El impacto de la subida del petróleo en la inflación "apenas será perceptible"

Los expertos de Schroders creen que son más importantes los datos del mercado laboral de EEUU

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Bolsamania | 21 sep, 2023

Actualizado : 11:12

El precio del petróleo está poniendo a prueba los nervios del mercado. El 'oro negro' acumula una subida superior al 30% desde verano, que ha llevado al crudo a alcanzar niveles no vistos en los últimos 10 meses y a empezar a temer con un barril de Brent, referencia europea, en los 100 dólares. Esta escalada, consecuencia de los recortes de la OPEP+, especialmente de Arabia Saudí y Rusia, contrasta totalmente con la situación el pasado verano, cuando los temores de recesión hicieron caer los precios un 20% en el mismo período y ayudaron a que la inflación comenzara a reducirse. Tras este repunte, ahora el mercado se pregunta qué consecuencias puede tener en el IPC y cuál será la respuesta de los bancos centrales.

En tanto que es una importante materia prima para la producción de bienes y servicios básicos, que representan aproximadamente el 80% de la cesta del IPC, es importante cuantificar el posible impacto de la subida del crudo. No obstante, George Brown, economista de Schroders, cree que el impacto de la subida del petróleo se trasladará, al menos en parte, a los consumidores, aunque será "apenas perceptible". ¿Cómo es eso posible?

Según datos de Goldman Sachs, los costes energéticos representan hasta el 15,9% de algunas categorías, en conjunto sólo suponen el 1,7% del IPC subyacente general. ¿A qué se debe esto? " En parte porque los alquileres representan una parte muy importante de la cesta de precios, pero incluso si se excluyen, la diferencia es mínima. Más bien, se debe principalmente a que los precios cobrados por los productores se diluyen por los márgenes mayoristas y minoristas, que a menudo pueden representar la mitad o más de los precios pagados por los consumidores", explica el experto de Schroders.

Con todo, a veces se utilizan los márgenes para absorber los mayores costes energéticos. En este sentido, Goldman Sachs calcula que las empresas repercutían el 45% de las subidas antes de la pandemia, pero esta cifra ha aumentado hasta el 60% si se incluyen los datos de los últimos tres años.

"Atribuyen el repunte de la tasa de repercusión a una menor presión competitiva en medio de desequilibrios entre la oferta y la demanda y a una menor disposición a absorber las subidas del precio del petróleo debido a presiones generalizadas sobre los costes. Tras tener en cuenta estos factores, estiman que la tasa de transferencia se sitúa en la misma línea que antes de 2020 (es decir, el 45%)", indica Brown.

Con estos datos en la mano, apunta el estratega de la firma británica, "podemos suponer que aproximadamente la mitad de la subida del 20% de los precios del petróleo en los últimos tres meses se repercutirá a los consumidores". "Y, dado que los precios de la energía representan el 1,7% del IPC subyacente, esto sugiere que el impacto inflacionista total será inferior a 0,2 puntos porcentuales. Dado que se repartirá a lo largo de varios meses, debería ser apenas perceptible", sentencia.

¿PROBLEMAS PARA LOS BANCOS CENTRALES?

Según el experto de la firma británica, este previsible menor impacto en la inflación se debe a que la intensidad energética de la economía, que se calcula como el consumo total de energía dividido entre el PIB, ha caído bruscamente en las últimas décadas. El año pasado, por ejemplo, se situó casi un 60% por debajo de los niveles durante la crisis energética de 1979.

Esto, explica Brown, es consecuencia, principalmente, de dos factores: la mejora de la eficiencia energética de vehículos, edificios y procesos durante décadas y la preponderancia del sector servicios en las economías desarrolladas y en la deslocalización de sectores de alto consumo energético a otros países con precios de la energía más bajos.

¿Cuál es el problema? Que el sector servicios es más intensivo en mano de obra que los sectores de producción de bienes, en los que el capital puede sustituirse más fácilmente. Por ello, indica el economista de Schroders, "aunque los precios del petróleo han subido con fuerza, los inversores deberían estar más preocupados por la persistente rigidez del mercado laboral estadounidense: la relación entre ofertas de empleo y paro es la más ajustada desde finales de los años 60, con 1,5 vacantes por cada persona sin trabajo y en busca de empleo".

"Estas tensiones están disminuyendo gradualmente, pero podrían persistir. Podría darse, por ejemplo, algún caso de acumulación de mano de obra, con empresas reacias a despedir personal ante el deterioro de las condiciones económicas. Aunque esto no suele ser habitual en EEUU, dada la facilidad con la que se puede despedir y volver a contratar a los trabajadores, las dificultades de contratación experimentadas en los últimos años podrían provocar un cambio de comportamiento entre los empresarios", apunta.

El exceso de demanda de mano de obra podría mantener elevado el crecimiento salarial, algo que no le gustaría ver a la Reserva Federal (Fed). Aunque el indicador salarial de la Fed de Atlanta ha dado un vuelco, sugiere que los salarios siguen creciendo por encima del 5% anual. Además, las cifras recientes sugieren que la producción per cápita está volviendo a su tendencia anterior a la pandemia.

"Garantizar que esto se mantenga es fundamental para la narrativa del aterrizaje económico suave. El reciente aumento de la inversión empresarial es ciertamente alentador en este frente, pero el gasto de capital no siempre se traduce en aumentos de productividad. Aunque los avances en inteligencia artificial (IA) podrían en teoría tener múltiples usos, las nuevas tecnologías a menudo tardan en implantarse ampliamente, por lo que cualquier impulso material a la productividad parece bastante lejano", subraya Brown.

"Así pues, aunque esperamos que la inflación subyacente del IPC estadounidense se reduzca hasta el 2,6% a finales del próximo año, existe el riesgo de que resulte más rígida. Pero será el mercado laboral, y no los precios del petróleo, el que determine si esto es así" concluye el economista de Schroders.

LOS 100 DÓLARES SIGUEN SOBRE LA MESA

Otros expertos, en cambio, se muestran menos positivos. Craig Erlam, analista sénior de mercados de OANDA, cree que ver el petróleo por encima de la barrera psicológica de los 100 dólares "sería increíblemente inoportuno y poco útil" para los bancos centrales. Según este experto, una subida prolongada del crudo daría de nuevo a las a la inflación, por lo que, aunque la OPEP+ recalque que el objetivo es reequilibrar el mercado, debería "replantearlas" en "los próximos meses" debido a su impacto "significativo" en los precios.

De su lado, Rania Gule, analista de mercados de XS.com, también tiene claro que la atención volverá a centrarse en la escasez de oferta, tras una Fed que ha realizado una pausa 'hawkish', y la posibilidad de alcanzar los 100 dólares por barril "sigue sobre la mesa".

"Cabe señalar que las previsiones del precio del crudo Brent a 12 meses han aumentado de 93 a 100 dólares por barril, y ahora espero una escasez de inventarios más grave en Estados Unidos. La escasez de oferta también se ha reflejado en el mercado de futuros, con precios que tienden aún más a la baja, ya que la rápida caída del Brent se sitúa en torno a los 1,20 dólares por barril, frente a los escasos 0,60 dólares por barril de principios de la semana pasada", explica.

De igual modo, Gule destaca que los precios del crudo se han beneficiado recientemente de un factor adicional: la disminución de los inventarios de crudo en Cushing (Oklahoma), que ha situado las cantidades totales de crudo allí cerca de sus niveles mínimos. "Según informes recientes, Total Energies está comprando todo el crudo estadounidense que puede debido a esta escasez, lo que ha provocado un aumento general de los precios del crudo", apunta.

"Veo que la actual subida de los precios del petróleo entra en conflicto con los planes de la Reserva Federal de detener las subidas de los tipos de interés. 'The Wall Street Journal' señaló en un informe que el aumento de los precios del petróleo podría provocar un encarecimiento de las facturas energéticas, alimentando las tasas de inflación, lo que, a su vez, podría animar a la Reserva Federal a subir más los tipos de interés", advierte.

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