Análisis | 26J: El gran debate marcará decisivamente el proceso
El próximo lunes, los líderes de los cuatro grande partidos celebrarán el único debate a cuatro de la campaña electoral
- El PP y el PSOE tienen que intentar recuperar las clientelas que lograron en 2011, como mínimo
- El PSOE tiene además que desmontar el proceso de suplantación a que lo está sometiendo 'Unidos Podemos'
- Unidos Podemos deberá defenderse de las fundadas acusaciones de camaleonismo político que se dirigirán contra Iglesias
- Ciudadanos deberá afianzar su posición transparente de centro-derecha para evitar los efectos del voto útil que beneficiarían al PP
Actualizado : 19:40
El próximo lunes, los líderes de los cuatro grande partidos celebrarán el único debate a cuatro de la campaña electoral. Así lo ha decidido Rajoy, que es quien ha afirmado públicamente que los debates son para él un engorro y, por consiguiente, quiere limitarlos al mínimo.
El PP ha impuesto que esta ceremonia tenga lugar al principio de la campaña, lo que le priva del dramatismo que tendría si estuviera en el último tramo, y no dejara posibilidad alguna de reacción a sus intervinientes.
Ha habido y habrá otros debates parciales –ya se ha celebrado un cara a cara entre Iglesias y Rivera- pero la campaña mediática tiene esta vez una única estrella rutilante, en contra de lo que proponían los demás partido: el PSOE quería tres debate a cuatro y un cara a cara Pedro Sánchez-Rajoy. Además, el debate se ubicará este día porque así lo ha dispuesto el PP, a pesar de las objeciones debidas a que horas antes se jugará el primer partido de la Selección Española en la Eurocopa de Fútbol, lo que podría distraer a la ciudadanía.
El que haya un único debate es un reto para los intervinientes, que se lo juegan todo a una carta, y eso les crispará inevitablemente. Cuando se programa una secuencia de dos o más debates, los debatientes siempre pueden enmendarse en la siguiente ocasión, y ello les ofrece un tranquilizador margen de seguridad. En este caso, quien se equivoque podría perder todas sus oportunidades. En todo caso, el PP ha impuesto que esta ceremonia tenga lugar al principio de la campaña, lo que le priva del dramatismo que tendría si estuviera en el último tramo, y no dejara posibilidad alguna de reacción a sus intervinientes.
En directo | Elecciones 2016 | PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos se preparan para el 26J
EL ÉNFASIS DE LA CAMPAÑA
Por lo demás, ha habido una voluntad general explícita de cargar sobre ese debate todo el énfasis de la campaña. Los partidos han anunciado relevantes recortes en sus programaciones electorales para cumplir con el deseo de austeridad que han expresado los ciudadanos en las encuestas, y han reconocido que la forma más práctica y barata de llegar a la opinión pública es a través del sistema mediático, en especial el audiovisual e Internet. Por ello, los expertos demógrafos y estudiosos de los procesos electorales han advertido lo mucho que se juegan los principales actores en este envite, que marcará decisivamente el proceso.
Lógicamente, los intereses de los cuatro partidos son diferentes y en ocasiones contrapuestos. El PP y el PSOE tienen que intentar recuperar las clientelas que lograron en 2011, como mínimo. El PP, además, ha de disuadir a sus antiguos votantes de la posibilidad de optar por Ciudadanos como destinatario sustituto de sus preferencias. El PSOE tiene que desmontar el proceso de suplantación a que lo está sometiendo ‘Unidos Podemos’, cuyo líder asegura haber ocupado ahora el espacio socialdemócrata. Ciudadanos deberá afianzar su posición transparente de centro-derecha para evitar los efectos del voto útil que beneficiarían al PP. Y Unidos Podemos deberá defenderse de las fundadas acusaciones de camaleonismo político que se dirigirán contra Iglesias, quien declara que “todas las ideas son bien venidas al gobierno del cambio” en un llamamiento populista que se tiñe de rosa socialdemócrata en un engañoso rapto esteticista.
La concentración de los grandes mensajes electorales en un único acto es poco clarificador ya que muy probablemente los cuatro intervinientes, conscientes de lo que está en juego, actuarán con grandes precauciones y sin espontaneidad alguna. Lo ideal sería que el debate se dispersara en le tiempo, a lo largo de la campaña, de forma que sus protagonistas no tuvieran más remedio que improvisar buena parte de sus intervenciones. Pero no parece que nuestros políticos estén dispuestos a semejan te esfuerzo, que además daría la medida de cada cual sin posibilidad de afeites ni disfraces.
Antonio Papell
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