Análisis | La indolencia del PP entorpece la investidura

Entre Ciudadanos y el PP hay grandes afinidades ideológicas y una cuestión de grave discrepancia

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Bolsamania | 12 ago, 2016

Actualizado : 23:42

Ciudadanos decidió al fin dar su brazo a torcer y buscar el modo de apoyar la investidura del candidato del PP a la presidencia del Gobierno. Entre ambos partidos hay grandes afinidades ideológicas y una cuestión de grave discrepancia: la corrupción que ha manchado a los populares durante toda la etapa en que Mariano Rajoy ha ostentado la presidencia del partido (y antes también, obviamente, pero Aznar ya no está en política activa).

Las bases socialistas están cada vez más convencidas de que su partido no puede ser soporte de un gobierno presidido por Rajoy

Albert Rivera, decidido a contribuir a la gobernabilidad por varias razones, y entre ellas el temor a que una nueva legislatura redujera C’s a la mínima expresión, tenía pues que cambiar de posición y que explicárselo a la opinión pública en general y a sus seguidores en particular. Y ha recurrido para ello a supeditar la negociación de la investidura a la aceptación por Rajoy de una serie de condiciones contra la corrupción que son obvias de toda obviedad, incluida la comisión parlamentaria de investigación que examine el ‘caso Gürtel’ en su integridad, que resume buena parte de la financiación ilegal del PP.

Pues bien: ante lo que parecía una simple reclamación de un sí o un no por parte de Rivera a Rajoy, este ha decidido tomárselo con calma, estudiar el asunto y someterlo a la consideración del comité ejecutivo del PP, una instancia colegiada que nunca contradijo al presidente del partido en toda su historia… Todo lo cual está requiriendo una semana de tiempo.

Tal demora, cuando todo eran prisas hace unos días, cuando el país lleva más de ocho meses con un gobierno en funciones, cuando la ciudadanía está irritada con toda la razón, es, como han dicho algunos portavoces de C’s, de risa… ¿Qué quiere meditar Rajoy en todo este tiempo? ¿Si se erradica realmente la corrupción y se reconocen sin tapujos unos errores que ya son sobradamente conocidos y que están siendo puntualmente calificados por los tribunales? ¿Hay alguna duda razonable al respecto que quepa ponderar ahora?

Lo que ocurre es que esta actitud dilatoria, displicente, indolente, del PP no es inocua. Irrita a todos, y también, y de forma insoluble, a los partidos cuyo concurso se reclama para la gobernabilidad. Al PSOE, en concreto. ¿Levantará el PSOE su radical, y totalmente explicable desde el punto de vista ideológico y ético, negativa al ver esta relejada parsimonia del candidato a la investidura? Es claro que no, que las bases socialistas están por esta vía cada vez más convencidas de que su partido no puede ser soporte de un gobierno presidido por Rajoy.

Lamentablemente, las terceras elecciones están cada vez más cerca. Y si llega el caso, todos deberíamos exigir gente nueva en las listas electorales.

Antonio Papell

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