Las CC.AA. deberán preparar un plan de reacción rápida ante un posible rebrote intenso tras la desescalada
MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
Las comunidades autónomas deberán tener preparado un plan de reacción rápida en materia de asistencia sanitaria ante un posible "rebrote intenso" derivado del proceso de desescalada en cuatro fases que arrancará el 4 mayo, según el 'Plan para la transición hacia una nueva normalidad' que ha aprobado este martes el Consejo de Ministros y que ha explicado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la posterior rueda de prensa.
En ella, Sánchez ha destacado los dos criterios que deben cumplir las comunidades autónomas para avanzar en cada fase cumpliendo una serie de características sanitarias. En primer lugar, las "capacidades estratégicas" del sistema sanitario, tanto en Atención Primaria como en atención hospitalaria, vigilando, por ejemplo, el número de camas de cuidados intensivos disponibles.
En segundo lugar, el Gobierno vigilará la "situación epidemiológica" de cada territorio, es decir, el "diagnóstico e identificación de la situación concreta de la pandemia", para permitir a cada territorio que pase a la siguiente fase de desconfinamiento.
En este sentido, el plan apunta que el proceso de transición requiere información sólida sobre la evolución de la pandemia y la capacidad de los servicios de atención sanitaria, "de tal forma que se posibilite ir calibrando la intensidad de las medidas de confinamiento con la mayor agilidad posible y minimizando el riesgo de un rebrote incontrolado de la epidemia".
Así, las fases de desescalada vendrán determinadas por la situación de cada uno de los territorios en cuatro ámbitos principales: capacidades estratégicas, que incluyen una asistencia sanitaria reforzada, un modelo eficaz y seguro de alerta y vigilancia epidemiológica, una capacidad de detección y control precoz de las fuentes de contagio y un refuerzo de las medidas de protección colectiva; indicadores de movilidad; indicadores económicos, e indicadores sociales.
El Gobierno estima que, "para una asistencia sanitaria reforzada, la suficiencia de la capacidad asistencial, tanto en asistencia primaria como en los hospitales y UCIs, es fundamental para la gestión de la pandemia, así como para poder reanudar la asistencia habitual de pacientes con patologías distintas a covid-19".
Por ello, las comunidades autónomas tienen que preparar un plan de reacción rápida que aborde cómo se afrontaría el incremento de necesidades de camas de agudos y UCIs, de recursos humanos especializados, de equipos y materiales necesarios (EPIs, pruebas diagnósticas, medicamentos, etc.) "en el caso de un hipotético rebrote intenso".
Además, deberán adoptarse aquellas medidas que aseguren que los hospitales y los centros socio-sanitarios implementan las medidas de control de la infección correctas, tanto para trabajadores como para pacientes admitidos por otras causas.
Por lo que se refiere al modelo eficaz y seguro de alerta y vigilancia epidemiológica, para evitar en retrasos en la notificación de nuevos diagnósticos o en alertas demasiado tardías que impidan una reacción rápida, el Gobierno establece la necesidad de configurar un sistema de información epidemiológica basado en series de datos de máxima fiabilidad, elaboradas con criterios homogéneos para todo el territorio nacional, con un nivel de desagregación por área de salud".
El tercer aspecto, referido a la rápida identificación y contención de las fuentes de contagio, es considerado en el plan "indispensable" para levantar el confinamiento.
Ello, pasaría por el diagnóstico de sintomáticos en estadios iniciales de la enfermedad (lo que requiere aumentar la capacidad de diagnóstico en atención primaria), el aislamiento de casos (habilitando hoteles u otras instalaciones de uso voluntario, cuando el aislamiento efectivo de los casos leves no puede realizarse en su propio domicilio), el trazado y cuarentena de contactos siempre garantizando el anonimato y la privacidad de la información y la identificación proactiva de asintomáticos en colectivos de interés (por ejemplo, en residencias geriátricas o en lugares especialmente afectados).
Finalmente, en cuarto lugar, requiere un reforzamiento de las medidas de protección colectiva mediante la disponibilidad y uso de material de protección entre la población general, así como la difusión e implementación de prácticas higiénicas y de distanciamiento social que, a su juicio, "es una capacidad estratégica que ya se encuentra en avanzado estado de desarrollo" si bien, "en la medida en que la enfermedad persista", requeriría un "impulso sostenido" por parte de las autoridades sanitarias en el refuerzo de las advertencias y recomendaciones a la población y los profesionales.
Ante la complejidad de la situación y la naturaleza "imprevisible y dinámica" de su evolución el Gobierno apuesta por un "enfoque prudente, con hitos que se irán alcanzando sucesivamente y que podrán ser reajustados en caso de resultar necesario" para evitar retrocesos.
PARÁMETROS PARA LA TOMA DE DECISIONES
Para ello, apela a los principios de "precaución y cautela", junto con el de proporcionalidad, para guiar la valoración de todos los datos y la toma de decisiones. Los parámetros cuyos valores son necesarios para avanzar en la desescalada, y de los que es necesario un seguimiento continuo, se plasmarán en un panel de indicadores integral único que ayudará a la gradación de la intensidad y velocidad del desconfinamiento".
Estos parámetros fundamentales para la toma de decisiones serán de salud pública, a partir de los datos que evalúan las citadas cuatro capacidades estratégicas y la evolución de la situación epidemiológica; del movilidad (tanto dentro del país como entre municipios/entre provincias e internacional), "muy vinculada a un posible aumento del riesgo de contagio"; de la dimensión social (impacto de la enfermedad, el confinamiento y la desescalada en los colectivos sociales más vulnerables, en particular los mayores) y de actividad económica (evaluación de la situación por sectores, en especial aquellos con más capacidad de arrastre y los más duramente afectados por la crisis).
Los indicadores cualitativos y cuantitativos de salud pública incorporan dos grandes apartados: la información epidemiológica y la de capacidades sanitarias.
Por lo que se refiere a la información epidemiológica requerirá datos indicadores generales diarios como el número de casos con síntomas compatibles con covid-19, casos confirmados por laboratorio, casos hospitalizado y no hospitalizados, ingresados en UCI, fallecidos, datos de residencias de ancianos, número de PCR realizadas y resultados.
Asimismo, incluirá indicadores sobre la capacidad de los servicios desalud pública, como el número de profesionales de los servicios de vigilancia epidemiológica dedicados a la respuesta de covid-19, e indicadores más específicos como la evaluación de la detección temprana, el porcentaje de los casos con síntomas compatibles de covid-19 en los que se ha realizado una prueba diagnóstica, porcentaje de casos nuevos que no son contacto de casos confirmados conocidos, evaluación del aislamiento precoz de los casos confirmados y del control de los contactos de los casos confirmados, el número de contactos estrechos identificados por caso y elorcentaje de contactos estrechos que desarrollan síntomas durante el seguimiento y son confirmados.asistenciales.
También incluye indicadores de capacidad del sistema sanitario, como la ocupación UCIs covid-19/no covid-19 y de camas de agudos, material en stock (EPIs, PCR, hisopos, envases, medicación crítica, soluciones hidro-alcohólicas, etc.), respiradores de reserva, capacidad diagnóstica de los laboratorios y centros no sanitarios en disposición de medicalizar.