Bebés con enfermedad cardiopulmonar o déficits inmunes son grupo de riesgo para sufrir bronquiolitis, según experto

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Europa Press | 04 dic, 2018

MADRID, 4 (EUROPA PRESS)

Los bebés que tienen una enfermedad cardiopulmonar, como la fibrosis quística o la displasia broncopulmonar, y los que tienen déficits inmunológicos integran un grupo de riesgo para sufrir bronquiolitis, ha alertado el responsable del Área Pediátrica de los Hospitales Vithas Nisa Virgen del Consuelo, 9 de Octubre y Rey Don Jaime (Valencia), el doctor Javier Miranda.

Además, los lactantes menores de tres meses y los nacidos prematuros tienen más riesgo de tener una bronquiolitis grave o de precisar tratamiento en el hospital. La bronquiolitis es una infección normalmente vírica ocasionada en la mayoría de los casos por el virus respiratorio sincitial, que afecta a las pequeñas vías respiratorias o bronquiolos que están en los pulmones.

"La bronquiolitis suele comenzar como un resfriado, con moco, tos leve y, a veces, fiebre. Después de uno o dos días, la tos empeora y el niño tiene una respiración más agitada, ya que los bronquiolos se inflaman y producen moco, dificultando el paso de aire a los pulmones y la respiración del niño", ha explicado el doctor Miranda.

En adultos y niños mayores, la infección por el virus respiratorio sincitial produce por lo general sólo un resfriado, ha puntualizado el experto.

"La mayor parte de los niños tienen un cuadro leve, que se cura con tratamiento en casa. Sin embargo, en los lactantes y niños pequeños, los síntomas suelen ser más severos porque sus vías respiratorias son más pequeñas y su obstrucción es más fácil. En estos casos es donde hay que tener más precaución", ha señalado el experto.

Está indicado acudir a Urgencias, según el doctor, en el caso de que el niño tuviese dificultad para respirar o respiración agitada. Otro síntoma sería que el niño además estuviese somnoliento, más pálido o mostrase signos de deshidratación.

PREVENCIÓN

La bronquiolitis se propaga fácilmente a través de la mucosidad o la saliva de una persona infectada. "Por eso es clave que las personas que cuiden al bebé se laven las manos con frecuencia, eviten el niño a cualquier exposición al humo del tabaco", ha señalado el experto.

Asimismo, ha instado a "evitar el contacto con niños infectados en época epidémica, sobre todo si el niño nació prematuro y evitar, a no ser que sea de absoluta necesidad, las salas de espera de los centros sanitarios".

En el caso de fiebre, es aconsejable administrar un antitérmico y utilizar paños mojados en la frente o la parte posterior del cuello, además de baños de agua templada para bajarla. Para mantener una buena hidratación, es conveniente ofrecer al niño agua o leche de forma regular y en pequeñas tomas.

"No hay que obligar al niño a comer como lo haría habitualmente, ya que el niño puede estar muy cansado y es mejor ofrecerle alimentos blandos en poca cantidad", ha especificado el experto.

Por otra parte, "es mejor haces lavados nasales con suero fisiológico y aspirar las secreciones que darle jarabes para la tos o mucolíticos", ha indicado el doctor Miranda.

"Hay que tener paciencia con esta enfermedad ya que puede durar hasta diez días, e incluso varias semanas hasta la resolución completa de todos los síntomas. Pero si al tercer día existe un empeoramiento del niño, es clave reconocer los signos y síntomas de dificultad respiratoria para llevarlo inmediatamente al médico", ha concluido el experto.

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