Puigdemont ofrece "diálogo" para negociar la independencia sin volver a la legalidad

El responsable del Govern asume el mandato para "proclamar la república catalana", pero emplaza a una mesa de diálogo del Parlament la constitución de la república

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Bolsamania | 10 oct, 2017

Actualizado : 07:38

El president del Govern, Carles Puigdemont, ha evitado declarar este martes en el Parlament la temida Declaración Unilateral de Independencia (DUI), si bien ha asumido ante la cámara el “mandato para que Cataluña sea una república independiente”. En un discurso repleto de ambigüedad, el president ha dejado en suspenso cualquier proclamación formal y deja en manos de una mesa de diálogo del propio Parlament un futuro proceso constituyente de la república.

Ni sí, ni no, pero todo lo contrario... Según Puigdemont, “Cataluña se ha ganado el derecho a ser un estado independiente. El derecho a ser escuchada y respetada. El sí a la independencia ha ganado bajo una lluvia de porras. La ley del referéndum establece que dos días después de la comunicación de los resultados se establezca una sesión constituyente (…) Asumo presentarles el resultado del 1 de octubre y el mandato de que Cataluña sea una república independiente”, ha asegurado el president de la Generalitat.

No obstante, Puigdemont no se atrevió a declarar formalmente la independencia unilateral, aunque asumió los resultados del 1-O, pero abrió la puerta al diálogo en el Parlament, en cuyas manos dejó la consagración de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI).

El 'president' evitó, por tanto, declarar la independencia de forma inmediata, aunque aseguró que "Cataluña será un estado independiente". Según fuentes del Gobierno Rajoy citadas por laSexta, "Puigdemont ha realizado una declaración implícita de independencia para luego hacer una suspensión explícita de los efectos da la independencia". "El discurso que ha hecho hoy es el de una persona que no sabe donde está, a dónde va y con quien quiere ir", afirmó luego la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que anunció la convocatoria de un Consejo de Ministros extraordinario para este miércoles, después de que Rajoy y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se reunieran en la noche del martes en La Moncloa.

La sensación de desconcierto y ambigüedad se asentó tras la declaración de Puigdemont. Al término de su comparecencia, y pese al malestar que produjo en la CUP, los 72 diputados de Junts pel Sí y la CUP firmaron en una sala contigua un documento que proclamaba la independencia y confirmaba que el 'procés' sigue adelante. Es decir, un texto más directo que el expuesto por el 'president' en el pleno.

La firma de este documento, realizada fuera del pleno y sin ninguna validez jurídica, mantiene viva la desconfianza. Así lo manifestó el secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos. "Nos sabemos a qué atenernos", confesó en referencia a la disparidad entre el discurso del Parlamento, con la suspensión de la declaración de independencia y la oferta de diálogo, y el posterior contenido del documento rubricado por los parlamentarios. Esta confusión le llevó a asegurar que la invitación de Puigdemont al diálogo no le parece "franca" ni "sincera" "porque no lleva implícita la vuelta a la legalidad".

Estos recelos se basan en otro de los fragmentos del discurso de Puigdemont. "Creemos firmemente que el momento demanda no aumentar la escalada de tensión, sino sobre todo, voluntad clara y compromiso para avanzar en las demandas del pueblo de Cataluña a partir de los resultados de el 1 de octubre. Resultados que debemos tener en cuenta, de manera imprescindible, en la etapa de diálogo que estamos dispuestos a abrir", defendió. O lo que es lo mismo, todo a partir de los resultados del 1-O, que quedarían así validados -y, por tanto, 'blanqueados' legalmente- al ser puestos sobre la mesa de negociación ofrecida por el Govern este martes.

Con esa apelación al diálogo, Puigdemont pretende ganar tiempo. Y meter más presión a Rajoy. Y, ya de paso, rehuir las posibles responsabilidades. En las últimas horas se ha hablado mucho de los posibles delitos que podría cometer Puigdemont si se produce la DUI. Precisamente el exministro socialista Josep Borrell ha advertido de las consecuencias a las que tendrá que enfrentarse el presidente de la Generalitat en este caso, recordando que, según el Código Penal, todo aquel que cometa un delito de “rebelión” se enfrenta a una condena de más de 20 años de cárcel.

EL DISCURSO DE LOS AGRAVIOS

Pero aún hubo más en la intervención del 'president'. Según su visión, la jornada de domingo 1 de octubre fue un éxito electoral, pese a que era ilegal y no contó con las garantías de unas elecciones. “A pesar del esfuerzo y los recursos para combatirlos, los ciudadanos se encontraron urnas y un censo fiable. Las operaciones policiales no evitaron el referéndum”, ha señalado el responsable del Govern. En su discurso, Puigdemont ha evitado activar la DUI (Declaración Unilateral de Independencia) y, tras proclamar la independencia inicialmente la ha dejado en suspenso y en manos del propio Parlament.

Puigdemont intentó justificar el desafío soberanista emprendido en los últimos meses por Cataluña en el recorte en el alcance del autogobierno del Estatut de Cataluña en 2010. “El Estatut fue el último intento catalán dentro de la Constitución: fue una humillación”. Sobre la situación de amplia preocupación en el mundo empresarial -que ha provocado el éxodo de grandes empresas de Cataluña- y en el conjunto de la sociedad.

“A todas las personas que tienen miedo quiero enviarles un mensaje de empatía. Sé que hay gente asustada por lo que está pasando y puede pasar”, dijo-. “Soy consciente de la información que le trasladan la mayoría de los medios, pero les pido un esfuerzo de las razones. No somos unos locos, no somos unos golpistas, no somos unos abducidos… Somos gente normal que quiere votar. No tenemos nada contra los españoles, pero desde hace tiempo la relación no funciona y es insostenible", dijo el mandatario catalán.

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