Así es el día en el que todos los ojos miran a Estados Unidos
Los estadounidenses deciden a su nuevo presidente en un martes lleno de entresijos y anécdotas
- Algunos Estados tienen el día festivo mientras que en otros es laboral
- Los candidatos no hacen ningún tipo de actos, salvo por la noche
Actualizado : 22:56
Hay pocos países en los que unas elecciones generales a la presidencia sean un verdadero espectáculo. Estados Unidos, como en otras tantas cosas, sabe hacer de un acontecimiento político un gran’show’. Este martes 8 de noviembre marcará el devenir de la gran potencia mundial. Hillary Clinton o Donald Trump saldrán con todo su equipo para celebrar o llorar los resultados en un día lleno de entresijos.
Un martes. En plena semana. A cualquier español, y a casi todo europeo, se le hace difícil digerir que unas elecciones generales sean este día. Estados Unidos es un país que guarda y que explota sus tradiciones como pocos los saben hacer. Y que se celebren este 8 de noviembre no es fruto de la casualidad. Hay que remontarse hasta 1845 para entender por qué depositar el sobre en las urnas un martes.
En el siglo XIX, Estados Unidos era un país en el que su principal sector era el agrario, y esto hizo que se decidiese el martes como el mejor día de la semana. A los trabajadores del campo les resultaba tremendamente difícil ir hasta los centros de votación y les conllevaba varios días en llegar con sus caballos. Además, los sábados era día de trabajo, y no se podían permitir perder un jornal y los domingos estaban dedicados al culto religioso. El lunes era la fecha para realizar el viaje para, por fin, ejercer el derecho a voto. Cómo las primeras elecciones fueron en noviembre, un mes propicio porque las cosechas habían terminado, se decidió mantener ese mes. Por tanto, la celebración de las elecciones en martes y en noviembre responde fundamentalmente a causas económicas y religiosas, mantenidas en el tiempo a golpe de tradición.
Estados Unidos era un país en el que su principal sector era el agrario, y esto hizo que se decidiese el martes como el mejor día de la semana.
De hecho, hay una web para entender este anecdótica forma de votar (whytuesday.com). Desde este site, se apela a que se intente cambiar: “Ha habido numerosos intentos de cambiar el día de votación, a un festivo federal o a dos días, como en otros países. Pero ninguno ha tenido éxito”, se señala.
DÍA FESTIVO... EN ALGUNOS ESTADOS
El 'supertuesday' es día laborable para muchos... pero festivo para otros. Estados Unidos no ha logrado nunca que sea un día en el que no se vaya a trabajar en todo el territorio. Al igual que en Reino Unido, donde también es común que las elecciones sean entre semana, los norteamericanos votan dentro de las horas de trabajo. La sección del Código de Elecciones de California 14000, por ejemplo, establece que hay un tiempo de una hora y media a dos horas para poder ejercer el derecho de voto sin perder el derecho a la remuneración de esa jornada.
Pero otros Estados disfrutan de día festivo para tomarse el tiempo necesario para votar y disfrutar de la jornada electoral con sus familiares. Delaware, Hawái, Kentucky, Montana, Nueva Jersey, Nueva York, Ohio, West Virginia, y el territorio de Puerto Rico son los territorios que tienen marcado en rojo en el calendario esta fecha.
VOTAR ES UNA PESADILLA
Más de 230 millones de personas están llamadas a ejercer su derecho a voto, pero hacerlo real es un quebradero de cabeza para los estadounidenses. Las participaciones que se registran en las elecciones generales en Estados Unidos suele ser muy baja por las trabas que tienen que pasar los ciudadanos. En los pasados comicios la participación fue del 54,9%, 3,3 puntos menos que las anteriores. En el año 1996, en el que Bill Clinton renovó su presencia en la Casa Blanca apenas se llegó al 49%.
Estos datos tan bajos responden en no pocas ocasiones a las decisiones burocráticas. Los estadounidenses, antes de votar el 8 de noviembre han de haberse registrado mediante una solicitud que hay que pedir por escrito. En estas elecciones algunos estados han mostrado facilidades y se ha podido hacer a través de internet. Otros de los inconvenientes que tienen los votantes son las largas colas que se producen en las urnas. Al ser día laborable, muchos se piensan en acudir a votar, ya que todas las personas no cuentan con el tiempo establecido, o simplemente no les da tiempo ir hasta su colegio.
Precisamente, esa es otra de las peculiaridades. No hay colegios fijos. Iglesias, bibliotecas, incluso edificios abandonados en los suburbios u oficinas son algunos de los lugares para colocar la urna, en las que previamente se ha acordado con los organismos oficiales colocar el sistema de votación.
En el año 1996, en el que Bill Clinton renovó su presencia en la Casa Blanca, apenas se llegó al 49%
LA SEGURIDAD ES UNA PRIORIDAD... EN LA RED
La seguridad en Estados Unidos es prioritaria. Por ejemplo, Nueva York está en amenaza terrorista para el día de las elecciones a la presidencia. Por eso, que el alcalde de la ciudad, Bil de Blasio, argumentaba hace unas semanas que redoblaría la seguridad en las calles para velar por la integridad de sus ciudadanos. Sin embargo, desde el Gobierno central no habrá cambios y se desplegará el mismo número de agentes que en otra jornada electoral pasada, aunque desde la Casa Blanca indicaron en días pasados que existe la posibilidad que se produzcan actos de violencia en el día ‘D’.
Aunque, eso sí, todo cambia en la red. La amenaza de ataques cibernéticos y la posibilidad de choques violentos ensombrecen la campaña entre la candidata demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, en medio de temores de que Rusia o algún otro país externo puedan ocasionar una tergiversión en las votaciones de los comicios. Sólo dos estados, Ohio y Arizona, rechazaron la ayuda del Departamento de Seguridad Nacional para controlar los sistemas de votación y lidiar con posibles vulnerabilidades. El FBI aseguraba en rueda de prensa que hará un dispositivo sin igual para que no pueda haber ataques cibernéticos. Los expertos de seguridad y autoridades estadounidenses dicen que las posibilidades de un ataque de hackers son mínimas pero están preparados ante cualquier imprevisto.
DESPLIEGUE MEDIÁTICO
Más de 180 países y más de 15.000 periodistas acreditados seguirán minuto a minuto la jornada electoral desde la zona habilitada para la prensa, según Univisión. A todo ello hay que sumarle las unidades móviles que acamparán en la Casa Blanca, en los colegios electorales donde vayan a votar las personalidades más importantes o en los ‘búnkers’ de los candidatos. Varios medios de comunicación estadounidenses anuncian que será un despliegue sin precedentes.
QUE NO FALTE EL DEPORTE
Día festivo en Estados Unidos es sinónimo de deporte. Basta con escoger cualquiera de las fechas en el calendario estadounidense para comprobar que siempre hay atractivos eventos para asistir con la familia. La concepción estadounidense del deporte es completamente diferente a la de la europea, ya que lo consideran como un espectáculo para ir acompañado de amigos y familiares. En la NBA no es extraño que los mejores partidos de la fase regular sean en Navidad o en Año Nuevo. Por eso, en elecciones, también habrá deporte.
Los mejores jugadores del mundo de baloncesto saldrán a la cancha a media tarde-noche con la incertidumbre política sobre Estados Unidos. LeBron James y compañía saltarán a la cancha de los Atlanta Hawks para intentar ‘distraer’ a los americanos de la decisión que marcará la Historia de Estados Unidos. Además, otros siete partidos completan la jornada del ‘supertuesday’ en Estados Unidos.
¿Y QUÉ HACEN LOS CANDIDATOS?
Otra de las tradiciones que se guarda en Estados Unidos es hacer el menos ruido posible en el día de votación por parte de los candidatos. Tras meses y meses de mítines, entrevistas, apariciones televisivas y baños de masas, los que optan a ser nuevos inquilinos a la Casa Blanca deciden despejarse al lado de los suyos y solo hacen su aparición tras las votaciones. En las agendas oficiales de Hillary Clinton y de Donald Trump, sólo aparece como acto oficial el discurso tras el recuento. Bien para hacerlo como nuevo presidente, o para reconocer la derrota tras un día en el que todos los ojos están puestos en estas dos personas.