¿Está Mariano Rajoy siguiendo una estrategia tras el 9-N de Cataluña? Lo analizamos en cinco puntos
El presidente trata de ganar tiempo para escuchar a la opinión pública
- De momento, la Justicia es quién toma cartas en el asunto
- La negociación tendrá que acabar con concesiones
- ¿Se verán Mas y Rajoy antes de navidades?
Actualizado : 15:04
La oposición al completo ha vertido críticas ante la quietud política del presidente del Gobierno, después de celebrarse el proceso participativo del 9 de noviembre en Cataluña sobre la independencia de la región. A los ya clásicos ataques de UPyD se ha sumado en las últimas horas el líder del PSOE, Pedro Sánchez, que acusó a Mariano Rajoy de “inmovilismo” y aseguró que su “estrategia ha fracasado”. Además, otras formaciones como Vox se han querellado contra el líder del Ejecutivo central por “dejación de sus funciones”.
Desde el mismo PP, el ala más conservadora del partido no ha escatimado en reproches hacia la actitud del Gobierno, tal y como quedó reflejado en el malestar expreso de la diputada popular Cayetana Álvarez de Toledo, que es compartida por otros diputados y dirigentes. Dijo la diputada que lo ocurrido en Cataluña "descalifica al Gobierno para seguir cumpliendo con su mandato constitucional".
Por si esto fuera poco, la falta de respuesta oficial ha puesto de acuerdo a los tres grandes rotativos nacionales. ABC, El Mundo y El País han afeado la “inacción política” de Rajoy y desde sus editoriales le han instado a que tome la iniciativa en las negociaciones con Cataluña.
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El presidente, por su parte, viaja entre este martes y miércoles a Australia para participar en la Cumbre de Líderes del G-20 que se celebrará el 15 y el 16 de noviembre en Brisbane. La agenda para Rajoy del resto de la semana no es pública.
Desde Bolsamania, analizamos los cinco posibles puntos en que Mariano Rajoy podría estar basando su táctica para dar respuesta a los 2,3 millones de catalanes que participaron en la consulta independentista del 9-N, que la Generalitat de Catalunya tiró adelante, a pesar de la suspensión del Tribunal Constitucional (TC).
1. Restar importancia al 9-N
“No es una consulta ni nada que se le parezca”. El mismo Rajoy calificó de esta manera la votación en Cataluña y declaraciones semejantes emitió el ministro de Justicia, Rafael Català, en la única valoración que ha habido por parte de un miembro del Ejecutivo popular tras la votación.
Simulacro de consulta
María Dolores de Cospedal, por su parte, minimizó el proceso, al que llamó “simulacro” porque en su opinión su respaldo estuvo “muy por debajo” de lo que algunos pretendían. En cualquier caso insistió en que no había garantías, por lo que “cualquier valoración acerca de datos o cuestiones semejantes carece de toda validez porque no tiene ninguna fiabilidad”.
2. Esperar a que la Justicia siga su curso
También Cospedal aseguró que la consulta alternativa se hizo “al margen de la legalidad” y, por lo tanto, el Gobierno “actuará en consecuencia”. Pero de momento quién ha dado ya pasos contra el quebranto de la suspensión del TC ha sido la Fiscalía, ya que considera que hay bases jurídicas muy concretas y sólidas para demandar a Artur Mas y a varios miembros del Govern, basándose en las investigaciones que han llevado a cabo y en las denuncias presentadas por UPyD y Plataforma por Cataluña.
Además del president de la Generalitat, el Ministerio Público también denunciará -según La Razón y el PP- a los responsables de Ensenyament, Irene Rigau, de Interior, Ramon Espadaler, y la vicepresidenta del Govern, Joana Ortega ante el Tribunal de Justicia de Cataluña (TSJC) por desobediencia y prevaricación. El Ministerio Público, sin embargo, ya ha aclarado que no actuará con premura y que tienen sus tiempos. Artur Mas, por su parte, ha explicado que de momento no tienen noticias de los tribunales.
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3. Ganar tiempo y más tiempo
Rajoy quiere tomar el pulso a la opinión del pueblo
Para tomarle el pulso a la opinión pública y ver si le resulta favorable iniciar una negociación con Artur Mas que, en el mejor de los casos, debería acabar con concesiones fiscales y de autogobierno para Cataluña. Y en el peor escenario, aceptando un referéndum legal y acordado sobre la independencia de la región.
La “debilidad real de Rajoy" más allá de las pugnas políticas pasa por qué piensa la población, recordemos que por eso salió a pedir “perdón” por los casos de corrupción que asilan al PP y en el caso Bárcenas sólo se pronunció cuando se empezaba a hablar entre susurros su dimisión.
Por eso, una de sus aciertos como estratega es tener un dominio de los tiempos en política para actuar en la mejor dirección que podría acabar siendo negociar una reforma de la constitución, tal y como reivindican Pedro Sánchez y el PSOE, para evitar quedar retratado como que ha cedido a las presiones de los nacionalistas catalanes.
4. Dejar que sea Cataluña quién tome la iniciativa
Recibirá Rajoy la carta que le enviará Artur Mas valorando el 9-N, pidiéndole un diálogo que siente las bases de un referéndum legal y acordado con el Estado para Cataluña, pero es poco probable que dé respuesta inmediata. Es más plausible que espere que los acontecimientos sigan su curso en Cataluña para observar cómo se desarrollan las tensiones y la rivalidad entre el líder del Govern y el de ERC, Oriol Junqueras.
Así, puede que asista al inicio de la ronda de relaciones bilaterales que Mas iniciará en los llamados partidos del bloque soberanista -además de Esquerra, ICV-EUiA y la CUP- y con otras formaciones en Cataluña, como el PSC, para ver si se produce una lista “de país”, condición indispensable para que el jefe del Govern convoque elecciones anticipadas en Cataluña y se de un referéndum de facto.
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5. ¿Acabar reuniéndose con Mas?
Comeremos los turrones antes o después de la reunión Rajoy - Mas
Sólo el tiempo dirá si el president de la Generalitat y su formación, CiU, han salido reforzados del golpe de efecto de llevar a cabo la consulta y si la figura de Mas se sigue revalorizando electoralmente o acaba desgastada por la pugna con Junqueras y las dificultades a las que se enfrentará por mantener la unidad de los partidos.
En cualquier caso, la esperada reunión puede dilatarse días, incluso semanas, y no sería de extrañar que llegara in extremis, antes de navidades, como ya pasó en verano, cuando la reunión entre Mas y Rajoy se produjo el 31 de julio. Si entonces se disfrutó del descanso estival para dejar que se calmaran los ánimos, es probable que en esta ocasión ambos líderes dejen que los turrones y el cava trabajen a su favor.
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