"¡Estamos condenados! Pocas veces he visto un sentimiento de mercado tan malo"

Los expertos se preguntan cómo de cerca está la capitulación

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Bolsamania | 30 sep, 2022

Actualizado : 14:36

Las bolsas no paran de caer. Jornada tras jornada cierran en números rojos -especialmente en Europa- y, aunque hay días que lo intentan, el rebote no se materializa. ¿Por qué parece que las subidas no son ahora una opción? Básicamente, porque hay muchos problemas y porque éstos aumentan constantemente en lugar de disminuir.

La última crisis de Reino Unido -que ha llevado al desplome de la libra y a la intervención del Banco de Inglaterra- es uno más de los muchos capítulos negativos que se suceden sesión tras sesión. Un día la Reserva Federal (Fed) vuelve a subir tipos con agresividad y advierte de una recesión; al siguiente el euro marca mínimos de 20 años; al siguiente Vladimir Putin lanza una nueva amenaza o el Nord Stream vuelve a dar problemas; al siguiente el nuevo gobierno británico anuncia unas medidas que no convencen a nadie y que provocan una intensificación de la crisis del país...

Esto, desde el punto de vista macro. Empresarialmente, los expertos avisan de que los ajustes de beneficios están por llegar, mientras que ya van proliferando los sustos, como cuando FedEx anunció la retirada de previsiones para 2023 y fuertes recortes de costes o, justo este jueves, el comunicado de Siemens Gamesa planteando 2.900 despidos en todo el mundo, 475 de ellos en España.

El hecho de que el sentimiento de mercado sea ahora tan negativo lleva a algunos a pensar que el suelo podría estar ya cerca y que, por tanto, la recuperación también.

"Pocas veces he visto un sentimiento tan malo. ¡Estamos condenados, estamos condenados! Este parece ser el estado de ánimo que prevalece en los mercados. La buena noticia es que este es el tipo de cosas que necesitamos para llegar al momento de capitulación en el que todo el mundo tira la toalla y el mercado toca fondo", afirma Neil Wilson, director de análisis de Markets.com.

Sin embargo, como en todo, la cuestión es cuándo llegará ese esperado suelo. No parece que vaya a ser algo inminente, y los expertos prefieren emplazar al año que viene porque, en lo que queda de 2022, lo previsible son más subidas de tipos, más malos datos macro, aumento del riesgo de recesión y posibles nuevos sustos relacionados con Ucrania, el mercado energético, las empresas... A esto se suma el "ruido" añadido de las elecciones de EEUU de mitad de mandato (8 de noviembre), que habrá que ver qué novedades deparan.

En este sentido, Bankinter publicaba en la pasada jornada un informe en el que reconocía que esa capitulación, según sus estimaciones, se producirá entre diciembre de este año y febrero del que viene, "y no antes". Mientras tanto, aconseja irse "reposicionarse progresivamente" en bolsa tomando como referencia base el S&P500. En Europa, reconoce que aún no se han producido las "ineludibles" revisiones a la baja de estimaciones empresariales, por lo que las valoraciones resultan "imprecisas y exageradas".

"COMPLICADO QUE LOS REPUNTES SE CONSOLIDEN"

Mientras la inflación no dé señales de moderación, no se puede esperar que las bolsas suban de forma consistente. Esta parece ser una idea bastante generaliza que también defienden en Link Securities. "Hasta que la inflación muestre verdaderos síntomas de estar comenzando a remitir, es complicado que cualquier repunte de los mercados de renta fija y renta variable pueda consolidarse", comenta Juan José Fernández-Figares, director de análisis de la firma.

Fernández-Figares explica que, de cara a este viernes, y teniendo en cuenta los descensos que se han visto a lo largo de la semana, y que es la última sesión del tercer trimestre, con los intentos de 'maquillaje' por parte de los grandes inversores institucionales, igual se ve un rebote, aunque sería algo puntual.

En el mismo sentido opina Bankinter. Los rebotes que puedan darse en las bolsas, según el banco, "serán inconsistentes y desconfiables". "Sólo cuando la inflación remita y los bancos centrales rebajen su agresividad, insinuando cuándo podrían volver a bajar tipos, mejorará la situación. Sólo entonces, y siempre que las estimaciones macro y de resultados empresariales hayan dejado de revisarse a peor", afirma.

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