a un 30 por ciento de la población, al igual que también se dan muchos casos de patologías graves, dado que, al menos, un 10 por ciento de la población los sufre de forma crónica y grave.
Por todo ello, Gaig ha recordado que son "numerosos" los estudios que han demostrado que un sueño de calidad es básico para una buena salud. En concreto, se ha comprobado que dormir de forma adecuada mejora el rendimiento mental y corporal, reduce el riesgo de accidentes laborales y de tráfico, y protege al cerebro ya que, durante el sueño, se restaurara la función cerebral en aspectos como el aprendizaje, la memoria o el estado de ánimo.
"Por el contrario, los trastornos del sueño pueden alterar el sistema inmunológico de las personas o dañar las estructuras del cerebro. La privación parcial crónica de sueño también causa déficits cognitivos, favorece el incremento de peso y la obesidad, así como la hipertensión arterial y produce un aumento de la incidencia de trastornos, principalmente los relacionados con el riesgo vascular, a su vez muy relacionados con enfermedades neurológicas como el ictus o el Alzheimer", ha añadido Gaig.
EL SUEÑO EN PACIENTES NEUROLÓGICOS
Por otra parte, la falta de sueño también influye en la calidad de vida de los enfermos neurológicos. De hecho, diversos estudios presentados en la última Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología han mostrado cómo los trastornos de sueño pueden ser un factor cronificante de la migraña o cómo la calidad del sueño nocturno está muy afectada en los pacientes con migraña episódica.
Y es que, aproximadamente el 70 por ciento de los pacientes con migraña episódica considera que duerme mal por las noches y, además, un 20 por ciento y un 30 por ciento, respectivamente, consideran que su sueño es poco reparador y que esto les condiciona un peor rendimiento diario.
Los trastornos del sueño también son frecuentes en la esclerosis múltiple, puesto que la patología del sueño puede ser tres veces más frecuente en pacientes con enfermedades desmielinizantes, existiendo una relación entre los trastornos del sueño, la calidad de vida y fatiga.
Así, en la Reunión Anual de SEN se presentaba otro artículo que señalaba que más del 65 por ciento de los pacientes con esclerosis múltiple presentaban alteración del sueño y que para más del 34% esto suponía una carga muy severa de síntomas no motores.
Los trastornos de sueño son además una comorbilidad muy frecuente en pacientes con epilepsia y puede ocasionar un control inadecuado de ésta. Del mismo modo, un nuevo estudio presentado en la Reunión Anual de la SEN mostraba que más de un 67 por ciento de los pacientes con epilepsia presentaban mala calidad de sueño y que, por lo tanto, consideraban su calidad de vida como moderada o gravemente afectada.
Por otra parte, otras investigaciones epidemiológicas han mostrado que la duración y calidad del sueño se relaciona con deterioro cognitivo y alteraciones de biomarcadores de la enfermedad Alzheimer en población cognitivamente sana.
Pero además, otra publicación presentada en la Reunión Anual de la SEN señalaba que la excesiva duración del sueño en pacientes con Alzheimer se asocia a peor rendimiento cognitivo y que la siesta entre 30-60 minutos se asocia a menores alteraciones conductuales y mejor rendimiento cognitivo sin empeorar los parámetros de sueño nocturno.
"Además de que cada vez más se apunta al mal sueño como un desencadenante o riesgo para determinados trastornos neurológicos como ictus, Parkinson o Alzheimer; la mala calidad de sueño también conlleva complicaciones para los pacientes que ya padecen una enfermedad neurológica. Y por otro lado, la progresión de diversas enfermedades neurológicas, sobre todo las neuromusculares, se pueden manifestar como un peor sueño nocturno. Por lo tanto, recomendamos no banalizar las alteraciones", ha zanjado el experto.