El director y compositor Jordi Savall renuncia al Premio Nacional de Música

El compositor rechaza el Premio que concede el Ministerio de Cultura dotado con 30.000 euros

Escribe una carta a Wert en la que expone sus razones para rechazar el premio

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Bolsamania | 30 oct, 2014

Actualizado : 16:55

El director, músico y compositor Jordi Savall y la compositora María de Alvear recibieron el miércoles el Premio Nacional de Música 2014 -en las modalidades de Interpretación y Composición, respectivamente-, que concede el Ministerio de Cultura y que está dotado con 30.000 euros para cada galardonado. Sin embargo, este jueves Savall ha decidido renunciar al Premio.

El músico Jordi Savall (Barcelona, 1941) ha rechazado el galardón, a través de una carta dirigida al ministro José Ignacio Wert, por su desacuerdo con la política cultural del ministerio dirigido por José Ignacio Wert. "Ha agradecido el premio pero lo ha rechazado para no traicionar sus principios y sus convicciones más íntimas, puesto que la distinción procede de la principal institución del Estado responsable del "dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y la promoción del arte y de sus creadores", destacan distintos medios.

"Ha agradecido el premio pero lo ha rechazado para no traicionar sus principios y sus convicciones más íntimas"

El jurado había destacado en su fallo la infatigable labor en la recuperación y difusión del patrimonio musical español por parte del intérprete, director y musicólogo catalán Jordi Savall.

También ha considerado "insuficientes" los esfuerzos y las inversiones que el Gobierno destina al mundo de las artes y la cultura en general y, en participar, por mantener en el olvido una parte esencial de la cultura: el patrimonio musical hispánico milenario.

Aquí la carta dirigida al ministro Wert que publica Vilaweb este 30 de octubre:

Distinguido Sr. Wert,
Distinguidos señores del jurado del Premio Nacional de Música 2014,


Recibir la noticia de este importante premio me ha generado dos sentimientos profundamente contradictorios y del todo incompatibles: primero, una gran alegría para un reconocimiento tardío a más de cuarenta años de dedicación apasionada y exigente de la difusión de la música como fuerza y lenguaje de civilización y de convivencia y, segundo, una inmensa tristeza porque siento que no puedo aceptarlo sin traicionar mis principios y convicciones más íntimas.

Lamento tener que comunicarse, pues, que no puedo aceptar esta distinción porque la entrega la principal institución del estado español responsable, en mi opinión, del dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y promoción del arte y de sus creadores. Una distinción que proviene de un Ministerio de Educación, Cultura y Deportes responsable también de mantener en el olvido una parte esencial de nuestra cultura, el patrimonio musical hispánico milenario, así como de menospreciar la inmensa mayoría de músicos que con grandes sacrificios dedican la vida a mantenerlo vivo.

Es cierto que en algunas contadas ocasiones he podido beneficiarme, en el transcurso de más de cuarenta años de actividad, de alguna colaboración institucional: la celebración del V Centenario del Descubrimiento de América, las pequeñas ayudas a rondas internacionales y, recientemente, las invitaciones del Centro Nacional de Difusión Musical a presentar nuestros proyectos en Madrid. Pero al igual que la inmensa mayoría de músicos y conjuntos del país, he salido adelante sólo con mi esfuerzo personal, sin contar nunca con ninguna ayuda institucional estable a la producción y materialización de todos mis proyectos musicales. Demasiado tiempo en que las instancias del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes que vos dirigís siguen sin dar el impulso necesario a todas las disciplinas de la vida cultural de España que luchan actualmente por sobrevivir sin un amparo institucional ni una ley de mecenazgo que les ayudaría, sin duda, a financiarse y consolidarse.

Vivimos una grave crisis política, económica y cultural, a consecuencia de la cual una cuarta parte de los españoles se encuentran en situación de gran precariedad y más de la mitad de nuestros jóvenes no tienen ni tendrán ninguna posibilidad de conseguir ningún trabajo que les asegure una vida mínimamente digna. La cultura, el arte y especialmente la música son la base de la educación que nos permite realizar personalmente y, al mismo tiempo, estar presentes como entidad cultural, en un mundo cada vez más globalizado. Estoy profundamente convencido de que el arte es útil a la sociedad y contribuye a la educación de los jóvenes, y elevar y fortalecer la dimensión humana y la espiritual del ser humano. Cuántos españoles han podido, alguna vez en la vida, escuchar en directo las músicas sublimes de Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero y Tomás Luis de Victoria? Quizás algunos miles de privilegiados que han podido asistir a algún concierto de los pocos festivales que programan este tipo de música. Pero la inmensa mayoría, nunca podrán beneficiarse de la fabulosa energía espiritual que transmite la divina belleza de estas músicas. Podríamos imaginar un Museo del Prado donde todo el patrimonio antiguo no fuera accesible? Pues eso pasa con la música, porque la música viva sólo existe cuando un cantante la canta o un músico la toca; los músicos son los verdaderos museos vivientes del arte musical.

Es gracias a estos que podemos escuchar las 'Cantigas de Santa María' de Alfonso X el Sabio, los 'Villancicos' y 'Motetes' de los siglos de oro, los 'Tonos Humanos y Divinos' del Barroco ... Por eso es indispensable dar los músicos un mínimo de apoyo institucional estable, porque sin estos nuestro patrimonio musical continuaría durmiendo el triste sueño del olvido y la ignorancia.

La ignorancia y la amnesia son el fin de toda civilización porque sin educación no hay arte y sin memoria no hay justicia

La ignorancia y la amnesia son el fin de toda civilización porque sin educación no hay arte y sin memoria no hay justicia. No podemos permitir que la ignorancia y la falta de conciencia del valor de la cultura de los responsables de las más altas instancias del gobierno de España erosionen impunemente la dura tarea de tantos músicos, actores, bailarines, cineastas, escritores y artistas plásticos que detienen el verdadero estandarte de la cultura y que no merecen sin duda el trato que reciben, ya que son los verdaderos protagonistas de la identidad cultural de este país.

Por todo ello, y con profunda tristeza, le reitero la renuncia al Premio Nacional de Música 2014 y espero que este sacrificio se entienda como un acto revulsivo en defensa de la dignidad de los artistas y pueda, tal vez, servir de reflexión para imaginar y construir un futuro más esperanzador para nuestro jóvenes.

Creo, como decía Dostoievski, que la belleza salvará el mundo, pero para ello hay que poder vivir con dignidad y tener acceso a la educación y la cultura.

Cordialmente le saluda,


Jordi Savall

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