Roubini nos alerta: 'Abróchense los cinturones, la volatilidad no ha terminado ni mucho menos'
Afirma que ninguna potencia o alianza tiene la fuerza ni las ganas de ofrecer liderazgo global
Para el economista turco las últimas noticias parecen más alentadoras: “la economía estadounidense vuelve a ponerse en marcha poco a poco y los mercados de capital alcanzan nuevas alturas. Europa, pese a un mareo continuo, parece encaminada hacia aguas más tranquilas. Los levantamientos en el mundo árabe hasta ahora han tenido pocos efectos en el mercado internacional”.
No obstante, para el profesor de Economía de la Universidad de Nueva York hay nuevos motivos de preocupación. “El crecimiento económico de las economías emergentes líderes ha aminorado notablemente (...) En concreto, China (encaminada a convertirse en la mayor economía del mundo, aunque siga siendo un país pobre) se ha comportado últimamente de forma errática en el escenario internacional”.
Sin embargo, para Roubini el principal motivo de preocupación a largo plazo es que “el nuevo liderazgo chino se enfrenta al proceso de reformas económicas más ambicioso de la historia, con un modelo de desarrollo inestable, desequilibrado y en último término insostenible”.
“A la volatilidad se añade que vivimos en un mundo global en el que ninguna potencia sola o alianza operativa tiene la fuerza ni las ganas de ofrecer liderazgo global”, afirma Roubini.
En un mundo global hace falta una crisis para forzar la colaboración entre (o dentro de) los gobiernos. Según Roubini, “hizo falta la amenaza de una calamidad sistémica en la banca europea (y el temor sobre el futuro del proyecto europeo en general) para generar respaldo público a los duros recortes del gasto que han infligido sufrimiento a sociedades enteras y el apoyo de la élite a un rediseño de la Zona Euro”.
Por desgracia, dice el economista, la sensación de crisis se ha evaporado y algunos se animan a ver el nuevo paisaje cambiado como una "nueva normalidad" sostenible. “Algunos creen que los legisladores de Estados Unidos ya no pueden permitirse posponer las decisiones difíciles, los europeos saldrán del paso, China podrá reequilibrar con cuidado su economía y el fuego en Oriente Medio se acabará extinguiendo solo”, afirma Roubini, quien nos alerta: “son ilusiones peligrosas. Las cuestiones más profundas que han dado pie a las convulsiones recientes no están resueltas y el alivio de unos temores tan útiles los hará mucho más difíciles de abordar. Por eso la incertidumbre y volatilidad de esta última media década no han terminado ni mucho menos y lo más seguro es que desencadenen nuevas crisis”.
Por último, el economista nos dice: “abróchense bien los cinturones porque la calma no ha llegado. Entramos en una ‘nueva anormalidad’, un periodo en el que todo supuesto de mercado deberá ponerse en duda y el inversor sensato estará preparado para las sorpresas”.
M.D.