Los 10 errores más comunes en la estrategia financiera de las empresas
No solo se aprende de los aciertos
- Los directivos no estudian la posibilidad de que los escenarios cambien
- Las estrategias deben incluir variables generalmente olvidadas
Actualizado : 10:31
Es habitual encontrarse con recopilaciones de los hábitos o costumbres que conducen al hábito empresarial, así como los ejemplos de directivos que han tenido un éxito importante y cuál es la mejor manera de seguir sus pasos.
Pero también es importante fijarse también en cuales son los errores más habituales, porque de estos fallos es fácil aprender. Esta es la conclusión del bloguero Javier García, que ha analizado la obra de los hermanos Dan y Chip Heath, "Decídete", en el que hablan de los errores más comunes en la estrategia financiera de las empresas.
Los errores más habituales:
1- Tener la convicción de que solo existe una opción válida y es la que hemos contemplado.
Se concibe la estrategia empresarial como algo único y lineal, pero este hábito se puede convertir en u 'cáncer financiero' que puede deparar en daños irreparables. No todo son clientes, ingresos y gastos.
2- Minusvalorar los riesgos técnicos:
Hay que contemplar las posibilidades de que los proyectos no salgan según el plan inicial. Estos contratiempos derivan en importantes costes que hay que tener en cuenta para que no se conviertan en una gran carga en el balance de la compañía.
3- Los directivos no suelen pensar en términos de tesorería:
Los empresarios no calculan a largo plazo. Se fijan en lo bien que van las cosas cuando hay dinero pero no saben predecir cuando va a dejar de haberlo. De hecho, cuando se agotan las reservas las consecuencias pueden ser muy duras por esta falta de previsión.
4- Las empresas adolecen la salida al mercado de nuevos productos:
Es fundamental evaluar bien la salida al mercado de un producto. Este proceso no se puede demorar perfeccionando algo que luego puede no funcionar. Antes de desarrollar nuevas ideas hay que analizar el mercado para ver si el diseño tiene cabida o va a ser bien aceptado.
5- El capital social no es igual a la deuda:
Javier García destaca que muchos empresarios meten en el mismo saco capital social y deuda, pero, según defiende, “la deuda no aporta valor”. Hay que devolverla, y con intereses. Es peligroso confundir estos conceptos porque en el caso de no rentabilizar los préstamos, las compañías se exponen a complicaciones importantes.
6- Los empresarios se olvidan de los intangibles:
El desarrollo de un producto pasa por el trabajo y los estudios de muchos trabajadores de una compañía. Esta parte del esfuerzo es parte de los activos de la firma y reflejan el verdadero potencial financiero que tiene. No mostrarlo equivale a no trasmitir todo el futuro con el que cuenta la firma, pero la legislación tributaria lleva a muchos empresarios a esconder en otras partidas esta parte de los activos.
7- Las propuestas de valor se comunican por separado de las estrategias financieras:
No se puede entender la estrategia financiera como algo independiente a la estrategia financiera. Una empresa no es solo su producto, eso no es nada más que la punta del iceberg. Detrás de ese producto se esconden acuerdos, contactos, desarrollos y otras cuestiones importantes que hacen que estos dos conceptos tengan que estar unidos.
8- El EBITDA no es flujo de caja:
No se puede perder nunca el rastro del dinero en caja con el que se cuenta. En este sentido, el EBITDA es un indicado que puede engañar, pues los empresarios tienen a olvidarse de que tienen que devolver deudas, pagar amortizaciones o intereses y tributar impuestos.
9- Confundir usuarios con clientes:
No sirve de nada contar con muchos usuarios si no se convierten en clientes reales. Javier García pone como ejemplo la actividad de un concesionario, donde no aporta ningún valor que entren 100.000 personas a ver un coche si al final no lo compran.
10- La incertidumbre tiene que entrar en la estrategia para que sea buena:
La incertidumbre y la volatilidad van de la mano en la planificación de las estrategias de la empresa. Los empresarios se olvidan de que se pueden encontrar ante multitud de escenarios diferentes al planeado en el análisis inicial. Hay que incluir en las estrategias los desvíos y la variabilidad.
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