El sentimiento del pequeño inversor marca a la perfección los suelos y los techos de mercado
Si todo el mundo piensa que el mercado va a subir lo normal es que todos hayan comprado con anterioridad
Actualizado : 23:27
Este artículo no es en absoluto una crítica al pequeño inversor que acaba de entrar recientemente en el mercado o lo ha hecho en los últimos años. Nada más lejos de mi intención, pues todos hemos empezado así.
Todos hemos creído que la bolsa no era tan difícil y todos hemos aprendido a fuerza de equivocarnos y perder mucho dinero. Y quien diga lo contrario miente. Como he leído recientemente en Twitter “la especulación es posiblemente, la manera mas difícil de ganarse fácilmente la vida”. Dicho esto, tan sólo quiero explicar de forma sencilla y a grandes rasgos en qué consiste la “Teoría de la opinión contraria” de la que tantas veces hemos oído hablar y leído.
En mi opinión esta teoría se hace mucho más efectiva cuando se tiene en cuenta la opinión y las reacciones sobre el mercado por parte de los llamados “pequeños inversores” (y con ésto me refiero a aquellos inversores que acaban de entrar en el mercado hace poco y que tras un par de operaciones donde han ganado mucho dinero piensan que la bolsa, los mercados, son más o menos fáciles de operar). Nada más lejos de la realidad. Son muchos los casos de inversores que tras empezar a hacer “sus pinitos” en la bolsa tienen la suerte de empezar a hacerlo dentro de una tendencia alcista, en la que todo sube de forma más o menos sencilla y ordenada. Pero, claro, cuando cambia la tendencia ya nada es tan fácil, ¿verdad?
LA TEORÍA DE LA OPINIÓN CONTRARIA
¿En qué se apoya la teoría de la opinión contraria? A grandes rasgos esta teoría se apoya en la idea de que el mercado subirá con fuerza cuando todo el mundo tira la toalla y se rinde (tras fuertes caídas) y caerá con fuerza cuando todo el mundo es optimista y todos compran. Se basa en la idea de que si todo el mundo piensa que el mercado va a subir lo normal es que todos haya comprado con anterioridad, de lo que podemos deducir también que la demanda (la presión del dinero) es bastante limitada y por lo tanto el trasiego de las operaciones vendría más por el lado de las ventas (de la oferta).
La bolsa la mueven las personas y por lo tanto, no hay nada más psicológico que el mercado.
Ocurriría lo mismo con las ventas pero a la inversa, es decir, cuando todo el mundo ha vendido por miedo a perder sus ahorros pocos más quedan por vender y por lo tanto ya sólo cabría subir presionado por las compras (al no existir casi presión vendedora). Para empezar es importante recordar que, ante todo, el mercado es pura psicología. La bolsa la mueven las personas y por lo tanto, no hay nada más psicológico que el mercado. Como se suele decir “el dinero es muy cobarde” y los inversores, y por lo tanto las bolsas, se mueven como el péndulo. Pasando fácilmente de la euforia al pánico y así una y otra vez. Por lo general la mayor parte del tiempo los mercados (y por lo tanto las personas) se mueven en zonas neutrales pero de vez en cuando se desplazan hacia los extremos, provocando fuertes correcciones pero también fuertes subidas. Por lo tanto la clave estaría en intentar detectar esos momentos extremos del mercado para comprar cuando todo el mundo vende y vender cuando todo el mundo compra.
UNA TAREA COMPLEJA
Ni que decir tiene que esto de detectar los extremos del mercado es una tarea muy compleja y por lo tanto eso de comprar en los mínimos de las caídas y vender en los máximos de las subidas es casi imposible y cuando se consigue, casi siempre, es fruto del azar, de la suerte (otra cosa es que reconozca). La experiencia me dice que, por desgracia, muchos de los pequeños inversores suelen terminar vendiendo cerca de los mínimos de la corrección y comprando cerca de los máximos. Lo cierto es que el pequeño inversor termina, por lo general, escaldado del mundo de la bolsa en periodos de largo plazo. Ganar en bolsa en alguna operación es fácil y mucho más cuando se tiene la suerte de entrar en un mercado alcista. Ahora bien, ganar de forma consistente en el tiempo (compensando pérdidas intermedias) ya no lo es tanto. Por supuesto que hay pequeños inversores que saben hacerlo muy bien. Inversores que tiene una estrategia para entrar y salir del mercado, que saben colocar el stop loss en el lugar oportuno (pues éste lo pone el mercado y no el inversor) y que no sobre operan. La experiencia me dice que hay un porcentaje alto de inversores que prefieren estar invertidos en el mercado aunque sea perdiendo (pues creen que si no están dentro se van a perder un vertiginoso rally) que quedarse fuera, en liquidez. La gran mayoría de los pequeños inversores pretende entrar en el mercado para ganar un dinero rápido (todos lo queremos, ¿no es así?). Pero al final en muchas ocasiones termina “pillado” esperando a recuperar su precio de compra. De hecho se dice que “un inversor a largo plazo es un inversor a corto plazo que se ha quedado atrapado”. También se dice que “quien está necesitando a ganar está obligado a perder”.
Lo cierto es que el pequeño inversor termina, por lo general, escaldado del mundo de la bolsa en periodos de largo plazo
Sin embargo, el inversor profesional y el institucional toman decisiones de inversión, por lo general, mirando el medio y largo plazo. Y por lo tanto no les afecta tanto lo que suceda en el día a día porque, primero, invierten un dinero que no necesitan y segundo porque buscan conseguir retornos más o menos estables (vía dividendos) en un horizonte temporal lejano en el tiempo y con una cartera muy diversificada.
Por lo tanto la teoría de la opinión contraria, si bien es cierto que se podría aplicar para el conjunto de los inversores, se hace mucho más efectiva en mi opinión cuando se analiza el comportamiento del pequeño inversor, de aquél que se deja llevar casi por cualquier noticia y que por lo tanto es mucho más maleable y volátil que el conjunto de los participantes del mercado.
Entre los distintos indicadores que nos ayudan a detectar los extremos del mercado (sólo pretendo mencionar los más conocidos) tenemos los siguientes: McClellan oscillator, McClellan volumen, encuestas de sentimiento de mercado, el ratio Rydex Bull/Bear, encuestas entre los gestores de fondos, volumen de posiciones abiertas, ratio put/call, insiders, índice VIX así como las portadas de determinados periódicos y otros medios de televisión y radio. La función de estos indicadores no es más que intentar detectar los sentimientos extremos de mercado para actuar a la inversa. Es decir, intentar detectar aquellos momentos de pánico, de miedo extremo (como al que asistimos a mediados de octubre con un VIX en los 30 puntos) para abrir posiciones alcistas o para evitar vender en mínimos de la fase correctiva. Y al revés, para evitar ponerse a hacer cartera en momentos de euforia máxima y a la puertas de un tramo correctivo importante.
Así, el pasado 16 de octubre el índice de sentimiento del inversor (gráfico de CNN Money) arrojaba una lectura de miedo extremo (pánico) en los dos puntos. A partir de ese día las bolsas europeas y las de Wall Street iniciaron un movimiento de rebote del 12% en poco más de dos semanas. Y durante este rebote los índices de Wall Street superaron los máximos históricos hasta el día de hoy. Hoy este índice marcar una lectura optimista en los 67 puntos.
¿Verdad que todos nos hemos sentido reflejados en muchos momentos en las siguientes viñetas?
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