Entrevista | Nuryn Salem, española estudiante en Bruselas: 'Fueron horas difíciles, pero no voy a vivir con miedo'

La joven española, de origen árabe, se fue a Bruselas con una 'Beca Erasmus' porque 'le gusta la mezcla de multiculturalidad que existe en esa ciu

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Bolsamania | 23 mar, 2016

Actualizado : 20:54

Una joven española que regresaba a Madrid a disfrutar unos días con su familia vivió de primera mano los terribles atentados que se produjeron en la ciudad de Bruselas en el martes 22 de marzo.

Digiriendo lo que aún está pasando en la ciudad en la que quiso estudiar un año fuera de España. Nuryn Salem Lo Presti, con padre palestino y musulmán, explica que en Bruselas era una buena oportunidad seguir estudiando traducción e interpretación ya que eligió ese país "como destino por su multiculturalidad y el prestigio de la universidad". A sus 19 años ha pasado por uno de los momentos más complicados por los que occidente está viviendo desde hace muchos años. A pesar de todo, ella confía en que todo vuelva a la cama.

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La vida sigue, ciudades como París, Madrid, Ankara o Londres han sufrido el ataque de los yihadistas y Bruselas comenzó desde la misma tarde de los atentados a recuperar su tranquilidad: "En la calle donde vivo, unas horas después de la explosión en el metro, las terrazas estaban llenas de gente y continuamos haciendo nuestras vidas de forma regular. Algo muy diferente a la otra vez (tras los atentados de París), cuando estuvimos prácticamente una semana sin salir de casa, las universidades y los comercios se encontraban cerrados, y el transporte público no funcionaba. Y, personalmente, prefiero la manera en la que se ha llevado la situación esta vez. Una atmósfera y un clima de alarma no hace más que infundir el pánico en la gente. Hay que tener cuidado, y eso es algo que todos sabemos, pero tendremos que volver a la rutina en un momento u otro", explica la joven estudiante.

Bruselas intentó recuperar la normalidad y llenó las terrazas y bares de la ciudad europea

BRUSELAS SE DESPIERTA CON NORMALIDAD

24 horas después, Nuryn sigue esperando a que el aeropuerto coja vida y pueda embarcar en el vuelo, mientras espera en una Bruselas que se despierta con tranquilidad y con la seguridad de que Europa vencerá al terrorismo. "Bruselas se ha despertado con normalidad. Yo, por ejemplo, tengo en la cabeza que el atentado ya ha pasado. Nadie sabe si puede repetirse, ni cómo, ni cuándo, ni dónde. Se puede tener la mala suerte de encontrarse en el lugar y en el momento equivocados, pero no por ello voy a vivir con miedo".

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HORAS DE CONFUSIÓN

Tras los atentados en el metro y según transcurrían los acontecimientos, tanto las personas de Bruselas como los familiares de los residentes se vieron apoderados por el pánico. Salem asegura que fueron momentos muy duros. "Durante prácticamente todo el día no paré de recibir llamadas y mensajes preguntando por mi estado. Eso también nos hacía estar más alarmados de lo normal. Un amigo había ido a acompañar a su novia al aeropuerto, y había permanecido allí antes de la explosión. Nos asustamos y pensamos en todos los que se encontraban en la calle en ese momento. Una vez que los localizamos y volvieron a casa estuvimos mucho más tranquilos", explica.

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Pero antes, el horror inundaba el aeropuerto y el suburbano de Bruselas. La joven estudiante terminaba los últimos preparativos para enfilarse de vuelta a casa. Preparaba la maleta y casi salía por la puerta de la residencia donde vive hasta que le alertaron de lo que estaba pasando. "No supe nada sobre lo ocurrido hasta que una amiga me vio y me preguntó que a donde iba. '¿Es qué no has visto las noticias?'. Fue entonces cuando nos alarmamos. Ese mismo día muchos teníamos que viajar, y quien salía de ese aeropuerto tuvo que quedarse en casa. El caso es que no terminaba de creérmelo, de hecho muchos fueron a sus respectivas universidades, y yo continuaba preparando mis cosas por si, de alguna manera, hubiera posibilidad de viajar. Claro, aún no se había confirmado que fueran ataques terroristas. Cuando nos enteramos de la explosión en el metro, todo cambió".

Reconoce que Molenbeek ha recobrado un cariz diferente tras los diferentes atentados y que hay gente que no va a ese barrio

MOLENBEEK, EL BARRIO DE LA DISCORDIA

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Hace apenas unos días se producía la detención más esperada por parte de todas las autoridades europeas. Salah Abdeslam, enemigo número uno de las autoridades de occidente, tras los atentados de París, residía en el popular barrio inmigrante de Molenbeek.

Nurym conoce a una amiga que vive en esas calles y explica como es la zona: "Cuando yo fui, aún no habían tenido lugar los atentados de París, por lo que Molenbeek seguía siendo un 'barrio normal'. Digo esto porque se habla de él como si fuera la cuna de los males del mundo. Es cierto que hay una comunidad musulmana bastante grande, y es algo que puede apreciarse nada más entrar en él. Algunos de los que cometieron el atentado de París vivían allí, sí, pero creo que las familias musulmanas del barrio, que nada tuvieron que ver con el asunto, han acabado pagándolo recibiendo falsas acusaciones, malos gestos y miradas por parte del resto del mundo. Ahora es el barrio en el punto de mira, como otros también con mayoría musulmana, en los que la gente prefiere evitar entrar".

TEME POR LA ISLAMOFOBIA

La estudiante de interpretación y traducción tiene raíces musulmanas. Su padre es palestino y practicante de la religión del Islam. Tras los duros atentados muchas reacciones se viraron hacia la religión y parte también a los refugiados. En el día después de los atentados, un grupo ultraderechista se manifestó delante de una mezquita. Nuryn se sintió doblemente afectada tras los ataques: "Temo a la islamofobia. Creo que es una de las peores consecuencias que tienen tanto los atentados como las medidas que deciden tomar algunos gobiernos al respecto. Todo esto desemboca en una asociación muy precipitada que se hace entre terrorista y musulmán", piensa la joven de 19 años.

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"Definitivamente es algo muy diferente, de hecho la religión musulmana bien interpretada es algo que he admirado siempre, y a través de ella mi padre me ha transmitido valores y cosas muy buenas. Es su mala interpretación la que da lugar a las cosas que vemos hoy. Quienes cometen estas atrocidades son personas que nada tienen que ver con el Islam y que no hacen más que daño a la población musulmana, que es directamente señalada con el dedo en cuanto pasa algo así". Tras charlar durante un buen rato, ella asegura que no tiene ningún miedo a los atentados y esperando que todo vuelva a recobrar la normalidad y pueda coger el vuelo de regreso a casa para estar cerca de los suyos.

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